tag:blogger.com,1999:blog-54692604366049534482024-03-13T04:09:06.487+01:00Solo con invitaciónUnknownnoreply@blogger.comBlogger54125tag:blogger.com,1999:blog-5469260436604953448.post-20723639474722782292017-06-16T00:01:00.000+02:002017-06-16T00:01:20.955+02:00Javier Sáez de Ibarra: «Si esperamos a que se hunda el capitalismo para tomarnos una cerveza, seguro que se nos calienta» <div style="text-align: justify;">
<b>Es difícil que te caiga mal alguien con quien, minuto y medio después de conocerlo, ya estás hablando de puros y patxaranes. Es lo que tiene que el autor y un servidor sean medio paisanos de una tierra que comienza la celebración de sus fiestas mayores con un muñeco que se convierte en humano. “Como Pinocho”, exclama Encarni, editora de Páginas de Espuma junto con Juan Casamayor. No es lo mismo, pero la comparación sirve para que la entrevista se demore más tiempo de lo previsto, a pesar de la insolente puntualidad de los trenes que regresan a Madrid desde Sevilla.</b>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGXgbWa43qpwCQ-8ZssvXwvYfmOy0qE4GNwWIW80V-0-KxMFrm4heKVjBJ7dLhjR6lPBPuvn-4ETWyVtlJXzbWARv7jd6auAlOso0THcyCcat6hEroNP1P-5Tq2RScM3YBsFr5081CVzYi/s1600/saez-de-ibarra-javier.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="533" data-original-width="800" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGXgbWa43qpwCQ-8ZssvXwvYfmOy0qE4GNwWIW80V-0-KxMFrm4heKVjBJ7dLhjR6lPBPuvn-4ETWyVtlJXzbWARv7jd6auAlOso0THcyCcat6hEroNP1P-5Tq2RScM3YBsFr5081CVzYi/s320/saez-de-ibarra-javier.jpg" width="320" /></a>—<b>Colegas de piso, parejas, padres e hijos, amigos… Todos en situaciones de precariedad laboral, de fracaso. Y en todos los cuentos sobrevuela la honestidad, el cariño, la solidaridad. Por su parte, el autor también imprime a cada una de las historias del libro una cuidada dosis de humor. ¿Son el amor y el humor los salvavidas a los que aferrarnos en esos tiempos convulsos que provoca la crisis?</b>
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<div style="text-align: justify;">
—Como mínimo, en un ochenta por ciento, sí. El amor nos salva siempre. Hace falta la lucha social para la mejora de esas condiciones, claro, porque si tienes un contrato precario o un sueldo con el que ni siquiera puedes vivir, al final el amor se resiente y el humor se convierte en mal humor. Por eso digo que no nos salva del todo. No me convence la idea del nido de amor como refugio de ese mundo horrible, no. Pero tampoco somos Superman y no creo que uno pueda estar luchando permanentemente. Incluso diría más: creo que el amor forma parte de la lucha.
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—<b>Un capítulo del libro, “La gran huelga”, está escrito a modo de diálogo entre varios compañeros y con frases muy cortas, como si fuera una conversación de Whatsapp o de mensajes de Twitter. Algunas de esas frases, permítame la licencia, funcionan de manera independiente como aforismos y a mí me han servido para convertirlas en preguntas.
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Por ejemplo: ¿”El que hace huelga siempre tiene razón”?</b>
</div>
<div style="text-align: justify;">
—Sí, siempre.
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<br /></div>
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—<b>También afirma: «El odio es lo más importante. El odio lúcido, no el personal». ¿Cuál es la diferencia?</b>
</div>
<div style="text-align: justify;">
—Por odio personal entiendo el enfado con alguien que me cae mal o me ha hecho una faena, porque no le puedo perdonar. En cualquier caso, creo que hay que superarlo. Y cuando hablo del odio lúcido… La palabra “odio” es muy fuerte, pero a lo que me refiero es a no olvidar las injusticias. No tanto que yo odie al señor que se aprovecha de los trabajadores o los explota, sino que no me puedo olvidar de lo que pasa. De ahí la lucidez: la conciencia de un mal más que un sentimiento destructor.
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<div style="text-align: justify;">
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<div style="text-align: justify;">
—«<b>La huelga es el tiempo que nos quitamos para brindárselo al futuro».</b>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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—(Sonríe) No lo había pensado, pero ahora que lo has leído sí que funciona como un aforismo… La huelga, claro, es el último recurso. Yo he hecho muchas huelgas, como profesor de instituto, y hay compañeros que no pero que luego se quejan de la ley tal, se quejan del futuro pero no se mueven. Piensan que la huelga no vale para nada más que para perder dinero. Bueno, sirve también para dar ejemplo de honestidad moral, incluso a los alumnos. En ese sentido, es una apuesta de futuro como forma de reivindicar que no nos rendimos.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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—«<b>Todo el que hace huelga tiene razón. Siempre. Pero la razón no mueve el mundo. Sino lo contrario». ¿Es esto una crítica a la razón pura, señor Kant?...</b>
</div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>Weber</b> habla de la razón que mueve el mundo, que es una razón económica. La racionalidad al servicio de la economía. Si yo trabajo pero no gano lo suficiente para vivir, eso no es razonable. Si tenemos un servicio productivo que provoca el calentamiento del planeta, eso no es razonable. Si yo antes me podía bañar en un río y ahora no porque está contaminado, eso no es razonable. Es lo contrario de la razón: la irracionalidad.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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—<b>Y al final de ese intercambio de diálogos en el relato, concluye usted: «Y luego, irse a tomar una cerveza»…</b>
</div>
<div style="text-align: justify;">
—Claro. Si esperamos a que se hunda el capitalismo para tomarnos una cerveza, seguro que se nos calienta. Habremos perdido la vida. Sabemos que nuestra resistencia y nuestra capacidad de lucha son limitadas. Esto puede sonar derrotista, pero creo que es sensato. Por eso no debemos abandonar ni a los amigos ni la lucha.
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>El libro cierra con una tercera parte, un capítulo único titulado “Cuento capitalismo”. ¿Es el capitalismo el gran cuento chino que nos han contado?</b>
</div>
<div style="text-align: justify;">
—Obviamente, sí. Lo que pasa es que es un cuento muy bien contado y muy bien impuesto. Cuando la gente pronuncia la famosa frase “Esto es lo que hay”, eso es un cuento. Lo que hay son muchas más cosas. Hay que superar el cuento para ver lo que de engaño hay ahí. Por eso este cuento está puesto en el libro en último lugar. Es la teoría que enmarca la realidad y que permite situarla y comprenderla. No se trata sólo de quejarse, sino de averiguar el por qué, la lógica que hay detrás de la protesta.
</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5469260436604953448.post-61321816234555081212017-01-23T00:01:00.000+01:002017-01-23T00:01:15.205+01:00Fernando Sánchez Calvo: "Una cosa es ser sentimental y otra un llorón literario"<div style="text-align: justify;">
<b>Llega a nuestras manos la primera novela de Fernando Sánchez Calvo, <i>De la vida vulgar</i> (Triskel Ediciones, 2016); donde volvemos a encontrar la voz singular de este autor madrileño, así como buena parte de los temas que le son tan caros. Una vez más, y ya van dos, desde este blog, le agradecemos que nos dedicara un poco de su tiempo para responder a este breve cuestionario.</b>
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<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>Esta novela, De la vida vulgar, supone su primera incursión en este género narrativo. ¿Se ha sentido más cómodo, ha disfrutado más con ella que con los cuentos?</b>
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<div style="text-align: justify;">
—Se puede decir que he disfrutado de la incomodidad de la primera vez. Más habituado al cuento, cuya estructura y trabajo es más implosivo, parecido a un poema, me he deleitado con el “dulce sufrimiento” que supone enfrentarte a un técnica, una extensión, que en principio no dominabas. Aun así, tenía la estructura de ésta ya trazada, lo cual ayuda, y mucho. No es que el cuento no necesite una planificación, pero con que te ronde diez días por la mente es suficiente. En cambio, en la novela me he tenido que poner a dibujar, como si fuera un arquitecto, la estructura previamente.
</div>
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<div style="text-align: justify;">
—<b>Y al igual que en sus cuentos, la familia, con todos sus secretos y sus miserias propias, vuelve a ser clave. ¿Es la familia una fuente inagotable de inspiración?</b>
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<div style="text-align: justify;">
—La familia nunca se agotará. Por lo menos en mi caso. Los padres y los hijos existirán siempre, y en la literatura también.
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<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>El protagonista de la novela es un personaje despreciable, odioso. ¿Cuál es el motivo para darle ese rol central?</b>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<div style="text-align: justify;">
—El motivo es indagar en un concepto que ya se inventó en el siglo XX: el antihéroe. Dado que el tema central, en mi opinión, de la novela, es la incapacidad del ser humano para superar la muerte de los seres queridos, tenía el deber moralmente literario de perfilar un carácter destructivo, misántropo, que no estuviera a la altura de su familia.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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—<b>¿Usted odia a Daniel, el protagonista de la novela?</b>
</div>
<div style="text-align: justify;">
—Si existiera, no me caería en gracia, pero más que odiarlo lo compadecería. En esta vida, y en la otra, en la ficticia, me producen hilaridad las personas que vuelcan sus problemas sentimentales o de cualquier otra índole en los demás. Son tan ridículos y esperpénticos que, vistos desde la distancia, me divierten.
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<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>Muchas mujeres rodean al protagonista, y ninguna puede salvarlo de su destino. Estos personajes femeninos aparentemente secundarios, ¿lo son en realidad?</b>
</div>
<div style="text-align: justify;">
—No son secundarios. Sí en su individualidad dado que cada una de ellas por sí sola no aparece ni una décima parte de las páginas que aparece Dani. Pero yo prefiero concebirlas a todas como distintos tentáculos de un pulpo, es decir, distintas caras pertenecientes a un ente común que, como usted dice, por mucho que lo intentan no pueden salvar a Dani. Cuando el ser humano se obceca ridículamente en no querer superar las tragedias, ni la mejor de las voluntades puede convencerlo de lo contrario. Querer fracasar es muy fácil, y vende mucho. En el fondo Dani imposta su tragedia.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>Sabemos que autor y narrador son individuos distintos. Aun así, ¿teme las comparaciones? ¿Le asusta que alguien trate de buscar similitudes donde no las hay?</b>
</div>
<div style="text-align: justify;">
—Siempre me ocurrió y lo tengo merecido. Intento reproducir ambientes que viví o vi porque escribo más convencido y me sueno más natural si por lo menos domino el vocabulario o sensaciones de algo de lo que fui testigo o protagonista, pero yo no soy Dani. Y si lo soy, todos los que hemos perdido o perderemos a nuestro padre somos Dani. Puede parecer pretencioso, pero yo supero de manera más honesta que mi personaje las pequeñas y grandes tragedias domésticas.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>Una vez más, como en toda su narrativa, el sentido del humor es pieza fundamental. Cuéntenos más.</b>
</div>
<div style="text-align: justify;">
—El humor dignifica el llanto y nos salva de una literatura sensiblera que no aporta nada nunca. En ese sentido nuestra cultura, la española, lo ha hecho muy bien siempre. Desde <b>Quevedo</b> con su Buscón hasta <b>Javier Marías</b>. Una cosa es ser sentimental y otra un llorón literario. Lo último que se puede ser en esta vida y literatura. Además, el humor nos da otra perspectiva, poliédrica si se quiere, de los personajes, porque ellos pueden estar diciendo algo y tú ves luego como lector que hacen otra cosa, y eso, francamente, es muy divertido. La contradicción es divertidísima.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>Y una vez más también, el teatro: referencias a su querido Valle-Inclán, una obra de teatro dentro de la novela, la importancia de los diálogos. ¿Hasta qué punto permite que el teatro se cuele en su narrativa?</b>
</div>
<div style="text-align: justify;">
—En esta novela es un capítulo, en mi opinión, bien utilizado, dado que es un enfrentamiento potente entre Dani y su familia al modo del más puro western. De ahí que el drama vivido y escrito por el protagonista se titule Sin perdón. Si lo utilizaré más veces, no lo sé. Me encanta romper las formas, pero deben estar justificadas con lo que ocurre en la novela.
</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>El protagonista busca la huida, su salvación a través de la literatura y de las palabras. A él no parece que puedan salvarlo. ¿Nos servirán a nosotros?</b>
</div>
<div style="text-align: justify;">
—Si no nos sirven, si no nos redimen, por lo menos nos aliviarán.
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<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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—<b>Por último, varias preguntas extraídas del primer párrafo de su novela: ¿quién decide?, ¿quién hace saber?, ¿quién calla después? A usted le dejo el contexto de la respuesta.</b>
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<div style="text-align: justify;">
—Decide siempre la otra o el otro. Lo hace saber el mismo que decide. Calla quien tiene más dignidad y sentido del ridículo y la discreción. El contexto, que lo pongan los lectores cuando disfruten (o no) de la novela.
</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5469260436604953448.post-30203594817291223352016-10-17T00:02:00.000+02:002016-10-17T00:02:01.413+02:00Flavia Company: «Haru somos todos»<div style="text-align: justify;">
<b>En japonés, Haru significa “Primavera”. Sin embargo, la novela refleja el ciclo vital de una persona, con sus primaveras pero también con sus inviernos…</b>
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<div style="text-align: justify;">
Haru se llama así porque lo importante de su trayectoria es el fruto obtenido tras plantar la semilla y regar la tierra y esperar los ciclos necesarios para que lo sembrado florezca. Quizás demasiado a menudo relacionamos primavera con juventud y madurez con otoño o vejez con invierno. Pero, ¿cuál es la verdadera primavera? ¿No deberíamos verla allí donde nace o brota al fin aquello que brilla por su esencia? ¿Y puede llegarse a lo esencial antes de hacer el camino?
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<div style="text-align: justify;">
Haru somos todos. Podríamos decir que he procurado reunir en su camino aquello que nos identifica, nos une, nos iguala, nos despoja de adornos, nos aleja de imágenes. Haru se enfrenta al orgullo, al miedo, a la soberbia, a la impaciencia. Al dolor, al desconcierto, a la ambición, a la rebeldía. Al odio, al amor, a la indiferencia. Vicisitudes que, en uno u otro momento, todos conocemos. Nuestras vidas son todas iguales. Lo único que cambia es el orden en que experimentamos las distintas vicisitudes a las que debemos enfrentarnos.
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<div style="text-align: justify;">
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<b>Una de las lecturas de <i>Haru</i> es la del aprendizaje continuo y constante. En ese sentido, supone un gran homenaje al maestro, una figura que, entiendo, va mucho más allá de lo que implica el término “profesor”.</b>
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<div style="text-align: justify;">
Es esta una novela de amor por los maestros, sí, por el aprendizaje, por la transmisión de conocimientos. Por el esfuerzo, que en mi opinión es un sinónimo de cultura. <b><i>Haru</i></b> rinde homenaje a las personas que prefieren enseñarnos antes que complacernos y complacerse. A las personas que comprenden la importancia del compromiso y de la disciplina. A quienes entienden la cultura y la educación como la verdadera manera de ser conscientes de nuestra identidad, de elegir, de ser libres.
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<br /></div>
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<b>En el texto hay ocasiones en las que un simple salto de párrafo supone un salto temporal de tres meses y la historia sigue fluyendo con total normalidad. ¿Cómo se consigue ese lenguaje, ese clima?</b>
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El espacio es el tiempo. Si comprendes la importancia del espacio, dominas la sensación del tiempo. Aquí es ahora, si entiendes lo que es aquí. Por esta razón el tratamiento temporal de la novela resulta singular y deja en los lectores y lectoras una sensación, según me comentan, de dilatación temporal. Quizás por ello hacen después tan suya la frase que aparece en la cubierta primero y en la novela después: Cada día es una vida entera.
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<div style="text-align: justify;">
<b>El libro está plagado de sentencias, como ese «Cada día es una vida entera» que menciona, que en otros libros funcionarían como respuestas a problemas concretos mientras que en <i>Haru </i>más parecen preguntas e invitaciones a la reflexión por parte del lector</b>…
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<div style="text-align: justify;">
Las reflexiones a las que llevan las distintas situaciones que se desarrollan en <b><i>Haru</i></b> son inevitables, como el disparo de la flecha que surge del arco bien tensado y del arquero en la posición correcta. No son buscadas. Son encontradas. Surgen en el camino del acontecimiento, de la historia que se cuenta, que no podría ser contada de otra manera. Forman parte de la historia. Son la historia.
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<br /></div>
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<b>La novela no se desarrolla es un escenario temporal concreto (puede ser el siglo XIX, puede ser la actualidad) pero parece claro que sólo podría desarrollarse en Oriente. ¿Nos queda a los occidentales mucho por aprender de toda esa filosofía o ese modus vivendi oriental que plasma en la novela?</b>
</div>
<div style="text-align: justify;">
A todos los seres humanos nos queda lo mismo por aprender: que la identidad nada tiene que ver con la identificación. Que mientras la identificación con el grupo es intercambiable, la identidad es propia y no puede canjearse. Que la identificación con lo propio es el verdadero nudo que debemos deshacer para fluir: familia, patria, religión. Club, etiqueta, estatus. No constituyen una identidad. No construyen: excluyen. ¿Es error exclusivo de los occidentales? No. ¿Por qué entonces he situado la novela en Oriente? Porque orientales somos todos. Todos somos todo. Todos somos uno.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Sé que ya ha recibido una propuesta para llevar al cine </b><i><b>Haru</b></i><b>, sé que no ve esa opción como algo descartable pero también sé que le gustaría que el director de la película fuera oriental. ¿Conoce a Hiroyuki Morita? Trabajó con Kurosawa y una de sus películas como animador se titula, precisamente, Haru en el reino de los gatos…</b>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<b><i>Haru en el reino de los gatos</i></b> en una película de animación, ¿verdad? ¿No tendrás por casualidad el teléfono de <b>Ang Lee</b>? (Risas) Si <b><i>Haru</i></b> llega al cine será de un modo en que se respete su calma, su filosofía y sus principios. Sea como fuere, mi deseo es que llegue antes a sus lectores y lectoras. Y puesto que </div>
Haru somos todos, los lectores y lectoras son todos también.
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5469260436604953448.post-45737680682463393772016-06-06T00:02:00.000+02:002016-06-06T00:02:00.923+02:00Fernando García Calvo: «Cualquiera de nosotros es más interesante como personaje que como ente real»<!--[if gte mso 9]><xml>
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<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<b>El
segundo libro recopilatorio de cuentos de Fernando Sánchez Calvo, <i>Los nombres propios de la pared</i> (Bohodón Ediciones, 2016), nos sirve de excusa y motivo
para entrevistar a este autor curtido en el mundo del teatro. La voz, honesta y
comprometida, de este narrador pide la palabra, con sinceridad y sin
solemnidad, y la pide para hacer buen uso y quedarse entre nosotros. Desde este
blog, le agradecemos que nos dedicara un poco de su tiempo para responder a
este breve cuestionario.</b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<b>—Ha transcurrido casi una década desde su primera publicación narrativa. ¿Este
silencio ha sido voluntario, obligado, pactado a medias por las circunstancias?
Cuéntenos un poco. </b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span style="mso-bidi-font-weight: bold;">—En silencio, lo que se dice en silencio, no
he estado. He seguido escribiendo y<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>leyendo cuentos, relatos, para cafés, librerías, bibliotecas. De hecho <i><b>Los nombres propios de la pared</b></i> es un recopilatorio de toda la producción
narrativa “oral” de estos años.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Sí es
cierto que he puesto un pelín (sólo un pelín) los cuernos a la narrativa con el
teatro, terreno en el que he volcado mis últimas creaciones con dos comedias, <b><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Homeless</i></b> y <b><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cárnica</i></b>. En cuanto al difícil mundo de la publicación, en los años
más duros de la crisis económica (que arrasó literalmente con muchas
editoriales pequeñas) estuve a punto de publicar cinco veces con cinco
editoriales distintas la que a día de hoy es todavía mi primera novela, <b><i style="mso-bidi-font-style: normal;">De la vida vulgar</i></b>, pero todas quebraron.
Es una novela maldita. Parece que por fin va a ser publicada próximamente, pero
si yo fuera la editorial no me fiaría. Corre un bulo ya sobre mí y es el
siguiente: editorial que frecuento, editorial que cierra.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgnABTRlHzhVu4GVXAoVgwMIl4e9EtCNgE2Q49-iH_jGe97pWmBFblMx6uOBxD_ThxeiIJZe0511mLrqhWj3dnPJoYiW4qp6m4IFub_gHsKG6462y-C5Z5vW9w_j-p3yxPIvC5i9LeFkK3C/s1600/FERNANDO+S%25C3%2581NCHEZ+CALVO+FOTO.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgnABTRlHzhVu4GVXAoVgwMIl4e9EtCNgE2Q49-iH_jGe97pWmBFblMx6uOBxD_ThxeiIJZe0511mLrqhWj3dnPJoYiW4qp6m4IFub_gHsKG6462y-C5Z5vW9w_j-p3yxPIvC5i9LeFkK3C/s320/FERNANDO+S%25C3%2581NCHEZ+CALVO+FOTO.jpg" width="319" /></a><b><span style="mso-bidi-font-weight: bold;">—</span>El libro se divide en tres secciones perfectamente delimitadas. ¿A qué se debe
esta demarcación?</b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span style="mso-bidi-font-weight: bold;">—Se debe al juego o experimentación al que me
he sometido durante toda mi vida: buscar un equilibrio entre la emoción y el
intelecto (esto es muy del 27). En <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dale
calor al frío</i> procuro empatizar con el lector desde el punto de vista del
“corazón”, si se quiere explicar así: pretendo que los avatares por los que
pasan los personajes “afecten”, en el sentido literal de la palabra: En <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Dale frío al calor,</i> por el contrario,
pretendo analizar con frialdad, distancia y humor negro las miserias que rodean
a cualquier hombre vulgar como yo. Por eso la primera parte es más narrativa y
la segunda más ensayística.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<b><span style="mso-bidi-font-weight: bold;">—</span>¿Por qué acabar con la sección dedicada a la voz?</b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span style="mso-bidi-font-weight: bold;">—Porque todos los relatos de este libro
nacieron y crecieron para leerse en voz alta, algo que hemos perdido: la
capacidad para “contar”. El lector moderno es listo, experimentado, hábil,
profundo, pero solitario. Lee para sí mismo, y eso está bien para la novela,
pero géneros como el del relato creo que pueden y deben, dada su brevedad,
acercarse desde la voz alta. Se ganan muchos matices en este tipo de lectura.
De hecho, yo tengo más seguidores como narrador oral que como escritor. Hay
gente que tiene mis dos libros de relatos en la biblioteca de su casa, pero
reconocen que no los leen, que prefieren esperar a que yo prepare algún recital
en cualquier bar, librería o café. Y así, con un vino y un relato, nos
acompañamos todos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<b><span style="mso-bidi-font-weight: bold;">—</span>Siempre hay favoritismos, también en literatura: ¿cuál de estos cuentos figura
entre sus preferidos, entre ésos que le son más queridos?</b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span style="mso-bidi-font-weight: bold;">—El último, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Para decir en voz alta</i>. Yo creo que no volveré a escribir nada así.
No digo que sea lo mejor que he escrito, pero sí lo más auténtico, lo que más
me resume. Resume mis nostalgias, resume mi infancia y la de muchos de mi
generación. Lo que he perdido. Lo que no quiero perder. Lo que no me gusta de
los nuevos tiempos. Pero sin sentimentalismos, con humor: la mejor de todas las
herramientas de la literatura y de la vida, en mi opinión.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<b><span style="mso-bidi-font-weight: bold;">—</span>En algunos de los cuentos hay veladas o explícitas referencias a la familia,
tanto figurada como real. ¿Catarsis o evocación?</b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span style="mso-bidi-font-weight: bold;">—La familia es el mayor manantial de ideas de
la literatura y del arte en general. Si citáramos las hipotéticas cien mejores
obras de la historia, en el noventa por ciento de los casos el germen nace en
los padres, maridos, hermanos, primas... Estoy hablando de <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><b>La caída de los cuerpos</b>, <b>Cien años de soledad</b>, <b>Agosto</b>, <b>Los soprano</b>,
<b>Breaking Bad</b></i>. En mi caso siempre he tenido presente a la familia. Tengo una
comedia, <b><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Cárnica</i></b>, varios cuentos de
mi primer libro con El Gaviero Ediciones, <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><b>Muertes
de andar por casa</b>,</i><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>y alguno de este
último recopilatorio (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Adán y Abel</i>)
que hacen referencia directa a la profesión de mis padres y hermanos. Eso sí:
hasta ahí llega la influencia. Mis mundos infantiles y juveniles me sirven
literariamente como marcos, como ambientes. Después, llega la ficción y no
puede ser de otra manera. No tiene sentido que hable de la vida de mi hermano
como carnicero. ¿Por qué? Porque parafraseando a César Vallejo, «el hombre es
triste, tose, lo único que hace es componerse de días, es lóbrego mamífero y se
peina». Vamos: que la vida de mi hermano, y la mía, e incluso la de un
trotamundos, es mediocre y vulgar a fuerza de repeticiones diarias, odiosas y
manidas. Sólo el arte, con la ficción, nos convierte en más interesantes. Cualquiera
de nosotros es más interesante como personaje que como ente real.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<b><span style="mso-bidi-font-weight: bold;">—</span>Y también podemos ver algo de crítica social. ¿Cuál es su visión a este
respecto?</b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span style="mso-bidi-font-weight: bold;">—Que sí, que es evidente que algo de ello hay,
pero no una crítica social directa hacia cuestiones políticas, económicas, etc.
Más bien se esconde una crítica hacia cómo resolvemos las personas dichas
situaciones. Me interesa más leer cómo se descompone una pareja que atraviesa
por apuros económicos que decir que todo esto pasa por culpa del político de turno,
que en parte es verdad, pero para dicha crítica explícita hay otros géneros. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<b><span style="mso-bidi-font-weight: bold;">—</span>El sentido del humor es importante, o así lo parece. ¿Ha querido resaltar este
aspecto o simplemente ha surgido a través del propio proceso de escritura?</b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span style="mso-bidi-font-weight: bold;">—El humor lo es todo. El humor surge. Es más:
todo surge gracias al humor, la única herramienta de la que dispongo para no
cabrearme ante situaciones injustas. Por ejemplo, el primer cuento de este
recopilatorio, <b><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Los nombres propios de la
pared</i></b>, que además da nombre al libro, nace de una experiencia real. Me
acababa de independizar con veintiocho años y mis nuevos vecinos no me
hablaban, me temían sin razón alguna. Por lo visto los antiguos inquilinos de
mi piso no habían sido muy cívicos y esto predispuso a muchos vecinos en mi
contra. Creían que iba a ser igual (fiestas en casa, ruidos, etc). Esta
conducta duró un año y se manifestó de la siguiente manera: no coincidían
adrede conmigo en el ascensor, si salíamos a la vez de casa ellos esperaban
tras la mirilla de su puerta a que yo bajara primero las escaleras, me echaban
en cara cosas tan absurdas como el dejar abierta la entrada del portal. ¿Qué
hice yo? Empecé a vengarme e introduje notitas anónimas dentro de sus buzones
donde los alentaba a que tuviéramos una relación cordial. Las notas rezaban,
por ejemplo, así: “El ascensor sube siempre al sexto cielo” (vivíamos en el
sexto ambos) o “<span style="mso-bidi-font-style: italic;">Juntos podemos
intentarlo</span>”. Fueron tan aburridos que ni siquiera contestaron a la nota
aunque fuera con un mensaje general para el bloque. A partir de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>esta anécdota, escribí el argumento del
cuento: la historia de un tipo que espía a sus vecinos a través de la pared
para poder conocerlos mejor.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br />
<b><span style="mso-bidi-font-weight: bold;">—</span>Pregunta quizá típica pero también obligada: ¿cuáles son sus autores de
referencia y de cabecera?</b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span style="mso-bidi-font-weight: bold;">—El primero, <b>Ramón María del Valle-Inclán</b>.
Creo que inventó un nuevo “ojo” con el que mirar las cosas y la vida. El
“esperpento” es el mejor invento estilístico de los últimos cien años. Ser
capaz de reírse incluso de la muerte sólo está a la altura de los genios.
Otros, narradores de pura cepa si se admite el término, <b>Roberto Bolaño</b>, y por
supuesto <b>Cortázar</b>, <b>Joyce</b>, <b>Faulkner</b>. Con estos, quién va a fallar, ¿verdad?
Luego, admiro a muchos autores jóvenes de este tiempo. <b>Maximiliano Barrientos</b>,
<b>Yuri Herrera</b>, <b>Samanta Schweblin</b>. Y aunque no la escribo, soy un amante de la
poesía: <b>Claudio Rodríguez</b>, <b>Nicanor Parra</b> y siempre, siempre, el gran <b>César
Vallejo</b>.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFYvMY62GCBKhbMvj2BycW0FRibNWx4KrnnI5mywg-jWWBApfEJWKBxhQcWR47MVZBEA4m5dGnfVl2rQZKuNTT2-rf7pUW7LQAvOnks0SQ0kS95PMj6hV9uHrSAwF9VW1_ypLnqH1p4bya/s1600/20160316_123141.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFYvMY62GCBKhbMvj2BycW0FRibNWx4KrnnI5mywg-jWWBApfEJWKBxhQcWR47MVZBEA4m5dGnfVl2rQZKuNTT2-rf7pUW7LQAvOnks0SQ0kS95PMj6hV9uHrSAwF9VW1_ypLnqH1p4bya/s400/20160316_123141.jpg" width="400" /></a><b><span style="mso-bidi-font-weight: bold;">—</span>Usted se ha dedicado y se dedica también al mundo de las tablas. ¿De qué manera
ha influido esta otra faceta en la escritura de estos cuentos?</b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span style="mso-bidi-font-weight: bold;">—No puedo decir que se hayan influido o
retroalimentado, sino que ambas son caras distintas de la misma moneda. Me
explico. Yo nací y crecí organizando teatrillos en mi casa. Pero yo también
nací y crecí escuchando muchas voces en voz alta. Ayudaba a mi padre en la
carnicería y por mis oídos pasaban a diario miles de conversaciones de
clientas, réplicas ingeniosas, maldades, exabruptos, etc. También ha tenido
mucha presencia en mí la vida de los pueblos, mi pueblo concretamente,
Navarrevisca, que como tantos municipios de la sierra están construidos a base
de voces, de saludos sonoros, de gente entrando y saliendo de las casas no ya
de los familiares, sino de los propios vecinos. Y en casa, merendaba, hacía los
deberes, jugaba, siempre con la compañía de la radio como telón de fondo. Con
esta infancia, evidentemente, cuando empecé a escribir, a actuar o incluso a
dirigir, para lo que más predisposición y talento tenía era para el diálogo
natural y simple, algo (por cierto) nada sencillo. Por eso escribo teatro y por
eso mis relatos son tan “orales”. Pero el mérito no es mío: el mérito es de mi
madre, de mis hermanos, de mi familia, de la montaña, de la radio, de las
señoras que discutían en la carnicería de mi padre por ver quién de las dos
había pedido la vez primero. Y yo todo esto siempre lo observé como un
espectador: siempre me gustó ver, incluso la vida, como una obra de teatro con
sus clímax y anticlímax.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<b><span style="mso-bidi-font-weight: bold;">—</span>Para acabar, y si me permite el símil cinematográfico, usted ha realizado ya
dos cortos: ¿para cuándo el paso al largo? ¿Lo tiene previsto?</b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span style="mso-bidi-font-weight: bold;">—Como dije antes, lo tengo previsto, si hay
suerte, para finales de este mismo año o principios del siguiente.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> <b>De la vida vulgar</b> </i>es una novela breve que
nace a partir de un hecho doloroso: la muerte del padre. A partir de ahí, y de
nuevo con el humor como ingrediente fundamental, el protagonista intenta
afrontar dicho episodio de la manera menos digna posible. Es una novela muy
experimental, heredera de la vanguardia. Para mí, la forma es más importante
que el propio contenido. De hecho, la forma es contenido. No hay muchas cosas
nuevas que contar, pero sí nuevas maneras de contarlo. Si todo va bien, se
podrá leer pronto. Estoy reescribiendo algunos pasajes que no me convencen. La
novela se escribió hace ya cinco años y el estilo, como uno mismo, va
cambiando.</span></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5469260436604953448.post-61536048476635140582016-05-13T00:02:00.000+02:002016-05-13T00:02:00.844+02:00Felipe R. Navarro: «No entiendo lo del sufrimiento escribiendo»<div style="text-align: justify;">
<b>Quince años después de su libro de relatos <i>Las esperas</i> (Ed. Renacimiento, 2000), el autor malagueño Felipe R. Navarro reúne una nueva colección de cuentos bajo el título <i>Hombres felices</i>.
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1soB2J_mmX_NBIO0-dy0ZHQlvPz59wTBHnksYH6N35W7D-mNK-Fea1ZOf8imiXvfb4Ogy2anXBixYAW2mjO9uBVQUPrAQqSGbZDo3bitxWzmQBCr6wyqxTJAEc_WATjoUd65zybi7xqew/s1600/160318+Felipe+R+Navarro+2.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1soB2J_mmX_NBIO0-dy0ZHQlvPz59wTBHnksYH6N35W7D-mNK-Fea1ZOf8imiXvfb4Ogy2anXBixYAW2mjO9uBVQUPrAQqSGbZDo3bitxWzmQBCr6wyqxTJAEc_WATjoUd65zybi7xqew/s320/160318+Felipe+R+Navarro+2.jpg" width="241" /></a>—<b>Hizo usted literalidad del título de su primer libro y las esperas han durado quince años. ¿Por qué tanto?</b>
</div>
<div style="text-align: justify;">
—Los nombres son importantes, se dice en <i><b>El Quijote</b></i>. La elección del nombre define… La verdad es que en un momento de mi vida tomé una decisión personal y aparté la literatura de mi lado. Pero como soy abogado y los abogados somos gente poco honrada, he vuelto a las andadas. Empecé de nuevo de manera un tanto casual, escribiendo notas en borrador, en Facebook… Mi hermano me animó a crear un blog y a los dos meses me di cuenta de que se me estaban montando una serie de textos que no tenían nada que ver con lo que yo pretendía (puro entretenimiento) pero que estaban explicando una cosa. A partir de ahí, lo tomé en serio y me propuse ver hasta dónde podían dar de sí. Fue una decisión consciente el dejar la literatura y una decisión casi inconsciente el retomarla.
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<div style="text-align: justify;">
—<b>Sin destripar el contenido del libro, quizás sí se pueda decir que la rotundidad del título no se corresponde exactamente con lo que uno va a encontrarse en el interior. Es verdad que hay hombres felices pero también hay otros que no lo son tanto… ¿Cómo llega a ese título?
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
—Hay una cita de <b>Tawfiq Al-Hakin</b> que descubrí en 2003 y que dice: «El que tiene una vida feliz no la escribe y se dedica a vivirla». Me pareció muy potente y creé una carpeta que se llamó “Hombres felices”. Años después, cuando me pongo a montar el blog, recupero ese título y, cuando recopilo los textos que en él he estado escribiendo, veo que responden a esa idea. De alguna manera, todo lo que estaba haciendo había saltado hacia atrás en el tiempo y se estaba encajando en esa idea. Efectivamente, es un título engañoso porque no es un libro sobre la felicidad. Si me apuras, es casi sobre todo lo contrario. Pero sí es cierto que hay gente feliz, que en un momento descubren esa iluminación, esa epifanía y, además, en situaciones ordinarias, corrientes.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>Y todo eso lo hace en una sucesión de relatos muy cortos. Sin embargo, llama la atención uno, mucho más extenso que los demás, y que ni siquiera lo protagoniza un hombre feliz, sino una mujer, no precisamente muy feliz por las circunstancias en las que vive. Creo que ese relato explica muchas cosas de usted como autor, de la estructura y justificación del libro. Llama también mucho la atención la figura del narrador, que aparece también como protagonista. ¿Puede ser él, en este caso, el hombre feliz?</b>
</div>
<div style="text-align: justify;">
—No sé si es feliz, lo que sí es muy honesto contando lo que está contando ahí. Es el último cuento que se incorpora al libro. Yo llevaba mucho tiempo dándole vueltas a qué podía incluir para que se activase todo el mecanismo. Me costó mucho porque, de las tres capas de reflexión que contiene el relato, era muy sencilla la primera, relativamente sencilla también la segunda pero la tercera, que era que el narrador estuviera ahí y se adueñara del cuento, me interesaba muchísimo. Cuando lo terminé me di cuenta de que el cuento actuaba como presentación y casi como resumen de todo el libro.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>En ese cuento hay varias frases que podrían definir su forma de enfrentarse a sus relatos. Hay una que me ha llamado mucho la atención y que dice: «Para sobrevivir nos construimos como metáforas». ¿Necesitamos disfrazarnos, engañarnos, para ser felices?
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
—Sí que necesitamos determinados escudos. En ese sentido, ese convertirnos nosotros en metáfora o en parte de un relato, me parece necesario. Es una de las pocas herramientas que tenemos para, al menos, ponernos al comienzo del camino. Organizamos nuestra vida a base de imágenes que están destinadas al otro siempre, de forma permanente. Y eso para mí es construirse como metáfora. Permanentemente estamos sometidos a construcciones narrativas aunque no lo sintamos, es algo natural.
</div>
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<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-RgrC6k6s_d6QPLdNlzvstk7ERh-3y4Mu9vzaTu_TS7ki10DZs700Rx1PEPZ9HweDasNOo6zMztFBzNUpR_yVTOtSn934aU0nk-HeKp29hjm30feTy89Y33Uzz2Cd9hf2LGVEEYByyq0U/s1600/160318+Felipe+R+Navarro+1.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="211" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-RgrC6k6s_d6QPLdNlzvstk7ERh-3y4Mu9vzaTu_TS7ki10DZs700Rx1PEPZ9HweDasNOo6zMztFBzNUpR_yVTOtSn934aU0nk-HeKp29hjm30feTy89Y33Uzz2Cd9hf2LGVEEYByyq0U/s320/160318+Felipe+R+Navarro+1.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>En el relato <i>El modelo</i> todo gira en torno a un cuadro de Edward Hopper. Y lo que he visto en sus relatos es eso, cuadros de Hopper, No hay una narración lineal al estilo clásico (presentación-nudo-desenlace) sino que presenta y desarrolla un escenario o un momento puntual de la vida de los personajes. ¿Era su intención hacerlo así?</b>
</div>
<div style="text-align: justify;">
—Sí. He huido de manera deliberada del planteamiento clásico, porque hay una idea que desde hace mucho tiempo me da vueltas y que tiene que ver casi con el teatro. Me interesa mucho conocer cómo uno se desenvuelve en una escena concreta, más allá de la historia completa. Ahí no hay nudo, no hay desenlace. Me interesa el momento concreto. Lo que suceda después no me importa, no me interesa cómo se resuelvan las historias, porque no dependen solamente de uno mismo, porque no somos los únicos que intervenimos en la historia. Y eso excluye someterse a la estructura clásica del cuento calderoniano.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>El hecho de escribir le produce felicidad o es, como sostienen algunos autores, un tormento, un dolor?
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>Murakami</b>, en su libro <i><b>De qué hablo cuando hablo de correr</b></i> dice que el dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional. Yo, que me pagado la carrera trabajando y que he realizado jornadas de trabajo físico de doce o catorce horas, no entiendo lo del sufrimiento escribiendo. El que lo sufra, que se vaya a trabajar al muelle… Yo pretendo divertirme haciendo lo que hago. Si yo no me lo estoy pasando bien, ¿para qué seguir? No me pagan tantos derechos de autor como para que merezca la pena el que yo pase un mal rato.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>El libro se cierra con lo que usted llama “la ineludible nota” de agradecimientos. ¿Es este “relato autobiográfico”, si me permite llamarlo así, en el que más hombres felices aparecen?</b>
</div>
<div style="text-align: justify;">
—Sí que es cierto que es un relato autobiográfico y que explica mucho cómo este libro ha sido posible. La gente que está ahí me ha colocado en esa posición de la escritura y me han descubierto el término de “obligación moral”: tú sabes hacer una cosa, hay gente que le gustaría hacerlo y no saben o no pueden, y tú tienes la obligación moral de ir hasta el final con esa capacidad. La gente que me ha dicho que soy mejor persona escribiendo está ahí. La gente que ha visto lo que estaba escribiendo y me ha animado a continuar también está ahí. En ese sentido, sí es la historia de un hombre feliz. Y yo creo que el resto también están felices porque al final ellos también recuperan con este libro una parte de su historia. Esa nota explica mucho el por qué este libro existe.
</div>
Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5469260436604953448.post-2234977016258831562016-03-21T00:01:00.000+01:002016-03-21T00:01:04.316+01:00Fernando García Maroto: "Escribir es una compulsión"<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgmERXNOYb3zpmf0R5kOrla1LOiFcDARaTsr9g9vMZnMyVBNaKE3M_fUk_DLmR0l5cNbU78fnStNpDNV29iuc_A9uecZi1SyIOXnXRS3cGZawWhpLYF96HCEAFAp-ndA7VJ2-Bha_vbUZgK/s1600/Fernando-G.-Maroto+FOTO+2016.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgmERXNOYb3zpmf0R5kOrla1LOiFcDARaTsr9g9vMZnMyVBNaKE3M_fUk_DLmR0l5cNbU78fnStNpDNV29iuc_A9uecZi1SyIOXnXRS3cGZawWhpLYF96HCEAFAp-ndA7VJ2-Bha_vbUZgK/s400/Fernando-G.-Maroto+FOTO+2016.jpg" /></a></div>
<br />
<div style="text-align: center;">
<b>Entrevista de Fernando Sánchez Calvo</b> </div>
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<br /></div>
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<b><i>La geografía de los días </i>(2007), <i>La distancia entre dos puntos </i>(2009), <i>Los apartados</i> (2012), <i>La vida calcada</i> (2013), y ahora <i>Que se enteren las raíces</i> (2015). Fernando García Maroto es un narrador directamente lanzado que además está pudiendo disfrutar de una relación agraciada con pequeños sellos editoriales de nuestro país. Después y antes de su nueva inmersión en el relato, hablaremos con él, dos años después, de su última novela, de su evolución como escritor, de sus miedos y lecturas y de sus proyectos de futuro. Aviso a navegantes: viene más nihilista que nunca</b>.
</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>Dejémonos de prolegómenos y vayamos al meollo de la cuestión: ¿usted es más de Rengo o de Lezna? No se me salga por la tangente y me vaya a decir que de Vogler.
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
—Difícil elección, porque, sin recurrir deliberadamente a ningún aspecto biográfico, hay algo de mí en ambos personajes. Inevitablemente el autor, quiera o no, consciente o inconscientemente, se cuela un poco en la existencia de sus criaturas. No puedo decir que uno de ellos sea mi favorito, o que reniegue de uno en detrimento del otro, pero desde luego la identificación más acertada sería con Lezna: un individuo absolutamente reflexivo, maniático hasta alcanzar cotas desproporcionadas, un punto pesimista y otro punto insatisfecho con el mundo que le rodea. No es una imagen muy alentadora, pero hace justicia y es la más cercana a la realidad. En mi caso, no es que yo aspire a alcanzar los atributos o los defectos de mis personajes, sino que fatalmente ya los tengo.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>Más de alguno le habrá dicho que Rengo y Lezna son dos caras de la misma moneda.
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
—Y no se equivoca: uno es el complemento del otro, aquello que le falta; aunque no necesariamente aquello que desearía tener. No pueden vivir el uno sin el otro, la historia quedaría coja (valga esta expresión nada inocente) si uno de los personajes desapareciera. Sus caracteres, sus manías, sus miedos y sus obsesiones son parecidas; en el fondo, no son tan distintos.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>Y recuperando al pobre de Vogler, principal objetivo sobre el que descargar la furia, ¿por qué siempre se tiene que querer matar a alguien? Estilística y vitalmente, se entiende.
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
—El número de temas en literatura realmente es escaso. Esta novela trata acerca de la traición, así que la venganza y la muerte (el asesinato si se quiere) son las consecuencias finales, paroxísticas de la misma. También, desde mi punto de vista, hay una especie de magnetismo en toda acción y todo proceso de destrucción (incluidos los de autodestrucción), y una necesidad natural, casi espontánea, de derribar ciertos muros para seguir construyendo, para construir otros nuevos que sustituyan a aquellos que ya no sirven, que han perdido su resistencia.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>Y en el plano femenino, ¿es más de Verónica o de Elisa?
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
—Aquí no tengo tantas dudas: de Elisa, por supuesto. Es uno de mis personajes favoritos, y el desencadenante de toda la historia. Siempre tengo muchas dudas sobre el tratamiento que doy a los personajes femeninos, pero luego, al leer y releer la historia, me parecen mucho más atractivos que los masculinos, con más matices y diferentes motivaciones. Supongo que esto es parte esencial y natural de la propia historia que se cuenta, así como de las motivaciones de cada uno de ellos.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>Esta novela es la historia de una venganza conyugal. ¿Por qué las parejas llegan a ese nivel de destrucción? ¿Por qué no parar antes? Su contestación vale para su libro y para la vida en general.
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
—Realmente no soy el más indicado para dar consejos o sentar cátedra sobre las relaciones de pareja. No obstante, creo que el deterioro de cualquier tipo de relación es inevitable y forma parte del propio proceso, de la forma de relacionarse. Me gusta reflexionar sobre esto en todas mis historias; pero aun así, no tengo respuesta para la segunda de sus preguntas. La ficción me permite llevar al extremo esas pequeñas humillaciones y traiciones cotidianas que todos, de un modo u otro, de vez en cuando padecemos. Es como si el conocimiento profundo del otro nos permitiera el acceso a la manera más eficaz de hacerle daño en lugar de conseguir su felicidad.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>Creo que la entrevista que le hicimos en este mismo blog hace ya dos años con motivo de La vida calcada fue demasiado blanda. Insisto en ser radical, es decir, en ir a la raíz del asunto: ¿por qué no hay esperanza en sus libros, en su mente, en sus personajes, en sus finales?
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
—Parece que llega el momento de ajustar cuentas. Es evidente que no soy una persona optimista, y mi visión de la realidad que nos rodea no es la más benévola. Creo que la esperanza, si la entendemos como una apuesta firme por el futuro, como un alivio que se encuentra en el porvenir, es un sentimiento pernicioso y absurdo. No creo que las cosas, por el mero hecho de pasar el tiempo, vayan a mejorar. Sin embargo, esto no es necesariamente malo. Puede que resulte paradójico, pero este tipo de lucidez no debe detenernos: aun así y pese a todo, debemos seguir adelante. Sin esperanza, sin ilusiones; pero hay que seguir. No hay esperanza, pero yo no me resigno.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>Sabe que posiblemente de haber otras reseñas del libro, algún crítico le saldrá con que la novela es demasiado “morosa” en su tratamiento del tiempo. Mucha reflexión y poca acción. ¿Está preparado para responder a esto?
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
—La respuesta es sencilla: tienen razón. La inclinación por la reflexión es deliberada; pero precisamente esta misma reflexión es la que hace avanzar la historia. Creo que en nuestra vida sucede lo mismo: acciones puntuales que luego dan vueltas y más vueltas por nuestra cabeza, como si de este modo pudiésemos cambiar aquello que ya ha sucedido o pretendiésemos, equivocadamente, modificar el curso de los acontecimientos.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>De nuevo Onetti, homenajeado de todas las maneras posibles de nuevo en un texto suyo.
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
—Siempre será un referente. Aunque es cierto que en esta novela las referencias y los homenajes son más sutiles, menos recurrentes. Al fin y al cabo, el mismo <b>Onetti </b>decía que «hay que renegar del maestro antes del tercer canto del gallo». Sin embargo, él nunca lo hizo del suyo, del gran <b>Faulkner</b>.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>Tengo que reconocerle que lo que más me ha dolido, como colega de profesión, ha sido la siguiente afirmación de Rengo en los capítulos iniciales de la novela: “Escribir es una compulsión y no suma nada. Con cada línea que concluyo voy restando poco a poco hasta el momento final en que no quede nada por escribir ni de dónde restar. Escribir te deja aún más solo, te aísla, te incomunica, no te acerca a nadie; y a esos que pretenden cándidamente acercarse a ti los ahuyentas en silencio.” Espero que me diga que no se siente para nada identificado con estas palabras.
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
—No, por supuesto que no me siento identificado: a veces, por juego, me escondo tras mis personajes; pero éste no es el caso. Sólo estoy de acuerdo en la primera afirmación: escribir es una compulsión. Además, volviendo al maestro <b>Onetti</b>, ahora más que nunca puedo hacer mío este consejo suyo: «Mienta siempre».
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>Y otra cosa: ¿le parece a usted bonito comparar a Dios con un camarero enfadado al que se le intenta engañar? Me ha gustado la metáfora. </b></div>
<div style="text-align: justify;">
—Creía que todos los tropos sobre el altísimo ya estaban agotados.
Sí, es cierto; en el Capítulo 8 de la novela aparece esta imagen. La existencia como una gran estafa, como el engaño que nunca ha dejado de ser, y el ser humano pretendiendo cambiar una vez más los supuestos designios divinos.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>Le reconozco que, aunque parezca mentira, me he reído mucho en un episodio: el encuentro entre Lezna y Julio. Se está usted convirtiendo en un especialista en extraer humor de los episodios más lamentables.
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
—Creo que el humor, o más bien el humorismo, precisamente funciona a la perfección en este tipo de situaciones: cuanto mayor sea la tragedia, más tendremos que ironizar sobre ella. Es una especie de remedio, de cuidado paliativo, porque la miseria humana, por desgracia, no va a desaparecer.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>La edición de Triskel es bonita. Sobria. Como su libro. ¿Cómo llegó hasta ellos?
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
—A través de las redes sociales. Se habla mucho sobre su inutilidad, sobre sus efectos perniciosos, sobre esa miseria que desde luego abunda y que le comentaba antes; pero también, si se quiere y uno se preocupa, es posible encontrar puntos de entendimiento y de conversación. Para mí ha sido un auténtico descubrimiento esta editorial que cuida al autor y valora tanto su labor como sus opiniones, y el trabajo con sus editores, Pablo y Rafael, ha resultado muy gratificante y provechoso.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>Tengo entendido que, aunque se haya publicado en octubre, la novela la escribió hace más de tres años. ¿Mucho retoque desde entonces?
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
—Retoques, dudas y, por supuesto, mucho trabajo posterior para que la estructura de la misma (que es importantísima en el desarrollo de la trama) no tuviera ninguna fisura y resultara todo lo sólida que yo deseaba.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>Comprenderá que le tengo que preguntar por nuevos proyectos.
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
—A principios de este año 2016 ha salido publicado mi segundo libro recopilatorio de cuentos, en formato digital, publicado por Uno Y Cero Ediciones, y que lleva por título <i><b>Arquitectura del miedo</b></i>. Son diez relatos donde el lector volverá a encontrar mis temas predilectos, esos que verdaderamente dan miedo: traición, maldad, soledad, indiferencia. Además, como he venido haciendo hasta ahora, seguiré colaborando con diferentes revistas de creación literaria.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>Sea sincero: ¿cuál de los personajes le da más pena, grima, o las dos cosas a la vez?
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
—Por supuesto, Lezna: su incapacidad para enfrentar el mundo y recuperarse de los reveses es tan patética como conmovedora.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>Y para terminar, le pido que responda sin miedo (nadie nos lee): ¿es ésta la mejor novela de las cuatro que tiene publicadas hasta ahora? ¿Por qué?
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
—No sé si es la mejor, tampoco me corresponde a mí aseverar algo de ese estilo. Sí que es de la que más satisfecho estoy, por el momento: el equilibrio que existe entre la trama, la estructura, los personajes y otros aspectos literarios, para mi gusto, es de los más logrados que he conseguido.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>Pues muchas gracias. Un saludo. Y tenga cuidado: nunca se sabe si hay alguien planeando alguna venganza sobre uno mismo.
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
—Muchas gracias a usted. Como siempre, ha sido un verdadero placer. Y tendré cuidado: siempre hay alguien, seguro.
</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5469260436604953448.post-76343705028768666912015-03-20T00:02:00.000+01:002015-03-20T08:47:36.102+01:00Gemma Lienas: «No estoy dispuesta a bajarme del mundo»<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12pt; text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">Sería vulgar comenzar diciendo la
edad de Gemma Lienas. Por eso diremos, mejor, que no es una jovencita en su
primer vuelo. Todo lo contrario: autora veterana, con una sólida trayectoria
literaria a sus espaldas; gran conocedora del mundo editorial, que ha ocupado
su actividad profesional durante largas etapas de su vida, su nombre hace
décadas que encandila a lectores de todas las generaciones. Sin embargo,
leyéndola cualquiera podría pensar que se trata de alguien que acaba de salir
de la adolescencia. ¿El secreto? Una aguda capacidad de observación, un
dominio absoluto de tratamiento de las emociones, mucho oficio y, según ella
reconoce, una dieta en la que no falta el chocolate. </span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12pt; text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhB92wmGuFc-xDrwilVrK5qpadTbHUDK6i8LQju4r8lBmiXe3V26vU9T32UNNFPPZ85FYGFcKyvv51JWdBxKcE1sHeOCJXR2Z9l2FJQJFLDDrCNqrnqrtBnjrPv96WagnUKXAfm6JAMemNi/s1600/G_Lienas.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhB92wmGuFc-xDrwilVrK5qpadTbHUDK6i8LQju4r8lBmiXe3V26vU9T32UNNFPPZ85FYGFcKyvv51JWdBxKcE1sHeOCJXR2Z9l2FJQJFLDDrCNqrnqrtBnjrPv96WagnUKXAfm6JAMemNi/s1600/G_Lienas.jpg" height="400" width="266" /></a><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">—Facebook, hackers, series
anglosajonas de última generación, Minecraft, whatsapps, lenguajes
informáticos, comunidades de geeks... Leyendo esta novela algún desinformado
podría pensar que su autora tiene 25 años. ¿Sigue alguna dieta secreta para
mantenerse intelectualmente tan joven?<br style="mso-special-character: line-break;" /> </span></b><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">—Me
encanta comer chocolate, tal vez sea esto ;-)<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Ahora en serio, creo que envejeces cuando decides apearte de lo que
ocurre en el mundo. Y yo no estoy dispuesta a bajarme. Desde 1987, en que me
compré un ordenador con el primer premio que gané, hasta el 2015, en que doy
conferencias y cursos por Skype, no he dejado de explorar las nuevas
tecnologías. Pero, sobre todo, lo más importante de mi dieta es la lectura: soy
una devoradora de libros y eso ayuda a estar en forma.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12pt; text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">—¿Por qué el síndrome de Asperger?<br />
</span></b><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">—Me interesa todo lo que tiene que
ver con nuestro cerebro, con nuestra mente, la cognición y las emociones. En mi
casa hay más de 10.000 libros y una parte de ellas son de psiquiatría y
psicología. Que se sepa: cuando vuelva a nacer seré neuropsiquiatra. Así que, a
menudo, mis novelas giran en torno a problemas psicológicos. Y el síndrome de
Asperger, que es una forma leve de autismo, en la que la inteligencia está
conservada pero la interacción social resulta difícil, entra en este tipo de temas
que me apasionan. Me acabó de motivar el hecho de que cerca de mi hay una
persona con este síndrome.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">—<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Pone los pelos de punta ver en acción
al pederasta de su novela. ¿En qué momento decidió que debía tratar este asunto
en toda su crudeza?</b> </span><br />
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhnEOoJ5XRqzh-uW_1Mn-OTsPzfeW1MqmP5a-mJj-8YfX33fb5mWn5fxRlaP3QBAaKZS8suSeqB1r9JaN5Kp-lTyE8L8NEWwrsoxsCWRQ1-wsw-Ii1LO8z1bCqr9SFrBJqstIs7Fy9PEV8A/s1600/gemmalienas_010.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhnEOoJ5XRqzh-uW_1Mn-OTsPzfeW1MqmP5a-mJj-8YfX33fb5mWn5fxRlaP3QBAaKZS8suSeqB1r9JaN5Kp-lTyE8L8NEWwrsoxsCWRQ1-wsw-Ii1LO8z1bCqr9SFrBJqstIs7Fy9PEV8A/s1600/gemmalienas_010.jpg" height="400" width="266" /></a><span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">—Yo
tenía en la cabeza una novela en la que el protagonista era un chico Asperger de
16 años, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>con una gran habilidad para la
informática, pero aún no sabía qué le ocurría cuando leí una noticia en el
periódico: acababan de detener a un pederasta. Entonces, lo tuve claro: Sam iba
a verse envuelto en la persecución digital de un delincuente de ese tipo. Y
decidí tratarlo con la máxima crudeza porque me parece un tema duro que no se
puede suavizar.<br />
<br />
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">—Por contraste, la historia de amor es
una de las más bonitas, divertidas y tiernas que he leído nunca. ¿El sentido
del humor es un recurso para contar de otro modo lo que se ha contado tantas
veces? ¿Es posible contar el amor de un modo diferente? ¿Hay que intentarlo?</b> </span><br />
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">—Me
encanta que te haya gustado la historia de amor. No sé si tenía en la cabeza
contar una historia de amor diferente, pero está claro que con un protagonista
“diferente” la historia puede serlo. Y por otro lado el recurso del humor me
parece importante no sólo en las historias de amor sino en general en cualquier
historia. Lo utilizo mucho, por ejemplo, para contar historias muy duras sin
que resulten trágicas o lacrimógenas. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">—<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">-Emili Teixidor decía: “Novela juvenil
es aquella que <i>también </i>pueden leer los jóvenes”. ¿Está de acuerdo?
¿Añadiría algo?</b> </span><br />
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">—No
añadiría nada. Me parece una definición perfecta. <b>Emili </b>casi lo era ;-)<br />
<br />
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">—¿Cuál es la frase que más se repite a
sí misma cuando está escribiendo?</b> </span><br />
<span style="font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman";">—No
me repito una frase sino una imagen, la de un lector concreto (una persona
conocida y querida, distinta para cada novela). Y pienso: ¡ojalá le guste!</span>
</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5469260436604953448.post-92158027853578816832014-10-10T00:02:00.000+02:002014-10-10T00:02:00.324+02:00Víctor Álamo de la Rosa: «La literatura es muy hija de puta y es ella quien decide si eres o no eres escritor»<div style="text-align: justify;">
<b>Víctor Álamo de la Rosa (Santa Cruz de Tenerife, 1969). Poeta y narrador, ha publicado cuatro libros de poesía, seis novelas y dos libros de relatos. Su obra se ha editado en países como Francia, Portugal, Croacia, Brasil, Venezuela, Alemania, entre otros. Entre sus novelas destacan El año de la seca (1997), prologada por José Saramago, Campiro que (2001), cuya traducción francesa fue finalista del prestigioso Prix Fémina a la mejor novela extranjera, Terramores (2007) y La cueva de los leprosos (2010). Isla nada (2013) es su última novela hasta la fecha.</b>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5SdX7fmqFwkPqRblXQqYJJRpoLIOSju95gVeuGakYVzmzumYzCyz81yz2iRlvkQLRPZSYFxCHsMh7YnfWwI1RTGzDnOnYJ3xBfGRRmczk_OU8HxFW7aSVvEPkKNMbLvzmfcjESgxHMVl4/s1600/AG-VA-bn06_low.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5SdX7fmqFwkPqRblXQqYJJRpoLIOSju95gVeuGakYVzmzumYzCyz81yz2iRlvkQLRPZSYFxCHsMh7YnfWwI1RTGzDnOnYJ3xBfGRRmczk_OU8HxFW7aSVvEPkKNMbLvzmfcjESgxHMVl4/s1600/AG-VA-bn06_low.jpg" height="213" width="320" /></a></div>
<b>—<i>Isla nada</i> cierra un ciclo dedicado a las Islas Canarias, el archipiélago que le vio nacer. ¿A qué obedece esa necesidad de hablar de su territorio?</b>
</div>
<div style="text-align: justify;">
—Efectivamente cierro un ciclo novelesco donde he querido conformar un mundo narrativo propio anclado a la idea de isla y de mar, para explotar ese lado mítico de la insularidad que tiene casi una microtradición literaria propia, porque las islas en literatura siempre han dado mucho juego. Recordemos por ejemplo a <b>Stevenson </b>y su isla del tesoro o a <b>Cervantes </b>y a su isla Barataria, sin ir más lejos. Más allá de lo obvio, es decir, que soy canario y por tanto un ser insular y que mi memoria, y sobre todo, la memoria de mi infancia, está anclada a una isla, a un territorio siempre cercado por el muro azul del mar, he de confesar que situar mis novelas en islas también obedece a esa intención puramente literaria de explotar también yo el misterio, la magia, las posibilidades y paisajes de las islas, insertándome también conscientemente en esa tradición literaria de la insularidad que tantas obras maestras ha dado a la literatura universal. Cuando mis novelas empezaron a traducirse en Francia, por ejemplo, me di cuenta de que allí se leían así, es decir, como novelas que se ambientan en islas misteriosas, míticas, casi irreales, lejos de la realidad geográfica que impone una cartografía y unos mapas que llaman Canarias al archipiélago donde nací. Este juego entre realidad y ficción me pareció muy literario y me dediqué a explotarlo en estas novelas que, aunque independientes, tienen mucho que ver las unas con las otras. <i><b>Isla nada</b></i> cierra el ciclo porque destruyo la isla mítica de mis narraciones pero también porque abro mi narrativa a otros lugares tan dispares como la Antártida o Río de Janeiro. Sentía la necesidad de imponerme nuevos retos narrativos porque si algo tengo claro es que el escritor no puede ser acomodaticio sino que, si de veras quiere hacer arte, debe estar imponiéndose retos continuamente, probándose a ver hasta dónde puede llegar</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>—¿Hay algún otro “territorio” que como escritor quiera reivindicar?
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
—Sí, ese territorio del español como lengua poderosa, riquísima, portadora de una tradición literaria radiante, ese territorio sin fronteras que ojalá un día aprendamos a articular y vertebrar políticamente porque es de una riqueza tan extraordinaria que casi no nos merecemos. Somos muy afortunados por tener el español como lengua.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>—En la novela hay un piano que tiene gran importancia en la historia. ¿Los objetos son testigos, protagonistas, pretextos para narrar?
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
—Claro que sí. El piano en <i><b>Isla nada</b></i> es como el cofre de <i><b>La isla del tesoro</b></i> porque va más allá del objeto en sí para ser símbolo y atesorar vivencias. En la novela es también una excusa para casi convertirlo en un personaje más. El piano es, como dices, un pretexto para narrar desde el silencio de un objeto aparentemente mudo que sin embargo tiene mucho que decirnos. Sus notas guardan la historia tremenda de un siglo, del siglo XX, que se mueve entre los hitos de las guerras mundiales y la hecatombe financiera, pero también moral y social, con la que inauguramos el año 2000, el cambio de milenio, y cuyas náuseas fluyen hasta hoy. Por eso también escondo dentro del piano a un lagarto que aparece en todas mis novelas porque es precisamente símbolo del tiempo detenido, como los fósiles.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>—La reflexión sobre el pasado como hilo conductor. ¿No hay más tema que el tiempo, como dijo Yasmina Reza?
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
—El tiempo nos recuerda la importancia de aprender de las voces del pasado, esas voces que siempre debemos escuchar porque siempre tienen mucho que decirnos y mucho de que avisarnos. Las voces de quienes nos precedieron en la vida y el mundo siempre nos están hablando, informando, conformando así nuestro futuro. No existe el presente porque siempre es pasado y nosotros, los novelistas, debemos afinar el oído para escuchar todas las murmuraciones y secretos de las voces del pasado. De hecho, solo los narradores podemos retratar la esencia del mundo que ya pasó pero que todavía nos incumbe. La Historia no está en los libros de Historia, sino en las buenas novelas. El tiempo y lo que nos va dejando de importante solo puede ser capturado por la narrativa</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj24NxxxsLPKJSeBrsByx2egj8Fvk9SfNmhVm7TTAG-pG6uh3G8d-eH3jvMmNlz247xTgwDYNiyGAY5MN7L82hZclQJK_spA_nwwcuRxr8V9DBZ7xDaVGrRf88gRwaHQOwt-2FjB1j2Tjg5/s1600/AG-VA-bn04_low.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj24NxxxsLPKJSeBrsByx2egj8Fvk9SfNmhVm7TTAG-pG6uh3G8d-eH3jvMmNlz247xTgwDYNiyGAY5MN7L82hZclQJK_spA_nwwcuRxr8V9DBZ7xDaVGrRf88gRwaHQOwt-2FjB1j2Tjg5/s1600/AG-VA-bn04_low.jpg" height="213" width="320" /></a></div>
—<b>¿A qué escritores considera su familia literaria?
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
—A muchos porque tengo la suerte de ser un escritor del siglo XXI y eso significa que hay a mis espaldas una tradición literaria poderosísima de la que amamantarme. Soy licenciado en Filología Hispánica y eso propició que desde muy joven descubriera las genialidades literarias de nuestros clásicos, sobre todo <b>Cervantes </b>y <b>San Juan de la Cruz</b>, porque si algo reivindico más allá de autores y obras es el género de la poesía, al menos en mi caso fundamental en mi formación. La poesía de los grandes poetas es siempre el género que va delante, que nos lleva una vuelta de ventaja. Después de los clásicos siempre cuento entre mis familiares literarios directos a <b>Galdós</b>, <b>Cortázar</b> y a los narradores del boom hispanoamericano, sobre todo a <b>Rulfo</b>, <b>Onetti</b>, <b>Gabo</b>, aunque ahora mismo estoy convencido de que la gran narrativa contemporánea la están haciendo en inglés autores como <b>Cormac McCarthy</b>, <b>Coetzee</b>, <b>Doctorow</b> o <b>Philip Roth</b>. Novelas como <i><b>La carretera</b></i> o <i><b>Homer y Langley</b></i> ya pueden contarse entre las primeras obras maestras de la literatura del siglo XXI. No puedo olvidarme de una influencia determinante en mi formación, que fue <i><b>La montaña mágica</b></i> de <b>Thomas Mann</b>. También, como canario que soy, me interesa mucho la tradición literaria canaria, precisamente por lo de singular y extraordinaria que tiene dentro de las muchas literaturas que se escriben en español. El tratamiento de temas como la isla, el mar y ciertos mitos, junto con la entrada del surrealismo directamente en vena, que para eso estuvo en Tenerife el gurú <b>André Breton</b>, ha propiciado el nacimiento de obras muy emblemáticas y muy originales como <i><b>Crimen</b></i>, de <b>Agustín Espinosa</b>, <i><b>El don de Vorace</b></i>, de <b>Félix Francisco Casanova</b> o la poesía de <b>Luis Feria</b> y <b>José María Millares Sall</b>, dos de los grandes de nuestro idioma. Sus obras seguro que también están en mi ADN.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>Hábleme de sus mayores preocupaciones a la hora de escribir. ¿Qué es lo que no se puede quitar de la cabeza?
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
—No me quito de la cabeza la obsesión por ser sincero con el arte de escribir, con ser auténtico, es decir, que mi escritura sea capaz de alzar el vuelo literario y sea contundente su apuesta por la simbiosis entre el fondo y la forma, el tema y el estilo. Detesto toda esa falsificación actual que se vende como literatura y no llega ni a subliteratura. Es una estafa, una prosa que se muere planamente de principio a fin, sin matices o sugerencias. A veces pienso que los buenos libros deberían venderse muy caros y los malos muy baratos, para que de algún modo se diferencie, como ocurre con el vino, qué sé yo. Los tiempos modernos, la facilidad para publicar y la escasez de crítica literaria, parecen haber impulsado el atrevimiento irrespetuoso de los cualquiera que se creen no solo capaces de escribir sino de publicar y de reivindicar espacios para ellos. La literatura es muy hija de puta y es ella quien decide si eres o no eres escritor. A menudo pienso en el brutal compromiso que implica un oficio artístico, como lo es escribir literatura, para quienes en verdad sabemos lo que cuesta, pero también me pregunto qué demonios pasa por la cabeza de alguien que un día decide escribir y publicar sin recato. A nadie se le ocurre ir por la vida de músico porque haya aprendido un día dos acordes en una guitarra, sino que te reconocería que para ser músico habría que estudiar muchos años un instrumento y solfeo y practicar mucho. Sin embargo esto parece no valer para la literatura y cualquiera perpetra con alevosía sus basuras y las publica. Esto antes no importaba, pero ahora empieza a preocuparme la desfachatez contemporánea. Y creo que hay que reivindicar el espacio del escritor de verdad, el que sabe que esto es muy difícil, y que hay que leer y escribir mucho y tirar a la basura muchos manuscritos para ver si un día llegamos a tener entre las manos algo publicable, artístico, literario. Si es que ya cualquiera va de escritor. Esto forma parte de un problema complejo que es el enorme proceso de trivialización de todo al que nos están sometiendo los poderes actuales. Nada tiene importancia, todo se trivializa, eso lo hace cualquiera. En realidad creo que debemos empezar a luchar contra ese proceso de trivialización reivindicando lo que siempre fue central, fundamental, y hablar de la necesidad imperiosa de rehumanizar el mundo, de volver a un humanismo vital donde el hombre vuelva a ser medida de todas las cosas y no el dinero. Creo que la principal tarea del escritor actual es contribuir a rehumanizar la vida. Es como si al hombre contemporáneo se le hubiera olvidado lo que es, esto es, que es un ser humano con capacidad para la justicia, el amor, el arte, la vida, mientras que parecemos dedicados a sus contrarios, a la guerra, la injusticia, el desafecto, la trivialización de la cultura y de los libros. Creo que hay que decir basta y volver a reivindicar la figura del intelectual, de la persona sabia que nos diga y nos oriente y nos abra caminos a la multitud.
</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5469260436604953448.post-31505361992553370832014-07-08T00:02:00.000+02:002014-07-08T00:02:00.100+02:00Eme Agra-Fagúndez: «Escribir es una forma de vivir»<div style="text-align: justify;">
<b>10 dardos para diez dianas pretenden desvelar al público de La Tormenta quién es María Agra, joven madrileña, narradora, poeta, filóloga en ciernes, que publica con tan sólo 25 años su segundo libro de “breverías”. Aprovechando que <i>Cualquiera podría quererte más que yo </i>confirma su vocación, en esta entrevista intentaremos acudir al origen de todo y desvelar algunas líneas de aquello en lo que se puede convertir María Agra.
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>¿Qué es eso de que una joven como usted pierda el tiempo escribiendo?
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
—La juventud siempre es relativa. Escribir es una forma de vivir, de vivir la vida desde otro prisma diferente al único que nos da la realidad. Las palabras cubren de belleza o fealdad todo lo que nos rodea y, sobre todo, nos explica a nosotros mismos. Creo que invertir el tiempo en escribir es una forma esencial de curiosidad.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXISF7-1ykMeNyHvCpAjV0UkTnIgCP2A4TNSXsQI_Fy2RUdtGxmjKML2LfeIEUkTuRku3Tyq959ApU1OgwR0YDHZm9HoLNcaIA3PZte-uNFT2T7-bikhqTZeoOEMmsV6LNNkmiKhfjSz98/s1600/45442_431046488684_4575067_n.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXISF7-1ykMeNyHvCpAjV0UkTnIgCP2A4TNSXsQI_Fy2RUdtGxmjKML2LfeIEUkTuRku3Tyq959ApU1OgwR0YDHZm9HoLNcaIA3PZte-uNFT2T7-bikhqTZeoOEMmsV6LNNkmiKhfjSz98/s400/45442_431046488684_4575067_n.jpg" height="240" width="320" /></a>—<b>Es usted un tanto ecléctica en su forma de escribir y sin embargo es todo una clásica en la temática (el amor, el despecho, el reencuentro). ¿Está de acuerdo con esta semblanza?
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
—Estoy de acuerdo, creo que lo ecléctico de mi escritura se debe a que soy hija de mi tiempo, observo mi mundo, todo lo que me rodea y trato de buscar alternativas comprensibles en las palabras. Pero no puedo escapar de mi esencia, por suerte o desgracia, yo nací humana; y los seres humanos siempre hemos sido lo mismo: amor y corazón, soledad y búsqueda.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>¿Por qué un género tan breve y tan indefenido? ¿Qué le aporta respecto a la novela u otros géneros más clásicos?</b>
</div>
<div style="text-align: justify;">
—Me aporta, sin duda, libertad y sinceridad. He escrito mucha poesía y estoy trabajando en novela, pero creo que este género entre el cuento y la "brevería" es una forma de flujo de pensamiento, sin normas muy establecidas ni mediciones de estructura. Creo que la palabra nace, que existe antes de que nosotros mismos la conozcamos, y "Cualquiera podría quererte más que yo" nació con este rostro.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—¿<b>Qué escritores le convirtieron en escritora?
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
—No sabría retroceder hasta el momento del nacimiento. Pero sí tengo nombres que me han marcado como giros radicales en mi vida. En mi adolescencia me enamoré de <b>Ángela Becerra</b>, de sus historias de amor nacidas en el alma, de sus personajes. En su imagen concebí que eso era lo que yo quería para mí, me definió en un camino. Me cautivó, también, <b>Pedro Salinas</b> y su sencillez al expresar el interior complejo. <b>Jaime Sabines</b> o <b>Benedetti</b>. Una transformación grande se la debo a <b>Juan José Millás</b> y sus obsesivas historias. Por supuesto, desde el inicio del libro, aparece el escritor que partió mi vida en dos, y que se ha convertido en alguien familiar, parte de mi día a día; el maestro <b>Julio Cortázar</b>. Aunque nombrar me resulta difícil. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>¿Qué libros le convirtieron en lectora?
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
—En lectora, más que libros, me convirtieron mis padres: <b>Javier</b> y <b>Aurora</b>. Recuerdo infinitas noches a mi padre inventándose cuentos, o leyéndomelos. A mi madre, que leía cuentos y poemas conmigo y después dibujábamos lo que aparecía en ellos. Sin embargo, si tuviera que nombrar un libro, aunque es un pasado bastante reciente, sería <i><b>Lo que le falta al tiempo</b></i> de <b>Ángela Becerra</b>. De la niñez tengo muy vivos <i><b>Fray Perico y su borrico</b></i> y los poemas de <b>Lorca</b>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>Aprovechando que está en el ecuador de su carrera filológica, ¿cuánto de su aprendizaje le debe a la universidad, cuánto a la vida y cuánto a otros prestamistas?
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
—He notado un cambio enorme desde que entré en Filología, he descubierto muchísimos autores y modos más académicos de literatura. He tenido grandes profesores que me han aportado conocimiento pero, sobre todo, ilusión. Sin embargo, a la vida se lo debo todo; el vivir y experimentar es lo que nos hace personas. Creo que ser profesional sin ser persona no tiene gran sentido. Y en el vivir están los prestamistas, me nutro de otras personas siempre. Ni este libro ni yo seríamos posibles sin las personas que tengo cerca. Todo es un puzle que encaja.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxofSVrlSlPzTYoWezoTdpPQzwK4jQ_gvZZ19uUKhfj4JywU6DoLeX7fbKAoM1O3xC9cCHtrSbCc4ITIhCH5lWUau27GcxdNg8TD6W9tlJ6DwHdBVTvHqXz0UcBdd3MkthTxFuxNLmR7LP/s1600/IF_Mar%C3%ADa+Pipa_001.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxofSVrlSlPzTYoWezoTdpPQzwK4jQ_gvZZ19uUKhfj4JywU6DoLeX7fbKAoM1O3xC9cCHtrSbCc4ITIhCH5lWUau27GcxdNg8TD6W9tlJ6DwHdBVTvHqXz0UcBdd3MkthTxFuxNLmR7LP/s400/IF_Mar%C3%ADa+Pipa_001.jpg" height="213" width="320" /></a>—<b>Este verano. ¿se quedará en Madrid "currando" para costearse la carrera, se irá de vacaciones o empezará su próximo libro?
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
—Empezar un nuevo libro es una causa perdida, siempre tengo un nuevo libro, siempre estoy escribiendo algo. Puedo hacerlo igual a la salida del trabajo que tomando el sol en la playa o en el pico de una montaña. Este verano dejaré que la vida me sorprenda.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>Teniendo en cuenta su edad, ¿cree que aquello de "la experiencia es un grado" es un tópico o hay mucho de cierto? Geraldine Chaplin, por ejemplo, siempre afirma que uno es rotundamente más sabio cuando es joven que cuando es viejo.
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
—Una de las cosas más importantes de la vida es aprender a envejecer con elegancia. Creo en el paso del tiempo como algo provechoso. La importancia de asumirnos a nosotros mismos. Aunque sí, cuando se es joven se tienen todos esos valores tan preciados: la ilusión, la inocencia, la sorpresa. Todo lo que nos mantiene vivos y eso es lo que yo considero sabiduría. No hay que perderlo jamás, ese es uno de mis grandes proyectos de vida.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>¿En quién piensa cuando escribe? O en otras palabras: ¿tiene un lector ideal?</b>
</div>
<div style="text-align: justify;">
—Un lector cómplice que diría <b>Cortázar</b>. Un lector que se involucre en el texto, que sienta por sí mismo, que busque, que indague. Porque un texto nunca es sólo la superficie, siempre hay mucho más. El lector ideal, para mí, será aquel capaz de sentir, es lo esencial.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>¿Próximos proyectos?
</b></div>
<div style="text-align: justify;">
—Siempre hay próximos proyectos, porque cuando se es algo no se puede luchar contra ello. Así que sí, siempre los hay. Ahora mismo estoy trabajando en lo que será mi primera novela, que viene después de muchos bocetos de otras. Y, como decía, no perder todo aquello que nos mantiene vivos.
</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5469260436604953448.post-78476286753298592662014-03-12T00:02:00.000+01:002014-03-12T00:02:00.038+01:00Iolanda Batallé: «Las mujeres me dicen: has escrito la novela que todas queremos leer»<div style="text-align: justify;">
<b>Último Premio Prudenci Bertrana, uno de los más prestigiosos en lengua catalana. Varias semanas en las listas de más vendidos en catalán. Podríamos llamar a Iolanda Batallé "fenómeno" si no resultara obvio que lo es. Aunque no de las ventas, sino de la vida. Editora y escritora, Batallé contagia un extraño entusiasmo por todo lo que toca. Y tiene ese olfato raro de los gatos viejos del sector editorial. Si alguien la acusa de oportunismo en la elección del tema de <i>Haré todo lo que tú quieras</i>, estará en un error: sus lectores sabemos que este nuevo libro suyo contiene lo mejor de los anteriores, un "estilo Batallé" que se caracteriza por contar con profundidad cosas en apariencia banales, y por hacerlo con la convicción de quien tiene mucho por decir. En esta entrevista, la escritora nos revela algunas claves que nos permtirán leerla de otra forma: qué es para ella el éxito, con qué ingredientes cocina sus libros o qué se trae entre manos.</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGyKn61lEjekKbupcMlPmPc4meDNZlevgtIJ54GJNcVCGB69fEi7rllOecN8ZWgSpsOdXuxr8J97ICN4e7d9DadRvHaceD8lT8N7fX3scYc5SEWe6k4lio-YwpZPwl8zXj3G5dmrANfLOR/s1600/Iolanda+Batalle+(c)+Quique+Garc%C3%ADa.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGyKn61lEjekKbupcMlPmPc4meDNZlevgtIJ54GJNcVCGB69fEi7rllOecN8ZWgSpsOdXuxr8J97ICN4e7d9DadRvHaceD8lT8N7fX3scYc5SEWe6k4lio-YwpZPwl8zXj3G5dmrANfLOR/s1600/Iolanda+Batalle+(c)+Quique+Garc%C3%ADa.jpg" height="400" width="263" /></a><br />
<b><i>Haré todo lo que tú quieras</i> comienza en un avión con un encuentro muy estimulante (y muy tórrido). ¿Es consciente de que después de leerla no hay ninguna mujer que suba a un avión como lo hacía antes?</b></div>
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Sí, lo sé. ¡Ni ningún hombre! Me encanta. Es maravilloso. De hecho me llegan muchos mensajes de personas que quieren volver de Londres en British Airways. Las mujeres me dicen: has escrito la novela que todas queremos leer. Y yo feliz. Escribir, como bien sabe usted, es muy solitario, y ver que tantos lectores están conectando con esta historia me parece maravilloso y un regalo precioso después de años de trabajo.
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<b>La novela, además de contar una relación sentimental marcada por el erotismo, hay también mucha reflexión sobre la vida, sobre el sentido de la existencia y también sobre las consecuencias de la muerte. ¿Al fin y al cabo erotismo y muerte están cerca, como siempre nos ha dicho el tópico?
</b></div>
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La vida y la muerte están muy cerca. En <b><i>Haré todo lo que tú quieras</i></b> de lo que hablo entre líneas es de una bajada al infierno vestida de <i>Belle de jour</i>. Lo que hace Nora es conseguir vencer su propio miedo. El corazón de la novela es cómo uno se enfrenta y acepta sus más oscuras necesidades. Y esto es un tema tan antiguo como los viajes de Hércules: las pruebas personales que le llevan a uno a entenderse y a saber quién es (si esto es posible). Veo esta novela como un ritual. El ritual que inicia Nora para descubrir quién es ella. Y como siempre no hay ninguna meta, allí donde al principio había puertas cerradas ahora las abre. Lo que me interesa es que el ritual de Nora lleve a cada lector a abrir sus propias puertas. Y aquí entendemos este erotismo como vía de conexión con las fuerzas primitivas, liberadoras. Y el atreverse a entrar en terrenos ocultos. ¿La muerte?
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<b>Hay en la novela referencias reconocibles a sus libros anteriores. ¿Escribe pensando en un lector fiel?
</b></div>
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Este fin de semana he descubierto un autor: <b>Manuel Baixauli</b> y una novela: <b><i>La quinta planta</i></b>. En ésta un personaje dice: todas mis obras son fragmentos de un único libro que se acabará cuando yo me acabe. Pues ésta es mi respuesta a su pregunta. Yo lo vivo así. ¿Pienso en un lector fiel? Pienso en el lector, en que ella o él pueda descubrir, que sienta no tanto que yo le muestro sino que él descubre y si encima relaciona libros todavía mejor. Casi le diría que no lo hago a propósito, me ocurre.
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<b>Si su personaje femenino, Nora, fuera una amiga enamorada de un desconocido a quien ha conocido en un avión, pero al mismo tiempo casada con un hombre al que quiere... Y le pidiera consejo acerca de lo que debe hacer. ¿Qué le aconsejaría?
</b></div>
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Detesto aconsejar. Creo en la vida y en que cada cual la viva. La historia de Nora no se puede entender sin conocer bien su infancia y todo lo que ocurre desde que nace, por esto es tan importante su infancia en la novela. No se puede entender el presente sin conocer el pasado (e incluso así). Y normalmente cuando aconsejamos nos faltan datos, por ello casi siempre aconsejamos y nos aconsejan mal aunque sea con buenos propósitos. ¿Qué le aconsejaría? Que se escuche a ella misma y que el corazón es un cazador solitario.
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<b>Es su tercera novela y llega precedida por un gran éxito: premi Prudenci Bertrana, miles de lectores, varias semanas en las listas de libros más vendidos en catalán, críticas entusiastas... ¿Cómo se hace la digestión de un éxito cómo este? ¿Le afectará de algún modo todo esto a la hora de empezar a escribir de nuevo?
</b></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgv0iiZA8eEUJA2X-aowmTK5kyuEofKLynNj4oHK2ZmmjVwbKWWqQXA3aIPbGbKV_RptuBsbHrVJUBTv72IYj6-3AHQpQclB0x-FyPmd_l7iDBGsvt6Me32k-U7gnL2ghMXyM1HgxDeCWy_/s1600/Iolanda+Batall%C3%A9.Quique++Garc%C3%ADa.JPG" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgv0iiZA8eEUJA2X-aowmTK5kyuEofKLynNj4oHK2ZmmjVwbKWWqQXA3aIPbGbKV_RptuBsbHrVJUBTv72IYj6-3AHQpQclB0x-FyPmd_l7iDBGsvt6Me32k-U7gnL2ghMXyM1HgxDeCWy_/s1600/Iolanda+Batall%C3%A9.Quique++Garc%C3%ADa.JPG" height="400" width="266" /></a>La digestión se hace con mucho trabajo, feliz, lentamente y a la vez sabiendo que todo cambia. Que el éxito y el fracaso son extremos de una misma cosa y que uno es uno siempre. Esto que usted llama éxito me llega a los 42 años cuando llevo 30 escribiendo y todavía más leyendo. Imagino que si esto me hubiera ocurrido con 20 habría sido otra cosa. Ahora mismo lo disfruto con una sonrisa en los ojos. Feliz por encima de todo porque <b><i>Haré todo lo que tú quieras</i></b> y como consecuencia mis dos libros anteriores (<b><i>La memoria de las hormigas</i></b> y <b><i>El límite exacto de nuestros cuerpos</i></b>) están llegando a muchos más lectores que antes y esto es para mí igual a felicidad.
Empecé a escribir mi nuevo mundo / universo / libro en enero del 2013, antes del premio, de los miles de lectores y de las ventas. Y allí sigo. Aunque si le soy sincera estos últimos meses poco tiempo tengo para dedicarle, pero voy tomando notas, apuntes mentales y físicos. Y como lo de escribir va con la bestia (y la bestia soy yo) también le confesaré que la escritora ataca de nuevo porque lo necesita. Necesito escribir. Esto es así.
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<b>Usted es directora editorial de La Galera. ¿Cree que es beneficioso que al frente de un equipo editorial se encuentre un creador? Y lo contrario: ¿Es bueno o es perjudicial para su trabajo creativo conocer las intimidades del mundo editorial?
</b></div>
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Una buena doble pregunta. Con muchas respuestas. Mi respuesta a la primera pregunta es sí. Haciendo un símil futbolístico (que a mí esto del fútbol me gusta): sería el formato <b>Guardiola</b> (modestia aparte). Alguien que ha hecho de todo en el mundo editorial (llevo quince años en el oficio) y a la vez que escribe como le decía desde niña, por lo tanto cuando edito un texto sé quién es el que lo ha escrito, sé por lo que pasa... Y cuando dirijo a los editores y también al equipo de prensa, marqueting… también sé por lo que pasan porque yo también he hecho eso. Con lo cual uno sabe hasta donde puede exigir y por qué e intenta aportar aquello que cuando yo hacía estos trabajos me hubiera gustado que me hubieran aportado… Le he dicho que tenía muchas respuestas porque obviamente las respuestas son tan múltiples como todo el equipo que dirijo y todos los autores, ilustradores y demás compañeros con los que trabajo. A mí me encanta el trabajo al frente de la Galera y por encima de todo intento compartir la motivación que yo llevo encima y el creer en el proyecto. Lo que estamos haciendo en la Galera desde hace cinco años es único y lo sabemos. Una editorial además con más de cincuenta años de historia.
La segunda pregunta. También difícil de contestar. Sería perjudicial si yo no fuera capaz de separar, pero créame que cuando escribo, cuando creo, separo mucho. De hecho incluso dentro del trabajo de escritora hay en mí dos personas muy claras: la que escribe de saque, crea, se abandona, vive dentro de la historia… y después la que relee, edita, marca y hace infinitas versiones desde fuera. Estas dos personas ya son muy distintas dentro de la escritora <b>Iolanda Batallé</b>, pues imagine: todavía lo son más entre la escritora <b>Iolanda</b> y la editora <b>Batallé</b>. <i>Does it make sense?</i><br />
<i><br /></i>
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<i><span class="Apple-style-span" style="font-style: normal;"><b><i>Entrevista de Care Santos</i></b></span></i></div>
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Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5469260436604953448.post-41619102685430188192014-03-07T10:08:00.000+01:002014-03-07T10:08:49.830+01:00Leoncio López: «Hay cierto tipo de locura que tiene un poder redentor»<div style="text-align: justify;">
<b>Leoncio López, ingeniero aeronáutico por formación y creativo publicitario de profesión, es también uno de nuestros mejores escritores de relatos cortos, como demostró al ganar la edición de 2003 del prestigioso certamen La Hucha de Oro con su magnífico cuento La cita. Ahora, el autor ha debutado en las distancias largas con <i>El ladrón de nubes</i>, novela con la que ha triunfado en la novena edición del Premio Onuba. En esta entrevista, Leoncio López nos habla, entre otras cosas, sobre la fantasía y la realidad, la locura y la cordura, y sobre el olvidado arte de mover las nubes con la mente. </b></div>
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<br /></div>
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<b>Con <i>El ladrón de nubes</i> usted ha ganado la novena edición del Premio Onuba de Novela y antes obtuvo diversos galardones de relato corto, entre ellos la prestigiosa Hucha de Oro. ¿Qué importancia han tenido los premios literarios en su carrera? </b></div>
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Creo que deberían haber tenido bastante más de la que realmente han tenido. Un premio es algo muy importante, y más el que menciona de la Hucha de Oro, pero cuando lo gané yo tenía demasiado trabajo, y no pude aprovechar una oportunidad tan buena para continuar con mi vocación de escritor. Acababa de montar mi propia agencia de publicidad y esa tarea me tenía ocupado todo el tiempo del que disponía. </div>
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<b>Según le he oído decir, la idea de la novela surgió de una noticia leída en un periódico. ¿Cómo fue el proceso creativo? </b></div>
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Por mi trabajo, estoy acostumbrado a utilizar un tipo de proceso creativo que también puede ser útil para un escritor. Tenía el titular de un periódico —«Los agricultores de Soria se quejan de que les estén robando las nubes»—, que inmediatamente mi mente publicitaria lo transformó en el título para una novela. Yo nunca había escrito ninguna, así que el título me pareció un buen punto de partida. Era como desarrollar una campaña partiendo del eslogan. Todo lo que se requiere es que sea realmente bueno y encierre una gran idea. </div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6hUKeABG2ddqhlOpbnkCLh4ubhLa-CR9KS4jXg8dygTO2gvR5tprguXoi6ArL3C6xIxvFZRmnwA764ZN1EhM5WmJv59qnvGFkEwDyrcfcGGE7V-9Do5PZa2vbfKbF-p6uGyOvPjcY7H3z/s1600/Leoncio+L%C3%B3pez.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6hUKeABG2ddqhlOpbnkCLh4ubhLa-CR9KS4jXg8dygTO2gvR5tprguXoi6ArL3C6xIxvFZRmnwA764ZN1EhM5WmJv59qnvGFkEwDyrcfcGGE7V-9Do5PZa2vbfKbF-p6uGyOvPjcY7H3z/s1600/Leoncio+L%C3%B3pez.jpg" height="212" width="320" /></a><b><i>El ladrón de nubes</i> oscila entre el realismo y el fantástico. ¿Por qué esa indefinición genérica? ¿Cree que el género fantástico es una buena herramienta para analizar la realidad? </b></div>
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Muchas veces me he preguntado en qué tipo de literatura me movería yo mejor, y la respuesta no es única, pero sí elimina muchas posibilidades. Pues bien, el realismo fantástico no es una de las opciones eliminadas. </div>
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<b>El protagonista de la novela, Cristóbal, es un niño; raro, pero un niño. Por otro lado, la magia está muy presente en el texto. No magia auténtica (aunque quizá también), pero sí la magia que surge de la mirada del observador; como por ejemplo la que hay en los ojos de los niños cuando presencian un espectáculo circense, por muy casposo que sea. ¿Cree que hay alguna relación entre niñez, magia y literatura? </b></div>
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Sin duda. La relación que hay entre niñez y magia no es necesario explicarla, como también resulta evidente la relación entre magia y literatura. Esto plantea un silogismo clarísimo: la niñez y la literatura también están relacionadas. Pero hay que estar prevenidos con los silogismos pues algunos son sofismas. </div>
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<b>Cristóbal está evidentemente loco. Sin embargo, es precisamente su locura lo que le permite sobrevivir. ¿La locura puede ser una forma de lucidez? </b></div>
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Hay cierto tipo de locura que tiene un poder redentor. Creo que esta frase la dice en algún momento el personaje adulto, cuando está recordando lo que fue su niñez. Yo también lo creo. </div>
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<b>La trama de <i>El ladrón de nubes</i> puede interpretarse como una metáfora sobre el proceso de maduración y la pérdida de la inocencia. O de todo lo contrario: la negativa a madurar. ¿Qué opina al respecto? </b></div>
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Alguien, ya muy mayor, dijo que el error más grande que había cometido en su vida era haber dejado de ser un niño. Se entiende que lo decía solo en el sentido de no perder la capacidad para el asombro y de mantener la ilusión. Actualmente, muchos adultos siguen siendo unos niños pero porque se han “peterpanizado”, y eso resulta patético. En el caso de Cristóbal, se ve obligado a madurar por unas circunstancias muy duras, pero él sigue siendo un niño porque solo tiene trece años, y setenta años más tarde continua siendo un niño aunque, según sus palabras, «vivir se ha convertido en una vieja costumbre». Ese es el punto interesante. </div>
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<b>Usted ha afirmado que Cristóbal es un monstruo; sin embargo, yo creo que en la novela los monstruos son otros. ¿En qué sentido es monstruoso su protagonista? </b></div>
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En general se entiende como monstruo al que tiene características especiales que le hacen diferente, y se sobreentiende que esas características son malas o temibles. Lo contrario es un monstruo bueno que detesto profundamente. Cristóbal es un monstruo con varias puertas y solo se muestra abierta una de ellas. </div>
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<br /></div>
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<b>Me ha parecido detectar cierta relación entre <i>El ladrón de nubes</i> y la novela de Theodore Sturgeon <i>Los cristales soñadores</i>. ¿Qué influencias reconoce usted en su novela? </b></div>
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Seguro que tiene más influencias de las que yo puedo reconocer, pues muchas veces, te impresionan cosas que has leído de una forma mucho más intensa de lo que conscientemente crees, de modo que puede haber algo que se queda grabado en el subconsciente, oculto y discreto, y en un momento dado sale sin que tú sepas exactamente de dónde ha salido. Creo que esto es algo que cualquiera que se dedique a una tarea creativa, ha experimentado alguna vez. </div>
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<b>El humor es un elemento clave en el texto, incluso cuando describe situaciones dramáticas. Hay quien cree que el humor es un género banal, mientras que otros lo consideran algo muy serio. ¿Qué opina? </b></div>
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El humor siempre es un asunto difícil de tratar, mucho más cuando la situación no es para nada graciosa, y desde luego no creo en absoluto que sea algo banal, más bien todo lo contrario. Y desde luego, insisto, difícil. Es un ingrediente que si te pasas, echas a perder el guiso, pero que un buen gourmet enseguida detecta su presencia aunque se encuentre en dosis mínimas o muchas veces muy escondidas. </div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjsjFCwSJh7MPDO-2XOsu6yydL6aC66cmCy-e-PHHGDgc5-ZqPrDhCGqS19Hx_PPhEMTdPGEyS-Eup8oNzk-tH8hfN9d83aq2SR6n-mPUJFG4QDEGfCaDPKkmQWwAgwtAHT_HPiP9h6qv06/s1600/leoncioortega.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjsjFCwSJh7MPDO-2XOsu6yydL6aC66cmCy-e-PHHGDgc5-ZqPrDhCGqS19Hx_PPhEMTdPGEyS-Eup8oNzk-tH8hfN9d83aq2SR6n-mPUJFG4QDEGfCaDPKkmQWwAgwtAHT_HPiP9h6qv06/s1600/leoncioortega.jpg" height="300" width="400" /></a><b>¿Cuáles son sus escritores favoritos y/o los que más le han influido? </b></div>
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Mis escritores favoritos cambian según el momento y unos reemplazan a otros según descubro nuevos, o según cambio yo y cambian mis gustos. Entre los imperecederos puedo citar a <b>Fredric Brown</b>, <b>Philip José Farmer</b>, <b>Primo Levi</b>, <b>Giovanni Papini</b>, <b>Gabriel García Márquez</b>… como puede ver se trata de una colección demasiado variopinta como para sacar una conclusión. Si hablamos de influencia, yo diría que más que escritores, me han influido géneros y me han influido estilos. Por ejemplo, la ciencia ficción: para mí fue el mayor descubrimiento que me ha deparado la literatura, y sin ninguna duda todo lo que he escrito y todo lo que siga escribiendo estará de alguna forma marcado por aquellas primeras lecturas de ciencia ficción. En cuanto a estilos, seguro que me ha influido, más de lo que yo estoy dispuesto a admitir, cierto tipo de surrealismo, y me encantaría estar mucho más influenciado por el realismo mágico, su pariente más cercano, a veces un tanto presumido. </div>
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<b>Comenzó su carrera literaria escribiendo relatos cortos. En los países de nuestro entorno cultural –bastaría con que nos limitáramos a los hispanoamericanos-, el cuento tiene una gran tradición. Sin embargo, en España es casi un género maldito. ¿A qué cree que se debe? </b></div>
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Es verdad, en España no hay mucha afición al relato corto, posiblemente se deba a la fatiga que conlleva tener que cambiar de situación y personajes cada cierto número de páginas. Curiosamente ahora se está poniendo muy de moda el ultracorto, y quizá la razón de su éxito sea también por una cuestión puramente de comodidad: el ultracorto al ser tan corto, no da pereza. </div>
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<b>¿Qué prefiere escribir, relato corto o novela? </b></div>
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Me parece que ahora prefiero la novela. Es un territorio en el que apenas me he adentrado y me gustaría explorarlo un poco más, a ver qué me encuentro. </div>
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<b>Usted estudió Ingeniería Aeronáutica, pero siempre se ha dedicado profesionalmente a la publicidad como creativo. ¿Qué le han aportado esas dos actividades, tan aparentemente alejadas de la literatura, a su labor como escritor? </b></div>
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Cualquier fuente de conocimientos es rentable para un escritor, y cualquier entrenamiento intelectual viene bien a la hora de escribir, que sin duda es un trabajo que requiere un gran fondo, resistencia y musculatura intelectual. Y desde luego, mi trabajo como creativo publicitario ha tenido mucho que ver en que me lo pase bien inventando historias. </div>
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<b>¿Qué proyectos tiene para el futuro? </b></div>
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Tengo empezada una novela juvenil y, como no, una colección de relatos cortos temáticos que me gustaría completar. Pero he de confesar que lo que más me apetece es partir de cero y empezar un proyecto que sea totalmente nuevo. Quién sabe… depende de tantas cosas. </div>
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<b>Y ahora la pregunta más importante de todas: ¿Cristóbal puede mover las nubes o no? </b></div>
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Yo creo que sí. También creo que todos deberíamos saber hacerlo, al menos todos deberíamos intentarlo. </div>
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Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5469260436604953448.post-73376343359996386622014-02-28T15:33:00.000+01:002014-02-28T15:33:03.898+01:00Victoria R. Gil: «Los recuerdos son fundamentales para saber quiénes somos y de dónde venimos»<div style="text-align: justify;">
<b>Tras más de veinte años de periodismo activo a sus espaldas, trabajando en revistas, radio y en la desaparecida “La Voz de Asturias”, Victoria nos presenta su primer libro de relatos, aunque ya había figurado como coautora en el libro de cuentos breves “PervertiDos” (Traspiés, 2012) y en la biografía de “José Antonio Coto. Una vida dedicada a la empresa y a Asturias” (Club Asturiano de la Innovación, Gijón, 2006). Por eso hemos querido entrevistarla para que nos cuente que supone publicar ahora este primer libro en solitario.
</b></div>
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<br /></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4_ummCA7Faqz714sNwAgIdOiUAAIzOt2A1o3LDJYBz7sLJcFLh0mgm5JK42kRM9EDoV_clHb2uezqRV73Lqzh3h8QXwOxktolzg11AHv9T8XLJYsXmsaqwGkJwhvo3DtMdQbyJ7Y6lFzG/s1600/victoria1.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4_ummCA7Faqz714sNwAgIdOiUAAIzOt2A1o3LDJYBz7sLJcFLh0mgm5JK42kRM9EDoV_clHb2uezqRV73Lqzh3h8QXwOxktolzg11AHv9T8XLJYsXmsaqwGkJwhvo3DtMdQbyJ7Y6lFzG/s1600/victoria1.jpg" height="400" width="293" /></a><b>¿Por qué te inicias, profundizas y adentras en el complejo tema de la memoria con relatos breves?
</b></div>
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Me interesa la memoria como elemento definidor de la identidad y quería preguntarme lo que ocurre con nosotros, con lo que creemos que somos, cuando esa memoria se altera por algún motivo. Es un interés muy personal, ya que tengo varios casos de Alzhéimer en la familia y muchas posibilidades de padecerlo en el futuro. Esa circunstancia, unida al descubrimiento de que, según los expertos, alteramos de modo inconsciente nuestros recuerdos con el paso del tiempo me hizo pensar que tal vez nuestra vida no sea más que un espejismo. Todo eso está en el porqué de este libro. Elegir un género como el cuento era inevitable porque buscaba plantear múltiples situaciones a partir de un único tema: la memoria y sus desvaríos. Un libro de cuentos te permite eso, que con los mismos materiales resulten conflictos diferentes, como un tangram es capaz de construir centenares de figuras con las mismas siete piezas. Esa libertad no me la daba una novela.
</div>
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<br /></div>
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<b>Tus relatos son densos y profundos, distan mucho de ser unívocos y tienen varias lecturas. Elaborarlos así, ¿fue una decisión consciente, con algún propósito?
</b></div>
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Mi propósito fue el de hacerme preguntas y compartirlas con otros, quizás con la esperanza de que mis inquietudes fueran también las de ellos y surgieran algunas respuestas… o más preguntas. Siempre he creído que la lectura tiene un componente creativo muy importante. Un libro es uno para su autor y tantos otros como lectores llegue a tener. Para mí, en La curva del olvido hay, sobre todo, muchas dudas. No sólo sobre la identidad o el auto engaño, sino también sobre el modo en que entorpecemos las relaciones personales o saboteamos nuestra propia felicidad. Ojalá que para quien lo lea haya algo de esto y mucho más, sus propias preguntas, sus dudas más personales…
</div>
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<br /></div>
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<b>Una duda tremenda surge al leerlos, para la supervivencia, ¿crees que es tan necesaria la memoria como el olvido?, ¿en función de qué elegimos optar por una u otro?, ¿o acaso no elegimos?
</b><br />
Los recuerdos son fundamentales para saber quiénes somos y de dónde venimos, pero en ocasiones, esos mismos recuerdos son un lastre que no te deja avanzar. No olvidar nada de lo que nos ha ocurrido desde que nacemos debe de ser terrible, pero perder momentos del pasado que te han convertido en la persona que eres debe de ser aún peor. He jugado un poco con esa idea de que, en realidad, nunca sabemos cuál es el mejor camino para sobrevivir a la vida; que no hay soluciones, sólo opciones, y que demasiadas veces esa elección —cuando se nos permite elegir— únicamente depende del azar.
</div>
<div style="text-align: justify;">
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVzA-Dw1a6251jPpAOgWoyW2hCOG6PJuiHFnKuMK-EfIC045nlEHW6L0a_3Du4hutadVNj8rmqc5IIZ4xIS_UQROluotnu8y4JEJziZb2O3jX1wLaJ25KIkRqvxGZDvJP9N4YQjxIQBxvr/s1600/victoria2.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVzA-Dw1a6251jPpAOgWoyW2hCOG6PJuiHFnKuMK-EfIC045nlEHW6L0a_3Du4hutadVNj8rmqc5IIZ4xIS_UQROluotnu8y4JEJziZb2O3jX1wLaJ25KIkRqvxGZDvJP9N4YQjxIQBxvr/s1600/victoria2.jpg" height="317" width="320" /></a></div>
<b>Tras ese estilo tan cuidado y personal, donde no se aprecian fácilmente influencias literarias directas, ¿hubo lecturas especiales?, ¿qué autores te han acompañado más?, ¿a cuáles sientes más cerca?
</b></div>
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Soy lectora compulsiva desde muy pequeña, pero no sabría decirte de qué aspectos de <b>Dolores Medio</b>, <b>Daphne du Maurier</b>, <b>Antonio Buero Vallejo</b>, <b>Óscar Wilde</b>, <b>Carmen Laforet</b>, <b>Ray Bradbury</b> o <b>Tennessee Williams</b>, por decir algunos, me he apropiado. Quizás me siento cerca de <b>Carmen Martín Gaite</b> por sus temas y por el modo en que aborda las historias fantásticas, sin enfrentar ilusión y realidad, sino mezclando ambas hasta confundirlas con lo más cotidiano. Y, sin duda, soy deudora de <b>Gabriel García Márquez</b> más que de cualquier otro autor de cuentos y de los escritores hispanoamericanos más que de cualquier otra corriente cuentista. De un relato espero, antes que cualquier otra cosa, una historia. El estilo, la innovación, la tan traída y llevada sorpresa final… todo eso viene después, pero sin un corazón narrativo me falta lo principal. Seguramente sea un defecto mío, pero ya no tiene remedio. Lo que sí tengo muy claro es que si algo ha contribuido al modo en el que escribo son los más de veinte años que he dedicado al periodismo. Como dice un colega de profesión que también ha sido atacado por el virus de escribir cuentos: «No encabalgamos una subordinada ni aunque nos maten».
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<b>Por último, ¿estás contenta con la recepción que está teniendo?, ¿qué se siente al verse, esta vez sola ante el peligro, tras el escaparate de una librería?
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Estoy muy contenta de haber llegado hasta aquí y encantada con la generosidad lectora que he descubierto a mi alrededor. No deja de asombrarme que haya desconocidos (a los amigos no les queda otra, los tengo amenazados a todos) que estén dispuestos a dedicar unas horas de sus vidas a leer esos cuentos que escribí sin imaginar que un día terminarían siendo un libro más en sus bibliotecas.</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5469260436604953448.post-79282874535717663452014-02-19T00:02:00.000+01:002014-02-19T00:02:00.237+01:00Fernando García Maroto: «La familia es un núcleo inabarcable de conflictos»<div style="text-align: justify;">
<b>Hace menos de un año que se estrenó en este mismo blog con Los apartados, Premio Eutelequia de Novela. Ahora vuelve con su primer libro de relatos, La vida calcada, tras cruzar el charco para publicar con la editorial mexicana Paroxismo. Del cuento, la familia y otros nihilismos hablaremos a continuación.</b>
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<b>Son sólo quince preguntas o flechas, no se preocupe. <i>La vida calcada</i> es su primer libro de cuentos. ¿Qué tal la experiencia y por qué siete?
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_db6wEKmyuHRwIgYBhXgRfk6aZwxEq8lhd3hFBvE3UG_Mz9Ft0ZQBS_1WU8Ozfx-Qdj2aQGDa8tIdKFywjfIBqCQaCxu75opl6DVcBPrahD3_KI75RWuDbcwKNzAjIWDvQZj8Dso6Z4o5/s1600/fernando+garc%C3%ADa+maroto.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em; text-align: justify;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_db6wEKmyuHRwIgYBhXgRfk6aZwxEq8lhd3hFBvE3UG_Mz9Ft0ZQBS_1WU8Ozfx-Qdj2aQGDa8tIdKFywjfIBqCQaCxu75opl6DVcBPrahD3_KI75RWuDbcwKNzAjIWDvQZj8Dso6Z4o5/s320/fernando+garc%C3%ADa+maroto.jpg" height="400" width="372" /></a></div>
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El cuento es un terreno en el que, sin sentirme incómodo, me siento quizá un poco menos cómodo que en el de la novela, porque la exigencia del cuento es tremenda, casi más que la de la novela, y no admite distracciones ni fisuras; sin embargo, para mí es un placer enfrentarme a un cuento: cómo surge, cómo se va construyendo y cómo debe cerrarse, aunque pueda quedar abierto, que es otra forma de cierre. Por eso disfruto y espero poder seguir disfrutando escribiéndolos.
En cuanto al número, ojalá pudiera argumentar algo más mágico, más imaginativo, menos prosaico que las imposiciones editoriales y decirle que tiene alguna otra justificación, pero mentiría.
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<b>Por cierto, ¿qué acepción le gusta más: cuento o relato?
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Si he de elegir, me decanto por cuento, sin más; no tengo un criterio más profundo que mi gusto personal a este respecto.
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<b>Hay autores que escriben sus cuentos como descanso a la redacción de obras mayores en extensión, como es el caso de la novela. ¿Cómo afronta usted la creación de un libro de relatos?: ¿intercala la escritura de éstos con la redacción de otras obras o se dedica de lleno y de manera aislada a ellos como si de otra obra se tratase?
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Existe de todo un poco: para mí, un cuento es ya una obra en sí misma, que merece idéntica consideración, atención y preparación, aunque en menor escala, que cuando ataco una novela; de otro modo, el cuento no funciona. No es una obra menor, ni un mero divertimento; mucho menos un descanso. Y si hablamos de un libro de cuentos, ahí nos encontramos además con el problema añadido de la selección, el orden y la temática, si es que se quiere seguir una línea argumental en el recopilatorio.
No obstante, es inevitable, dado el tiempo que requiere cerrar definitivamente una novela, que la escritura de cuentos quede intercalada. Pero como le digo, en mi caso es una cuestión de tiempo: el cuento tiene el suyo, como lo tiene la novela.
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<b>En la novela su escritor modelo era Onetti. ¿Quién en el cuento?
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El magisterio de <b>Julio Cortázar</b> es indiscutible y principal. Pero también el de <b>Felisberto Hernández</b>, por original, y el del propio <b>Onetti</b>, para la comprensión total de su universo. Y <b>Borges</b>, por supuesto, no puede faltar; sólo por citar a autores en castellano. También me gusta, por su concisión y su estilo tan diferente a los anteriores, otro argentino, <b>Antonio di Benedetto</b>.
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<b>Parecidos razonables entre el cuarto relato del libro, <i>La única felicidad</i>, y <i>Familia</i> de Fernando León de Aranoa.
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Mientras lo escribía no era consciente de ello, pero al leerlo y releerlo para su corrección me di cuenta de que ahí había ciertas similitudes con la película que cita. Supongo que el inconsciente trabaja, selecciona y retiene algunas cosas buenas o experiencias que han significado algo, por más que cueste reconocerlo, para después sacarlas a la luz de la manera más inesperada.
En cualquier caso, el de la película y el mío son dos puntos de vista muy diferentes, uno más amable que el otro, al tratar el tema de la soledad, y yo no escondo el hecho de que todo es una farsa, una mera representación: no me parece tan importante el descubrimiento del juego o del truco como el juego o el truco en sí.
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<b>¿Soy yo o se le ha “ablandado”, en el buen sentido de la palabra, el corazón al escribir estos relatos? Lo digo por comparación con su última novela, Los apartados, donde tanto el narrador como los personajes eran más cínicos, y lo digo también por cuentos como El blanco de los ojos o La vida calcada. ¿Hay alguna razón, vital o literaria, para haber cambiado la perspectiva?
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Curiosamente, aunque han visto la luz después que la novela <b><i>Los apartados</i></b>, el grueso de estos cuentos está escrito antes que la citada obra; sólo unos pocos, que no son los que apunta usted, son posteriores, como por ejemplo <i>Indefensión</i>, <i>El ruidito</i> o <i>El buscador infatigable</i>, precisamente varios de los más duros, si puede decirse así.
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<b>Aun así, usted o uno de sus personajes dice, y cito textualmente: «Cada vez quedan menos cosas que me hagan sentir el escalofrío placentero o trágico de la emoción. Eso es lo que llamamos hacerse mayor.» Como diría Latino de Híspalis en <i>Luces de bohemia</i>, se nos ha puesto usted estupendo. Le voy a dar otra oportunidad: ¿qué cosas le hacen sentir todavía dicho escalofrío?
</b></div>
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Para qué negarlo: la paternidad modifica la perspectiva; o si no tanto, al menos sí puedo decir que la suaviza y le añade matices diferentes que ayudan a comprender mejor ciertos aspectos, recordar emociones olvidadas, además de disfrutar con diversiones sencillas, o no tan cerebrales, tan abstractas a las que habitualmente tengo por costumbre. No obstante, mi visión del mundo no ha cambiado mucho, apenas nada.
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRnkXgyQesUuYAQFc_nbayJrj2JRSSgy0tIxEzjiwFEyMk_ArEdsMjLmb3jCjhIreuqMfmxxJ9qP6qgWdTpYdLHfYhX7woe0tlUPX7u1zURLhTPN5dxvE0rP4sU0sO7sPLkHqZX-CZV3pG/s1600/FernandoMaroto2.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRnkXgyQesUuYAQFc_nbayJrj2JRSSgy0tIxEzjiwFEyMk_ArEdsMjLmb3jCjhIreuqMfmxxJ9qP6qgWdTpYdLHfYhX7woe0tlUPX7u1zURLhTPN5dxvE0rP4sU0sO7sPLkHqZX-CZV3pG/s1600/FernandoMaroto2.JPG" height="400" width="266" /></a></div>
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<b>Pongámonos metaliterarios. Allá va un tópico: ¿el cuento, género breve, refleja el tipo de literatura que el lector moderno, con prisas y sin tiempo, exige a sus escritores contemporáneos?
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No lo creo. De hecho, a mi modo de ver, el cuento sigue siendo un género bastante denostado por el lector en general. Es extraño que un recopilatorio de cuentos suponga un verdadero éxito. Además, un buen cuento exige, y puede ser tan denso, tan profundo como una novela, sumando el lirismo que en ocasiones le es propio.
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<b>Otro clásico: ¿a quién se parece más el relato: a papá (la novela) o a mamá (el poema)?
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Supongo que tiene de los dos, también según escritores. La pregunta malvada sería: ¿a quién quiere más: a papá o a mamá?
Yo puedo decirle que intento que se parezca a la novela, simplemente porque lo que me gustaría encontrarme como lector en una novela también lo deseo en un relato.
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<b>Volvamos al libro. La “familia” es un concepto importantísimo en este libro y de ella no emanan unas connotaciones demasiado positivas. Defiéndase.
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No puedo. No reniego de la familia, ni mis reticencias son de orden moral, religioso, político o socioeconómico, pero encuentro que la familia es un núcleo inabarcable de conflictos en la medida en que todos se conocen, conocen las debilidades ajenas, los trapos sucios y las mentiras cotidianas que hacen falta para avanzar. Es un polvorín que puede estallar en cualquier momento, y todos somos susceptibles de poder encender la mecha.
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<b>Dos de los relatos, <i>El ruidito</i> y <i>El buscador infatigable </i>son misteriosamente desoladores o dolorosamente enigmáticos. Como usted prefiera. No pido que los explique pero sí que nos dé a los lectores algunas claves para su lectura.
</b></div>
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<i>El ruidito </i>encierra un juego, ya el diminutivo del título quiere dar una idea aproximada de lo que se va a encontrar el lector: ha jugado el escritor, juegan el narrador y los personajes, y, por lo tanto, debe jugar el lector.
<i>El buscador infatigable</i> supone otra vuelta de tuerca en un tema recurrente para mí como es la muerte y el enfrentamiento ante la muerte, sea la de los seres queridos o la propia; esa ausencia de respuestas, el silencio de Dios, que diría <b>Bergman</b>.
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<b>Una con mala leche, para rebajar el tono de la entrevista. Usted habrá ganado algunos concursos literarios. Espero que Antúnez no exista o que al menos sea un alter ego de usted mismo.
</b></div>
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Existe en las páginas. Yo me doy por satisfecho si en un concurso literario quedo segundo. Y ganar, lo que se dice ganar, sólo he ganado un premio.
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<b>A colación de esto, el mundillo literario, que es el suyo, tampoco sale muy bien parado…
</b></div>
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Es ficción; pero si sale mal parado, se lo ha buscado él solo. El mundillo literario es como cualquier otro mundillo: por lo poco que yo he podido observar, hay peleas, discusiones, mezquindades y muchas envidias; pero también, de cuando en cuando, topas con gente honesta y estupenda. Personalmente, me esfuerzo por mantener cierto equilibrio, lo cual es complicado: quiero dar a conocer mi obra, pero intento estar en los márgenes de este mundo.
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<b>Salgamos de <i>La vida calcada</i>. ¿Qué narradores breves actuales le han marcado o le marcan y qué está preparando ahora mismo?
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No tengo ningún referente actual en la literatura breve, porque supongo que <b>Roberto Bolaño</b> ya no puede considerarse actual dado el ritmo vertiginoso de nuevas publicaciones. He leído, y me gusta, a <b>Eloy Tizón</b>, y sigo los cuentos del rumano <b>Mircea Cartarescu</b>, que casi son novelas breves.
</div>
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Mis siguientes proyectos para este año son dos, y ambos con editoriales digitales: una nueva novela titulada <b><i>Las tablas del naufragio</i></b>, que publicará Editorial Foc, y la reedición de una antigua, <b><i>La distancia entre dos puntos</i></b>, por LcLibros.
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<b>Por último, obligada y en la frente: «¿Dónde quedan esas lágrimas que nunca aparecieron por entre los ojos? ¿Y adónde van?».
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No van a ninguna parte: quedan dentro, muy dentro de uno mismo.</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5469260436604953448.post-15101802889021128162013-07-09T00:02:00.000+02:002013-07-09T00:02:00.348+02:00Alejandro Palomas: «Mi poesía es lo que me circula por las venas cuando relajo la musculatura»<div style="text-align: justify;">
<strong>Siempre me ha parecido que Alejandro Palomas tenía un secreto inconfesado. Cada vez que he hablado con este escritor multifacético, autor de novelas premiadas que cuentan con miles de fieles lectores —no sólo en nuestro país—, donde hace gala de una sensibilidad y un sentido del humor muy fuera de lo común, a medio camino entre lo muy literario y eso tan indefinible que suele llamarse comercial —y que tal vez sólo sea la rara capacidad de conectar con los gustos y querencias del público, del gran público—; en fin, cada vez que he hablado con Alejandro Palomas me ha parecido ver un brillo de inusual inteligencia en su forma de mirar, pero también un secreto. Después de leer con deleite su poesía, creí comenzar a entender de qué se trataba. Trea esta conversación, me siento en posesión de algunas pistas, ciertas claves que me permitirán continuar en este universo literario que promete emoción y reflexión a partes iguales. En esta entrevista, el autor explica su relación con la poesía con la misma intensidad con que cincela sus versos.</strong></div>
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Entrevista de <strong>Care Santos</strong>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmxg0rDTWTReiMmbQXStf4e1ie2Wjuge2WpHzX1elB7fAqhkJX5YthLpkob7HA6p7MXGgZFELquhdEWIgNtmBlF4b2s4SvSzHuZkF1uzM5Z4VTL06V-cBA-LlTHL8FE51xgUn1e1r1AtJg/s1600/Alejandro+Palomas+1.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmxg0rDTWTReiMmbQXStf4e1ie2Wjuge2WpHzX1elB7fAqhkJX5YthLpkob7HA6p7MXGgZFELquhdEWIgNtmBlF4b2s4SvSzHuZkF1uzM5Z4VTL06V-cBA-LlTHL8FE51xgUn1e1r1AtJg/s320/Alejandro+Palomas+1.JPG" width="315" /></a>—<strong><em>Entre el ruido y la vida</em> es un poemario de madurez. ¿Tocaba hacer balance?</strong>
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—En realidad, es un poemario en la línea del anterior, Tanto tiempo, y también de la del que estoy escribiendo ahora. Parto siempre de un chispazo de reflexión y a partir de ahí me dejo llevar, por eso da la impresión de que esté haciendo siempre balance. En este caso, me encontré planteándome qué es ruido y qué es vida, qué vale y qué es prescindible, qué es hueco y refugio y qué es retiro, valiente retiro. Y a partir de ahí encontré la voz, la voz del <strong>Alejandro </strong>real que soy ahora, y también del <strong>Alejandro </strong>poético que soy ahora y que varía con más rapidez que la del <strong>Alejandro </strong>que escribe ficción. De repente llega el balance, sí, y llega en lo poético, porque es donde soy más yo, más a pelo, y esa es una sensación única, porque con ella llega también la de la libertad. En realidad, más que “poemarios”, que por supuesto lo son, me gusta pensar que mi voz poética crea “reflexionarios”. Quizá por eso mi poética es tan mental. Y quizá por eso <strong><em>Entre el ruido y la vida </em></strong>dé esa sensación de poemario de madurez.
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—<strong>De sus versos se desprende que la madurez, al cabo, tampoco sirve de tanto...</strong>
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—La medida de la madurez es, en mi caso, el alivio. Llevo tantos años buscando poder respirar a fondo, poder convertir el temor en cautela y sentirlo así, que entiendo también que lo que sirve es la capacidad de lucha, y sobre todo la lucidez. Una madurez poco lúcida es como un cuadro a medias, como un bosquejo, aunque una madurez lúcida tampoco es un fin en sí misma. Es un trampolín para el siguiente salto. No es ni ruido ni vida, sino lo que se desliza entre las dos cosas.
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—<strong>Hay un sutil pero constante juego de referentes religiosos judeocristianos en el libro, incluyendo la suerte de redención final. ¿Inevitables, aprendidos, interiorizados, buscados...?
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<div style="text-align: justify;">
—Totalmente inconscientes, debo reconocer. Es parte de mi cultura, aunque confieso que yo me río mucho en mi poesía, mi tono tiene mucho humor, si bien es cierto que hay quien no lo aprecia así. Hay culpa, hay deseo de terminar con ella, hay la lucha entre el “debo” y el “quiero”, hay ataduras que romper y libertad —libertades— que reconquistar. Supongo que es un poco la suerte o el sino de todo apóstata: los hilos al aire, la orfandad.
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh2c5yGnty_8n61_1sJCVnDMlBVsDTIiOgl1tXS8zbsgDq_PAg-OM4-nDTvOMveOJ8mBJqfhwE3WfnzFktTiNvIKUWNjwCBWFzB2-43LVTwCWwD7Mm50RnNzqPmOCMfbU30Kjb0IVDpwB3B/s1572/Alejandro+Palomas+2.JPG" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh2c5yGnty_8n61_1sJCVnDMlBVsDTIiOgl1tXS8zbsgDq_PAg-OM4-nDTvOMveOJ8mBJqfhwE3WfnzFktTiNvIKUWNjwCBWFzB2-43LVTwCWwD7Mm50RnNzqPmOCMfbU30Kjb0IVDpwB3B/s320/Alejandro+Palomas+2.JPG" width="302" /></a>—<strong>«Quizá la vida sea la grieta» / «Una grieta de calor». Cito dos versos, como sabe, separados por más de 30 páginas. ¿Qué significado tiene esa grieta para usted?
</strong></div>
<div style="text-align: justify;">
—Esa grieta es para mí la vida misma. La respuesta. Siempre he vivido con la sensación de que me cuelo por grietas que veo justo a tiempo para escapar del peligro. En un tiempo creí que ese peligro era la locura. Luego fue la cotidianidad. En realidad la grieta es lo que me ayuda a tener fe en que hay luz al otro lado, de que no estoy solo.
</div>
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<br /></div>
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—<strong>El poema más largo del libro está dedicado al amor. ¿Es el amor el gran aprendizaje de la vida?
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—El amor es el juego. Una vez alguien muy cercano me dijo algo que me marcó y que sé que seguirá marcándome hasta mi muerte. «Yo no sé que me quieran», dijo. La expresión es extraña, incorrecta, sesgada… pero en mi caso tiene mucho de cierto. No entiendo que alguien me quiera. No sé cómo se hace. No me fío, porque lo que sí entiendo es que me quiere a partir de lo que siente por mí, no de lo que yo soy, y eso me crea tal confusión que me aleja. Querer a alguien no es imaginarlo, ni tampoco aceptarlo. Querer a alguien es «querer querer» a alguien y sentarte a su lado y desentrañar, conspirar, averiguar, preguntar, preguntar mucho, a todas horas del día y de la noche, ser voraz en la curiosidad, voraz en todo. Y eso a mí no me ha ocurrido. No de verdad. Por eso dedico el poema más largo al amor: para contar lo que invoco con él, lo que hago con él, para detallarlo. Quizá también para invocarlo.
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<br /></div>
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—<strong>El gran público le conoce por su obra novelística. ¿De dónde surge su poesía?
</strong></div>
<div style="text-align: justify;">
—A decir verdad, yo siempre he sido más poeta que novelista. Estudié poesía en el extranjero cuando aquí ninguna universidad me ofrecía la posibilidad de hacerlo y en un momento (1990) en que la expresión «Master in Poetics» era tan inexistente como Internet. Yo escribo poesía en libertad. De ahí sale lo que doy en mis poemas. El <strong>Alejandro </strong>de <strong><em>Tanto tiempo </em></strong>y de <strong><em>Entre el ruido y la vida </em></strong>soy yo sin adornos, el más exhibicionista, el más radical. Es el Yo menos conciliador, ese que sólo conocen unos pocos, el del genio descomunal, el de la ira, el de las pasiones más deslavazadas. Mi poesía es lo que me circula por las venas cuando relajo la musculatura. Es roja.
—¿Es usted un novelista que escribe poesía o un poeta que escribe novelas?
—Con el tiempo he aprendido a ser un novelista que escribe novelas y un poeta que escribe poesía, básicamente por las necesidades del guión, aunque en el fondo soy muy rebelde y me fascina fusionar y dejar que el poeta se cuele en mis novelas y viceversa. Soy un cable sobre mí mismo: cable y funámbulo a la vez. A veces piso versos y sostengo un par de novelas en las manos para no perder el equilibrio. Otras piso capítulos y dejo que la poesía me salve del vacío.
</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5469260436604953448.post-64151242513008299402013-05-25T00:02:00.000+02:002013-05-25T00:02:00.198+02:00Guillermo Roz: "Nunca me sentí más cerca del abismo que cuando sufrí por amor"<div style="text-align: justify;">
<strong><em>Entrevista de Care Santos</em></strong>
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<strong>Guillermo Roz no es nuevo en nuestras mesas de novedades. Este argentino, afincado en España desde hace varios años, ya sorprendió con su anterior novela <em>Tendríamos que haber venido solos</em>, y vuelve a hacerlo ahora con una historia cruel, perturbadora, que ahonda en la identidad y el juego de espej</strong><strong>os de la verdad, y que acaba de publicar —sólo en formato digital— Musa a las 9 (www.musaalas 9.com). En esta entrevista, el autor nos habla de su literatura, su concepción de la juventud, sus planes de futuro y hasta del contenido de los cajones de su escritorio.
</strong></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTJv6i3_1GjxfLov68mv81h1i7KQ3UDSUTYhWi7yMweq13tZrmHNRQHnzE-K9TjaW9XTzrUZFd559RnSnLLIj4GhlX0HbfdYi8xMhX-fWl-q2FNMFbjPz8iKp3i-VQ2wCRjNeMOLiTpwbY/s1600/GuillermoRoz4COLOR.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="211" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTJv6i3_1GjxfLov68mv81h1i7KQ3UDSUTYhWi7yMweq13tZrmHNRQHnzE-K9TjaW9XTzrUZFd559RnSnLLIj4GhlX0HbfdYi8xMhX-fWl-q2FNMFbjPz8iKp3i-VQ2wCRjNeMOLiTpwbY/s320/GuillermoRoz4COLOR.jpg" width="320" /></a>—<strong>Lo primero, enhorabuena por el Premio Francisco Ayala, que acaba de ganar. Es un premio pensado para difundir en formato digital la obra de narradores contemporáneos. ¿Usted es de los que se alegra de una difusión sin fronteras o de los que se lamenta de no tener en sus manos un libro de papel?</strong>
</div>
<div style="text-align: justify;">
—Yo soy, definitivamente, del club que se alegra por la publicación bien hecha, en primera medida y si ésta me da la posibilidad inmediata de llegar a cualquier punto del planeta, muchísimo mejor. Leo tan bien en el papel como en un libro electrónico. Y lo único que me preocuparía en mi relación con el mundo de los libros, sería no tener acceso a ellos por medio, tanto de la lectura, como de la escritura. Todo lo demás es ganancia, y el Premio Francisco Ayala es parte fundamental de esa ganancia: escribí, se editó y ahora me toca invitar a los lectores a hacer su parte.
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</div>
<div style="text-align: justify;">
—<strong>Con su anterior novela, Tendríamos que haber venido solos (Alianza, 2012) fue usted Nuevo Talento Fnac. Sin embargo, roza los 40 años. ¿Algo que objetar al adjetivo “nuevo”? ¿O el tan traído y llevado “joven”?
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—Me gustaría ser menor para ganar un premio que premiara a un muy joven, pero no hay nada que hacer, para la literatura en España y Latinoamérica, mi edad corresponde a sólo joven. Por otro lado te diría que el criterio de juventud, en mi caso, me remite a la inocencia con la que afronto todo lo que escribo. A pesar de llevar varios libros publicados siento, sin caer en el cliché, que nadie puede quitarme el miedo escénico, la incertidumbre absoluta y constante sobre el valor de lo que voy creando. Soy joven, en todo caso, en la medida en que soy siempre, un aprendiz asustado. Y para concluir me viene a la cabeza una frase de no sé quien: «el problema de hacerse viejo es que todavía uno es joven».
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—<strong>Tanto en aquella novela como en esta me parece entender que la crueldad forma parte de su adn literario. ¿Es así? ¿De qué modo le interesa la crueldad como materia prima de la ficción?
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—Mira, mi primera novela se titulaba <strong><em>La vida me engañó </em></strong>y creo que en ese título se resume de algún modo cierta concepción común de los personajes que pueblan mis historias. Crueldad como engaño, como fraude, como el cuchillo más afilado que nos espera en cualquier esquina del tiempo. Me interesa mucho la decepción y el amargor de los que se han visto profundamente humillados por un acontecimiento del todo imprevisto, y más si ese acontecimiento es de orden sentimental. No hay nada más cruel que una frustración amorosa.
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—<strong><em>Les ruego que me odien</em> es una novela cambiante, que sorprende a cada rato. Comienza como un romance, se convierte pronto en una suerte de thriller sentimental, luego da un vuelco absoluto en una sola escena y termina reflexionando sobre algunos asuntos que podríamos considerar grandes clásicos de la literatura de todos los tiempos: la verdad, la identidad, la locura.... ¿Pretendía dejar sin aliento al lector, escribir muchas novelas en una, experimentar...?
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—No está mal lo de muchas novelas en una, es una idea que pongo en práctica no por razones semánticas sino por la disciplina de escritura que llevo. Me explico: me cuesta pensar una novela entera que no cuente, aunque con los mismos personajes, cuatro, cinco o seis historias, un poco a la manera de escenas teatrales. Esto, sin quererlo, deviene a veces en que de historia en historia, de escena en escena, la trama se monte a parámetros propios de diferentes géneros. Sin embargo no me importa en lo más mínimo, porque en definitiva no creo en los géneros y sí creo que cualquier vida puede teñirse una temporada de novela rosa, otra de novela negra y finalmente se cierre como un cuento de hadas. Lo que pretendí es que funcionara como una unidad, con diversidad interna, con vaivenes inesperados, pero que al final exista en el lector la sensación de que le han contado una historia, de las buenas.
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5_OXtEDiLP6OrCu1wwGVrkh2hJ-AmHnNGEm5Pgo9xo3NLfRKZ65uZ8jZ6vapBNh_oysJ1eTEwf3FSBdJwVlpl3mtK1w62j5XNnpj4kEcnWR1GOdtLluLJ3L6MPX8p1Y_4GmBabNLHubBo/s1600/GuillermoRoz9.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="211" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5_OXtEDiLP6OrCu1wwGVrkh2hJ-AmHnNGEm5Pgo9xo3NLfRKZ65uZ8jZ6vapBNh_oysJ1eTEwf3FSBdJwVlpl3mtK1w62j5XNnpj4kEcnWR1GOdtLluLJ3L6MPX8p1Y_4GmBabNLHubBo/s320/GuillermoRoz9.jpg" width="320" /></a></div>
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—<strong>¿Tan próximos están amor y locura como parece desprenderse de estas páginas suyas?
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—Creo que esta cercanía tiene que ver con una página autobiográfica: yo nunca me sentí más cerca del abismo, y llámese abismo a la locura, la muerte o el crimen, que cuando sufrí por amor.
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—<strong>Si tuviera que elegir una familia literaria de cinco miembros, ¿a quién elegiría y por qué razón?
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—¡Los envidiados padres de mis letras, los imitados hasta la desvergüenza! ¡Madre mía, qué difícil! A ver… <strong>Dante</strong>, porque descubrí que una lectura te podía hacer llorar. <strong>Cortázar</strong>, porque me generó esa necesidad imperiosa de decir cosas con palabras. <strong>Osvaldo Lamborghini</strong>, porque me mostró que la literatura no era nada de lo que me habían contado ni en el cole ni en la universidad, sino todo lo contrario. <strong>Onetti</strong>, porque no puedo salir del cenagal en el que me ha metido, ese maldito. <strong>Borges</strong>, no hace falta explicar por qué.
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—<strong>¿Qué hay en los cajones de su escritorio (que pueda confesarse)?
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—Millones de dólares, un par de tapones para los oídos, una blackberry vieja, un botón de repuesto de una camisa nueva, relojes sin pila, kleenex y una foto pequeñísima, de esas que las veías por un agujerito que servía de lupa, en la que se me ve a las tres años, junto a mis padres, en un circo. Lleva allí años, esperando encontrar la mirilla-lupa, o que mágicamente me caiga del cielo una igual. La guardo como un tesoro. Es del tiempo sin crueldad.
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Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5469260436604953448.post-26791767488872572612013-05-11T00:02:00.000+02:002013-05-11T00:02:00.464+02:00Javier García Sánchez: "Sé que ya no puedo aspirar al éxito. Por tanto, sólo me resta luchar por la inmortalidad"<div style="text-align: justify;">
<strong>Javier García Sánchez (Barcelona, 1955), es uno de los escasos autores literarios que aún campean en la narrativa española, un superviviente de mejores épocas. Sólido autor de una veintena de títulos (<i>Mutantes de invierno, Teoría de la eternidad, La dama del viento sur, Última carta de amor de Carolina von Günderrode a Bettina Brentano, El mecanógrafo, La hija del emperador, El amor secreto de Luca Signorelli, Recuerda, Crítica de la razón impura, La historia más triste, Continúa el misterio de los ojos verdes, Oscar. La aventura de correr, Los otros, La mujer de ninguna parte, Falta alma, Dios se ha ido, El alpe d'Huez, Ella Drácula, K2, Júrame que no fue un sueño</i>) siempre heterogéneos, arriesgados e intensos, nos presenta ahora este fabuloso Robespierre como culmen de su obra.</strong></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjx51TWSl2Qri5C5qZfhMrzATFUwEnPYMYK4Q7EVodzuIaWgjJ-zc6HeAEXllPsPdeIAe5AR5j00OkNdjxLEsllotMdkT5uBUpHBbFhPU44A2z3OA1xvMayi05flnPATwahEwOtFn_bOf-7/s1600/javier+garcia+sanchez.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="213" mwa="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjx51TWSl2Qri5C5qZfhMrzATFUwEnPYMYK4Q7EVodzuIaWgjJ-zc6HeAEXllPsPdeIAe5AR5j00OkNdjxLEsllotMdkT5uBUpHBbFhPU44A2z3OA1xvMayi05flnPATwahEwOtFn_bOf-7/s400/javier+garcia+sanchez.jpg" width="400" /></a><br />
<b><i><br /></i></b>
<b><i>Entrevista de Ángeles Prieto Barba</i></b><br />
<br />
—<strong>¿Cuándo y por qué surgió tu interés en las figuras de Robespierre y Saint-Just?, ¿qué vislumbraste en ellos para dedicarles luego tanto tiempo y esfuerzo?</strong></div>
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—Hace más de treinta años pude comprobar, atónito, cómo ciertos hechos, y sobre todo ciertos datos, referidos a la práctica de lo que se llamó la Grande Terreur, no coincidían en absoluto. A partir de ahí, de biografía en biografía —aunque todas convencionales, se entiende— empecé a pensar: “Pues si Robespierre no pudo haber hecho esto o lo otro, ¿por qué entonces le culpan absolutamente de todo?”. Hasta que aparecieron en el horizonte los trabajos de Albert Mathiez. Aquello certificaba la magnitud de una conspiración mayúscula, cuyos nefastos efectos en la Democracia perduran en la actualidad. La Revolución Francesa empezó como un sueño casi colectivo y acabó en apenas un año, verano de 1794, envuelta en una gran mentira y en un formidable baño de sangre. Eso es lo que intento denunciar: la mecánica del Terror.</div>
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De otro lado, ya en 1985 el desaparecido Rafael Conte me convenció de que uno de los grandes personajes de la Historia Contemporánea era Saint-Just, y entonces me precipité en Saint-Just, alter ego del Incorruptible. De hecho, Rafael me llamó siempre Saint-Just, lo cual me llena de orgullo. Que él no estuviese aquí cuando nació la novela es uno de los dolores que, en relación a <strong><em>Robespierre</em></strong>, me acompañará constantemente. Y sin duda Saint-Just es, junto a John Lennon, el personaje de mi vida. </div>
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—<strong>Me llamó mucho la atención en el libro la manera de abordar la muerte, en especial que reserves para Saint-Just y para Sebastien un final deslumbrante y luminoso. ¿A qué es debido?</strong></div>
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—Porque también Saint-Just es la “niña de los ojos” de Sebastien, que a su particular y testimonial manera narra la historia. Tienes razón, la muerte de un Sebastien ya ancianísimo —más aún, el momento preciso de su muerte— debía estar a tono con el resto de la narración. Pretendí que ese tránsito a la eternidad fuese la última y gran batalla con las palabras, pues en el fondo y en la superficie de eso va la obra: de la guerra a muerte entre las palabras, que siempre definen conceptos distintos. Lo que me resulta curioso es que pese a haber descrito mi propio destino como novelista en la parte final de la novela, ni siquiera nadie de entre mis allegados se haya dado cuenta de ello. Tal vez ya lo harán cuando toque, aunque yo no estaré aquí para verlo. Mejor así. Debo reconocer que he perdido por completo la paciencia. Expuesto de otra forma: me hallo exactamente en el mismo punto que Saint-Just en aquel aciago verano de 1794. Sé que ya no puedo aspirar al éxito. Por tanto, sólo me resta luchar por la inmortalidad. Si suena petulante, lo siento, pero así lo habría expresado mi amado Saint-Just.</div>
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—<strong>Tus libros, aunque de distinta extensión, son siempre intensos (<em>El mecanógrafo</em>, <em>La dama del viento sur</em>, <em>El Alpe d'Huez</em>, <em>K2</em>, por citar algunos). ¿Qué argumentos le darías al lector de <em>Robespierre</em> para que se anime a conocerlo?</strong></div>
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—A los que de un modo u otro les parezco esencialmente “pesadito”, que ni toque <strong><em>Robespierre</em></strong>. Para ellos ese libro muerde, y creo saber lo que digo. A los otros, a los lectores fieles o incluso a quienes sientan curiosidad por el personaje o la época, les aseguro que esta es la madre de todas mis novelas, y no me refiero exclusivamente a la extensión. Hay que atravesar un proceso febril para comprender aquella fiebre negra que fue el Terror. Y cuando digo proceso febril me refiero también a la lectura. No sé, es como si propusiese una especie de viaje a la Antártida, en el tiempo, en los sentidos. Quiero, necesito pensar que quienes culminen la travesía a través del hielo hallarán ínsulas insospechadas. Además de que, me consta, ya nunca se llevarán a engaño respecto a lo que en verdad sucedió en la Revolución.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-_NwvCyLSJAaR0wFn2sh50uVTV0FB89jVI0XA1lCiGU8PYFkw56HBz-zmjWs0rzNkCGZI0MgVaoC0Zs3xXusBtzH4c3SKnaT4tf4yOU28f5WBI1OFJM6RkffAPmNBBQHa0HijzaLpmbw0/s1600/Javiergs.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" mwa="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-_NwvCyLSJAaR0wFn2sh50uVTV0FB89jVI0XA1lCiGU8PYFkw56HBz-zmjWs0rzNkCGZI0MgVaoC0Zs3xXusBtzH4c3SKnaT4tf4yOU28f5WBI1OFJM6RkffAPmNBBQHa0HijzaLpmbw0/s400/Javiergs.jpg" width="300" /></a></div>
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—<strong>Me ha sorprendido la espléndida edición, sin erratas. Esto no es habitual, sino excepcional. Habida cuenta de que en el propio libro nos confiesas que escribes a mano, ¿a quién o a quiénes debemos todo el trabajo de orden y transcripción?</strong></div>
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—Siempre redacto dactilográficamente, con pluma o con rotulador. Gloria, mi madre, es quien pasa “a limpio” todas mis obras desde 1979. Ella, con sus más de 80 años, se trabajó las cinco versiones de <strong><em>Robespierre</em></strong> en ordenador. En cierta forma <strong><em>Robespierre</em></strong> es su obra. No me caracterizo por mi portentosa capacidad de síntesis, sabido es, pero aseguro que nunca podré superar en concisión y sentido las diecisiete palabras que forman la dedicatoria de la novela, a ella dirigida.</div>
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—<strong>¿Qué escribes ahora?</strong></div>
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—Corrijo <strong><em>La casa de mi padre</em></strong>, novela en la que por fin me atrevo a hablar de mi anhelado Norte. Está ubicada en el medio rural y repleta de humor, de ternura, lo que podría parecer extraño después de <strong><em>Robespierre</em></strong>. Necesitaba cambiar de registro y reirme yo solito corrigiendo por enésima vez <strong><em>La casa de mi padre</em></strong>. Quiero decir, riéndome hasta las lágrimas. Por alguna razón ninguna de mis otras obras en las que había humor (<strong><em>La historia más triste</em></strong>, <strong><em>La vida fósil</em></strong>, <strong><em>Falta alma</em></strong> y <strong><em>Dios se ha ido</em></strong>) hicieron reir a la peña. Y es que la gente para esto de la risa es muy, pero que muy rarita. De modo que supongo que después de <strong><em>La casa de mi padre</em></strong> se me quitarán de nuevo durante algún tiempo las ganas de hacer reir. Pero volveré a intentarlo si la salud no falla antes, porque todo me parece visceralmente absurdo y eso, en literatura, es un filón. Lo que sí puedo asegurarte es que probablemente <strong><em>Robespierre</em></strong> sea la obra más importante de mi existencia, pero <strong><em>La casa de mi padre</em></strong>, lo sé, es la novela de mi vida. </div>
Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5469260436604953448.post-55734262549401071002013-04-20T00:02:00.000+02:002013-04-20T00:02:00.297+02:00Victoria Álvarez: "Los libros son la máquina del tiempo más poderosa que existe"<div style="text-align: justify;">
<strong>Entrevista de Care Santos</strong>
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<strong>Con <em>Hojas de dedalera</em>, su primera novela, Victoria Álvarez sorprendió a un buen puñado de lectores, y no sólo aficionados al género fantástico. Ahora lo hace de nuevo con la segunda, <em>Las eternas</em>, una historia de mujeres artificiales, ambientada en Venecia, en que la búsqueda del amor perfecto mueve a los personajes a aventuras sin fin. En esta entrevista, exclusiva para La tormenta en un vaso, su autora nos desvela los secretos de esta nueva y esperada entrega.</strong>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkyu5TL7zr-Wi44aoL9rOQbbnjrZTcdnJAxd1zwHe7fB6Pm7wj8z3ZJ853SfypT7SKfyxe5b9N8pzLRKtmW3XYYnMMBfJYOVMOoHh7FvxEPT46sAgRWCaMFK85-Q1qi8VIgrbtWQxNdLt_/s1600/Victoria-+palacio+de+Anaya.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkyu5TL7zr-Wi44aoL9rOQbbnjrZTcdnJAxd1zwHe7fB6Pm7wj8z3ZJ853SfypT7SKfyxe5b9N8pzLRKtmW3XYYnMMBfJYOVMOoHh7FvxEPT46sAgRWCaMFK85-Q1qi8VIgrbtWQxNdLt_/s320/Victoria-+palacio+de+Anaya.jpg" width="240" /></a>—<strong>Las eternas nos evoca de inmediato el mundo de Hoffman y sus mujeres artificiales. ¿Forma parte este autor de sus referencias literarias o es mera casualidad?
</strong></div>
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—La verdad es que fue una casualidad. Cuando estaba acabando de escribir la novela una de las amigas a las que les conté a grandes rasgos en qué consistía la trama me recomendó que leyera <em>El hombre de arena </em>porque creía que me resultaría interesante, y efectivamente me llamó mucho la atención, sobre todo por ciertas similitudes que existen entre Olimpia, la protagonista de Hoffmann, y la que yo había creado para <em>Las eternas</em>. De hecho, después de haber leído aquel relato decidí incluir un pequeño homenaje al comienzo del capítulo VII mencionándolo como uno de los numerosos libros que Silvana Montalbano tiene acumulados en su habitación. Dado que nuestros gustos literarios se parecen mucho estoy segura de que le habría fascinado tanto como a mí.
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—<strong>¿Por qué Venecia y por qué el año 1908?
</strong></div>
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—Quería ambientar una novela en Venecia casi desde que comencé a escribir con nueve años. Cuando era muy pequeña mis padres me llevaron de viaje por Italia y me enamoré por completo de esta ciudad. He vuelto en numerosas ocasiones y siempre acabo sucumbiendo de la misma manera a su retorcida belleza, a la romántica decadencia de sus palacios, a los misterios que se esconden debajo de cada uno de sus puentes. Supe que tenía que escogerla como escenario para Las eternas desde el momento en que me puse a trabajar en esta trama. Además tuve la suerte de poder visitarla de nuevo durante el proceso de escritura con dos amigas que me acompañaron mientras recorría sus canales para tratar de dar con las localizaciones que necesitaba de cara a la configuración de la historia. Fueron unos días increíbles de los que nunca me olvidaré. En cuanto a la fecha, me entusiasman las historias de época y siempre que puedo tiendo a remontarme al siglo XIX o a comienzos del XX. Soy una romántica empedernida a la que le encantaría haber nacido en esa época, ¡así que no me queda más remedio que soñar con cómo debió de ser todo aquello a través de la literatura!
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—<strong>¿Qué tiene de victoriana esta novela?
</strong></div>
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—Diría que la atmósfera, dado que la fecha de 1908 resulta un poco posterior y la ambientación en Italia tampoco se corresponde con la Inglaterra de la reina Victoria. La literatura victoriana siempre ha sido mi preferida, y he leído tantas novelas del siglo XIX escritas por autores ingleses que supongo que es inevitable que lo que yo misma hago se acabe pareciendo en cuanto a su concepción a las novelas de época que admiro. Sería una especie de literatura neo-victoriana que trata de rendir homenaje a los clásicos ingleses de siempre, en especial al <em>Frankenstein</em> de Mary Shelley al que se alude en tantas ocasiones en Las eternas.
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—<strong>¿Por qué es juvenil <em>Las eternas </em>(si es que lo es)?
</strong></div>
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—No estoy muy segura. La verdad es que nunca la planeé de manera consciente como una novela destinada a un público juvenil, y de hecho creo que toca ciertos temas que serían más propios de la literatura adulta por lo escabrosos que pueden llegar a ser. Supongo que el carácter fantástico de una trama que gira en torno a unas muñecas mecánicas demasiado parecidas a los seres humanos ha hecho que mucha gente piense que se trata de una historia para adolescentes. Lo curioso es que los lectores que me escriben para contarme lo que les ha parecido la novela tienen edades de lo más variadas. Les ha gustado tanto a chicos de diecisiete años como a adultos de cincuenta, lo que no deja de ser una alegría para mí. Creo que quiere decir que se trata de una historia atemporal que podría gustar a cualquier edad.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7iyb1Z5OOcJRkXJIDQyrKpmMgvJ2rDTuWazGSxi65cARyVgItg7QyWHwFbHgAnfnzOUKXKmrWZegEmkUFwM5WiEL0tkC47cuMkWTIoBXGS96TmvR47UeKafj1vbh6e6WXTgXkhiFvdyCF/s1600/victoria_alvarez.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7iyb1Z5OOcJRkXJIDQyrKpmMgvJ2rDTuWazGSxi65cARyVgItg7QyWHwFbHgAnfnzOUKXKmrWZegEmkUFwM5WiEL0tkC47cuMkWTIoBXGS96TmvR47UeKafj1vbh6e6WXTgXkhiFvdyCF/s400/victoria_alvarez.jpg" width="265" /></a>—<strong>Creo que tiene usted alguna que otra anécdota que contar con respecto a esa clasificación, “juvenil”. ¿Le apetece compartirla?
</strong></div>
<div style="text-align: justify;">
—Efectivamente, se trata de un tema al que he dado muchas vueltas en los últimos años. Cuando comencé a enviar a los diecinueve mis novelas a las editoriales siempre solía recibir negativas, principalmente porque cuando las mandaba a una editorial juvenil me decían que los temas tratados resultaban más propios de un sector adulto, y cuando hacía lo mismo con una editorial especializada en literatura para adultos, me decían que su carácter fantástico las hacía parecer juveniles. La verdad es que esto me dio muchos quebraderos de cabeza porque llegué a pensar que me encontraba en una tierra de nadie, que lo que hacía nunca podría gustar a nadie. Ahora, en cambio, el mundo editorial está presenciando el auge de lo que se suele denominar “crossover”, una especie de encrucijada literaria donde entrarían los títulos que atraen la atención tanto de lectores jóvenes como de adultos. Me parece estupendo que esto suceda ya que personalmente nunca me ha parecido necesario que existan unos límites tan estrictos en cuanto a los potenciales lectores de una novela. ¿Cómo vamos a saber nosotros con absoluta certeza las edades para las cuales resultan más adecuadas nuestras historias? ¿No debería ser en el fondo una elección personal del propio lector?
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—<strong>En su novela, el amor salva a los protagonistas, les redime. ¿Eso sólo pasa en la ficción?
</strong></div>
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—En absoluto. La persecución del amor verdadero es una historia tan vieja como el mundo, una que merece seguir siendo contada de todas las maneras posibles precisamente porque siempre ha estado con nosotros. El problema es que cada vez nos encontramos más inmersos en una sociedad basada en el “ahora”, en la inmediatez, en querer conseguir las cosas del modo más rápido, y en deshacernos de lo que ha dejado de llamar nuestra atención sin acordarnos de que las personas no son objetos que se puedan usar y tirar. Los problemas amorosos que se plantean mis protagonistas no son totalmente distintos de los que podemos experimentar en la actualidad, aunque a las preocupaciones habituales se suele sumar el hecho de que literariamente hablando siento debilidad por los amores imposibles... y no les suelo poner las cosas demasiado fáciles. ¡Pero es que sin una dosis de drama no habría historia!
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—<strong>Está claro que siente usted predilección por la novela fantástica. ¿Sabría decirnos por qué?
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—Básicamente porque siempre, desde que era pequeña, he concebido la literatura como una especie de escapismo. Leyendo podía viajar a lugares mágicos que no existían en la realidad y transportarme a épocas pasadas que de otra manera no habría conocido nunca. Lo mismo me sucede cuando me siento a escribir casi veinte años más tarde. Los libros siguen siendo a mi juicio la máquina del tiempo más poderosa, imperecedera e infalible que existe. No necesita combustible de ningún tipo ni se le tienen que hacer reparaciones por muchos años que arrastren a sus espaldas. Ahí es donde creo que reside la auténtica magia de esta profesión.</div>
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—<strong>¿Qué será lo siguiente?
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—Por ahora no puedo contar mucho, simplemente que estoy acabando una nueva novela y que si todo sale como espero acabará viendo la luz como las anteriores... ¡cruzo los dedos para que sea así! ¡Y para que emocione a los lectores tanto como <em>Las eternas </em>y <em>Hojas de dedalera</em>!
</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5469260436604953448.post-59957082174547070232013-04-06T00:02:00.000+02:002013-04-06T00:02:00.418+02:00Jesús Carrasco: "Me siento como el amigo que no puede beber porque tiene que conducir"<div style="text-align: justify;">
<strong>Entrevista de Care Santos</strong>
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<br /></div>
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<strong>Una sorprendente ópera prima ha agotado esta temporada los elogios de críticos y editores: <em>Intemperie</em>, de Jesús Carrasco, publicada por Seix Barral. Su autor, de poco más de cuarenta años, extremeño —de Badajoz— y afincado en Sevilla, ha escrito una fábula de la desolación en que un niño es el protagonista. A través de un lenguaje certero, tan despoblado de elementos superfluos como el propio paisaje que describe, Carrasco traza la metáfora de un mundo que está mucho más cerca de lo que imaginamos. En esta entrevista, exclusiva para La tormenta en un vaso, el autor no habla de su personal ritmo de escritura, comparte su visión del mundo literario, explica cuál es su relación con ciertos géneros literarios y deja en el aire algunas incertidumbres inesperadas.</strong>
</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<strong>¿Qué se siente cuando le emparentan a uno literariamente con Delibes, Llamazares o McCarthy?</strong>
</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhDbTSIiOWwhP3oIO75kwjCubuEnkTFUR7d2y50qI4wcZJsU2gJ0lF797DUagpCOTK_12LPAFExUKr2aIG18i1GRw-Yb2KNBPN9F1WmLDbzPl3szKndZu5FJRigBPGFXDvuuQ6ElQY9eZmw/s1600/JesusCarrasco1.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhDbTSIiOWwhP3oIO75kwjCubuEnkTFUR7d2y50qI4wcZJsU2gJ0lF797DUagpCOTK_12LPAFExUKr2aIG18i1GRw-Yb2KNBPN9F1WmLDbzPl3szKndZu5FJRigBPGFXDvuuQ6ElQY9eZmw/s320/JesusCarrasco1.jpg" width="320" /></a>—Al principio, desconcierto. En este momento, no es tanto un sentimiento, como un entendimiento. A medida que voy conociendo el funcionamiento del mundo editorial, voy comprendiendo sus códigos. Ahora sé lo difícil que es dar a conocer "a pelo" a un autor inédito. Para hacerlo, lo más eficaz es colocar el nombre del nuevo junto al de autores consagrados, no tanto para comparar sus calidades, como para acotar el territorio literario en el que habita el desconocido.
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—<strong>Tardó 20 años antes de decidirse a dar algo a un editor para su publicación. ¿Es lo suyo un elogio de la lentitud o alguna patología que podamos conocer?
</strong></div>
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—Ambas cosas. Soy lentísimo, escribiendo y viviendo. En cuanto a la patología, podríamos referirnos a ella como autocrítica. No he llamado a la puerta antes porque no tenía nada que ofrecer que me gustara, al menos en el terreno de la literatura para adultos.
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<br /></div>
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—<strong>Esa tierra de la despoblación y de la desolación que retrata su novela, ¿busca convertirse en metáfora de alguna tierra real?
</strong></div>
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—Sí, pero no estrictamente. El territorio de la novela está inspirado en el mundo real. El castillo, el olivar o el pueblo abandonado, existen de verdad, pero solo los reconocerán como reales aquellos lectores que vivan en esa zona. Para el resto de lectores, la mayoría, el territorio conserva toda su carga metafórica. La sequedad y la planicie como representación de la dimensión mezquina y aburrida de la existencia.
</div>
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<br /></div>
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—<strong>Su novela no está dividida formalmente en varias partes, pero tiene dos muy distintas: en la primera, la acción discurre con lentitud, no parece que pase nada. Es a partir de la mitad, más o menos, que todo cambia y atrapa de verdad al lector. ¿Era consciente, durante la escritura, de que generaría este efecto?
</strong></div>
<div style="text-align: justify;">
—Mi intención era trazar una línea ascendente, pero lo cierto es que, durante la escritura, al menos en mi caso, estás tan cerca de lo que haces que no ves bien el conjunto. Cuando terminé la novela, la dejé reposar durante unas semanas para poder leerla íntegra con cierta frescura mental. Ahí fue cuando percibí nítidamente las aceleraciones del texto.
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8b5UOujqb0uIx1xrtWrh6swHRDL_heLo_Ym4D1dXYCjMfkUk04aOWe6YIepK_J-4-Yw40iGtEyH6Sy8aES5aajkprx1WKQeGwHLYZXFFXFxS9ykwHlQoPaQAIqR9UOG10B6DxDZqCHNJp/s1600/JesusCarrasco2.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8b5UOujqb0uIx1xrtWrh6swHRDL_heLo_Ym4D1dXYCjMfkUk04aOWe6YIepK_J-4-Yw40iGtEyH6Sy8aES5aajkprx1WKQeGwHLYZXFFXFxS9ykwHlQoPaQAIqR9UOG10B6DxDZqCHNJp/s320/JesusCarrasco2.jpg" width="320" /></a>—<strong>El niño de su relato es casi un personaje épico. ¿Qué tal se lleva usted con la épica?
</strong></div>
<div style="text-align: justify;">
—Me llevo bien, pero a mi manera. Salvo casos excepcionales, no me siento identificado con el ratamiento que la literatura, o el cine, han hecho de eso que llamamos épica. Seguramente, por diferencias a la hora de decidir aquello que es heroico. Dice Baudelaire que la tarea del héroe consiste en buscar lo nuevo braceando en las profundidades de lo desconocido. Ese podría ser el esquema tradicional. El concepto de lo heroico que me interesa, es una versión modificada del pensamiento de <strong>Baudelaire</strong>. El héroe que busca lo nuevo pero braceando en la superficie de lo conocido. La persona que, sin salir de su casa, se mira y se transforma. ¿Existe algo más heroico que vencer las propias resistencias?
</div>
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<br /></div>
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—<strong>El libro ha estado —está aún— en las listas de más vendidos durante semanas, ha sido traducido a un buen número de lenguas. ¿Ha tenido que tomar usted algo especial para hacer la digestión de un éxito tan monumental?
</strong></div>
<div style="text-align: justify;">
—Sinceramente, no tengo conciencia de estar teniendo un éxito monumental. Me siento como el amigo que no puede beber porque tiene que conducir. Me encuentro en medio de una gran fiesta profesional, pero me cuesta perder la cabeza.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<strong>¿Tiene originales en el cajón?</strong>
</div>
<div style="text-align: justify;">
—No sé si tengo esos originales en un cajón o en una sepultura. Donde sea que estén, hay tres novelas: dos infantiles y una para adultos. También varias colecciones de relatos y algunas cosas más.
</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<strong>Supongo que sus editores querrán que les libre algo antes de que pasen otros 20 años. ¿Lo hará?</strong>
</div>
<div style="text-align: justify;">
—Eso, no lo puedo asegurar.
</div>
Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5469260436604953448.post-50562579476947601142013-03-30T00:02:00.000+01:002013-03-30T00:02:00.564+01:00Fernando García Maroto: "El infierno ha perdido su carácter divino"<div style="text-align: justify;">
<strong>Entrevista de Fernando Sánchez Calvo</strong></div>
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<strong></strong> </div>
<div style="text-align: justify;">
<strong>Fernando García Maroto es un matemático que, como no podía ser de otra manera, cree en la palabra exacta. Es autor de las novelas <em>La geografía de los días</em>, <em>La distancia entre dos puntos</em> y <em>Los apartados</em>, Premio Entelequia de Novela 2011. En esta entrevista para La Tormenta en un Vaso hablaremos de sus referentes narrativos, sus estrategias, su relación con la ficción y sus nuevos proyectos.</strong>
</div>
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<br /></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEitg1gWFqu4qel2L4JrW4uJtllTseEsqEeJGOekXE6Nrt8YWSqGQylswdzl2sfUMetmz_I9hn5NQw4w4ht6s8gou5spaQCgUzI1P4yNHcoGHh7Xv2Y8uIGOTp8tdCAs2qe8-LZGF2u0ESMJ/s1600/Fernando.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEitg1gWFqu4qel2L4JrW4uJtllTseEsqEeJGOekXE6Nrt8YWSqGQylswdzl2sfUMetmz_I9hn5NQw4w4ht6s8gou5spaQCgUzI1P4yNHcoGHh7Xv2Y8uIGOTp8tdCAs2qe8-LZGF2u0ESMJ/s320/Fernando.JPG" width="213" /></a>—<strong>Hábleme del origen, de la necesidad por la que nació <em>Los apartados</em></strong>.
</div>
<div style="text-align: justify;">
—Su origen es la propia necesidad que tengo de escribir, de ir creando una voz propia, construyendo un discurso coherente. Y todo esto siempre a partir de una escritura precisa y una prosa cuidada.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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—<strong>La novela, como simbiosis del género negro y del western, responde obviamente a unos clichés. ¿A cuáles de ellos se les saca más partido en el proceso de escritura?
</strong></div>
<div style="text-align: justify;">
—Sobre todo a la enorme capacidad para la ficción que me permiten: cualquier cosa es posible, y la verdad no es tan importante como el realismo, como la dureza y la sordidez del mismo.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—«<strong>No se le puede hacer más daño a quien ha decidido como elección no sufrir». Es una cita de las páginas finales de la novela. ¿El pesimismo como forma de vida o como coraza?
</strong></div>
<div style="text-align: justify;">
—Si me pregunta por la novela, por la ficción, una mezcla de ambas: forma de vida y también coraza. A fin de cuentas, el pesimismo entendido como forma de vida todavía deja un pequeño resquicio a la esperanza, y no es necesariamente malo.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<strong>El espacio (mítico y asfixiante), la corrupción sexual y el protagonista, nos llevan a Juan Rulfo. ¿Se reconoce en él?
</strong></div>
<div style="text-align: justify;">
—En <strong>Juan Rulfo</strong>, un poco sí. Pero también, y por los mismos motivos descritos, en el <strong>José Donoso </strong>de <strong><em>El lugar sin límites</em></strong>, con ese territorio cerrado y malsano llamado Estación El Olivo, metáfora evidente del infierno. Y en <strong>Juan Carlos Onetti</strong>, con toda la crudeza de su Santa María, ciudad ficticia por antonomasia dentro de la literatura en castellano, y una de mis predilectas por su enorme capacidad de evocación y por la grandiosa mitología construida con maestría a su alrededor.
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<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<strong>¿Qué tiene Villa de Santa María, de Comala o de Macondo?
</strong></div>
<div style="text-align: justify;">
—Como le digo, de Santa María mucho; o eso me gustaría. Quizá menos de Comala o Macondo, aunque todos estos lugares, y Villa no es una excepción, le deben mucho, puede que todo, a aquel otro condado de Jefferson de <strong>William Faulkner</strong>. El ambiente opresivo, la maledicencia de sus gentes, los proyectos desbaratados, las rencillas personales y los secretos inconfesables, con todo su equipaje de rencores, futuras traiciones y venganzas, se encuentran también presentes en este lugar al que he tratado de dar forma y algo de sentido.
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<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<strong>La pregunta del millón: ¿es Villa quien corrompe a los apartados que habitan en ella o son los apartados quienes han hecho de Villa ese infierno que es?
</strong></div>
<div style="text-align: justify;">
—El infierno ha perdido su carácter divino: las personas, en este caso los personajes, son quienes crean el infierno. A mi modo de ver, y a estas alturas, de eso ya no cabe duda alguna.
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<br /></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgoueyN0g5LEW4k-fhz38JNyTYvDzMG98O8RThYe0-Kuie0tAJe9zouOIJg1cnAqCTY45yZnnNmhlH2NlfO78RQhjdOqJfiuM1FjMIpQb5JTF1Lz3bvat5XldQPv5alNEyLHzYpW3ics0ms/s1600/Presentaci%C3%B3n+FNAC.JPG" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgoueyN0g5LEW4k-fhz38JNyTYvDzMG98O8RThYe0-Kuie0tAJe9zouOIJg1cnAqCTY45yZnnNmhlH2NlfO78RQhjdOqJfiuM1FjMIpQb5JTF1Lz3bvat5XldQPv5alNEyLHzYpW3ics0ms/s320/Presentaci%C3%B3n+FNAC.JPG" width="320" /></a>—<strong>En una palabra, ¿cuál es el sentimiento que le provocan a usted, como padre, todas las criaturas de esta novela? ¿Tiene alguna preferida, por la que sienta debilidad?
</strong></div>
<div style="text-align: justify;">
—Desamparo: una vez puestas en el mundo, casi todo depende de ellas; y por desgracia se empeñan en el fracaso. No me decanto por ninguna, sería difícil elegir. Sin existir claramente una exactitud biográfica, todas estas criaturas tienen algo de mí que las ata a mis entrañas.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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—