Si bien es cierto que Manuel Vilas había despertado con su narrativa muchísimo interés por parte de la crítica más arriesgada, es con España donde ya entendemos que hay un salto significativo. La mirada atenta de críticos como Vicente Luis Mora, la inclusión en antologías como Golpes, ficciones de la crueldad social (DVD, 2005) coordinada por Vicente Muñoz Álvarez y Eloy Fernández Porta y Mutantes: Narrativa española de última generación (Berenice, 2007) de Juan Francisco Ferré fueron pasos importantísimos para el conocimiento de muchos de lo que proponía Vilas y muchos otros autores, acerca de una narrativa que escapaba de las etiquetas más comerciales. Sobre esto, España y otras cosas, Manuel Vilas nos comenta.
—Cuéntanos cómo te preparas para escribir un poema, relato o novela. Cómo te inspiras previamente.
—No soy un profesional. No escribo durante mucho rato seguido. Necesito música para escribir. Y no cualquier música. Más o menos esta música: The Velvet Underground, Johnny Cash, The Who, Patti Smith, Lou Reed, Simon y Garfunkel, John Cale, Elvis Presley y Joy Division. A veces incluso Dylan.
—España es una novela que en cierta medida plantea la crisis de la novela en términos estructurales ¿Cómo fue ese proceso de postura narrativa?
—El mundo está fragmentado. La historia de mi vida no tiene unidad ni de acción ni de espacio ni de tiempo. El caos está muy bien. Me gusta el caos. Me ilusiona el caos. El orden es una ilusión política que el siglo XIX incorporó a la novela. Luego Kafka y Joyce ridiculizaron ese orden de la novela del XIX, y ahora a ver qué hacemos. Eso, a ver qué coño hacemos ahora.
—Las identidades se disuelven y los personajes abundan en Psicologías que constantemente nos interrogan sobre la situación del sujeto en Occidente ¿Cómo vislumbras el futuro de este sujeto?
—La identidad también es una ilusión política. Lo que tenemos son deseos y ganas de cumplir esos deseos a cualquier precio. Ya lo dijo Nietzsche, que era un destructor de las ilusiones políticas modernas. El problema es la alternativa a esas ilusiones.
—¿Cuál es tu opinión acerca de lo que se suele entender por escritura Política?
—En realidad yo he llegado a la escritura política a través de la parasicología y de un deseo salvaje de ser libre. Soy un poco medium: oigo a los muertos decirme que los engañaron. ¿Quién los engañó? Les digo que vean el programa de Iker Jiménez. Todo está en la tele. He visto cuarenta veces El Resplandor de Kubrick.
—Jordi Carrión en una entrevista te preguntaba por la vinculación de España con obras del presente histórico del panorama español. Ahora quisiera extender esa pregunta a la vinculación de España con obras del presente histórico de la narrativa en general.
—Tendríamos que hablar de Ballard, entonces, y de David Foster Wallace. Me gusta mucho el dossier que el número de enero de la revista “Quimera” le ha dedicado a Foster Wallace. Por otro lado, la obra de Fernández Mallo ha abierto el camino de la renovación de la narrativa española.
—Algunos de los personajes de España, como el científico de Universos Paralelos, el Víctor Manuel de La Muerte de Patti Smith el Filósofo de María o el curioso orador de Fidel, último discurso, son personajes que llegan al límite producto de la inmensidad de sus deseos para luego caer abandonados en el absurdo. ¿En que medida el humor es trascendental para tu escritura y que tipo de lecciones tecnológicas crees que podemos tomar de las situaciones absurdas?
—El humor es la sangre de la inteligencia. El humor es una batería que acaba desgarrándonos los oídos.
—Ahora hablando de poesía, durante un tiempo cercano en Zaragoza están apareciendo interesantes voces poéticas. ¿Podrías dar tu visión del actual panorama poético aragonés?
—Zaragoza está llena de poetas. He hecho dos antologías con las voces poéticas más significativas de la actualidad. Remito a esas antologías, allí salen todos los nombres, o casi todos, alguno me habré dejado, obviamente. La novedad es que ahora hay escritores latinoamericanos en Zaragoza, eso es nuevo y tremendamente fértil.
—Para finalizar, en Diciembre de 2009 estuviste en Chile en el encuentro internacional Chilepoesía. ¿Cómo viviste ese encuentro y que pudiste apreciar de la poesía latinoamericana?
—Latinoamérica es poesía en estado de explosión política. Va a haber un ciclón. Me gustan los ciclones. Ciclones humanos, quise decir. Me gusta Neruda. Mi poesía es una mezcla de Neruda con Joy Division. Está bien esa mezcla. Me gustó mucho la casa de Neruda en Isla Negra. En la casa se conservan los zapatos de Neruda. Estuve mirándolos un buen rato. Me entraron ganas de ponérmelos. Latinoamérica es el futuro.
—No soy un profesional. No escribo durante mucho rato seguido. Necesito música para escribir. Y no cualquier música. Más o menos esta música: The Velvet Underground, Johnny Cash, The Who, Patti Smith, Lou Reed, Simon y Garfunkel, John Cale, Elvis Presley y Joy Division. A veces incluso Dylan.
—España es una novela que en cierta medida plantea la crisis de la novela en términos estructurales ¿Cómo fue ese proceso de postura narrativa?
—El mundo está fragmentado. La historia de mi vida no tiene unidad ni de acción ni de espacio ni de tiempo. El caos está muy bien. Me gusta el caos. Me ilusiona el caos. El orden es una ilusión política que el siglo XIX incorporó a la novela. Luego Kafka y Joyce ridiculizaron ese orden de la novela del XIX, y ahora a ver qué hacemos. Eso, a ver qué coño hacemos ahora.
—Las identidades se disuelven y los personajes abundan en Psicologías que constantemente nos interrogan sobre la situación del sujeto en Occidente ¿Cómo vislumbras el futuro de este sujeto?
—La identidad también es una ilusión política. Lo que tenemos son deseos y ganas de cumplir esos deseos a cualquier precio. Ya lo dijo Nietzsche, que era un destructor de las ilusiones políticas modernas. El problema es la alternativa a esas ilusiones.
—¿Cuál es tu opinión acerca de lo que se suele entender por escritura Política?
—En realidad yo he llegado a la escritura política a través de la parasicología y de un deseo salvaje de ser libre. Soy un poco medium: oigo a los muertos decirme que los engañaron. ¿Quién los engañó? Les digo que vean el programa de Iker Jiménez. Todo está en la tele. He visto cuarenta veces El Resplandor de Kubrick.
—Jordi Carrión en una entrevista te preguntaba por la vinculación de España con obras del presente histórico del panorama español. Ahora quisiera extender esa pregunta a la vinculación de España con obras del presente histórico de la narrativa en general.
—Tendríamos que hablar de Ballard, entonces, y de David Foster Wallace. Me gusta mucho el dossier que el número de enero de la revista “Quimera” le ha dedicado a Foster Wallace. Por otro lado, la obra de Fernández Mallo ha abierto el camino de la renovación de la narrativa española.
—Algunos de los personajes de España, como el científico de Universos Paralelos, el Víctor Manuel de La Muerte de Patti Smith el Filósofo de María o el curioso orador de Fidel, último discurso, son personajes que llegan al límite producto de la inmensidad de sus deseos para luego caer abandonados en el absurdo. ¿En que medida el humor es trascendental para tu escritura y que tipo de lecciones tecnológicas crees que podemos tomar de las situaciones absurdas?
—El humor es la sangre de la inteligencia. El humor es una batería que acaba desgarrándonos los oídos.
—Ahora hablando de poesía, durante un tiempo cercano en Zaragoza están apareciendo interesantes voces poéticas. ¿Podrías dar tu visión del actual panorama poético aragonés?
—Zaragoza está llena de poetas. He hecho dos antologías con las voces poéticas más significativas de la actualidad. Remito a esas antologías, allí salen todos los nombres, o casi todos, alguno me habré dejado, obviamente. La novedad es que ahora hay escritores latinoamericanos en Zaragoza, eso es nuevo y tremendamente fértil.
—Para finalizar, en Diciembre de 2009 estuviste en Chile en el encuentro internacional Chilepoesía. ¿Cómo viviste ese encuentro y que pudiste apreciar de la poesía latinoamericana?
—Latinoamérica es poesía en estado de explosión política. Va a haber un ciclón. Me gustan los ciclones. Ciclones humanos, quise decir. Me gusta Neruda. Mi poesía es una mezcla de Neruda con Joy Division. Está bien esa mezcla. Me gustó mucho la casa de Neruda en Isla Negra. En la casa se conservan los zapatos de Neruda. Estuve mirándolos un buen rato. Me entraron ganas de ponérmelos. Latinoamérica es el futuro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario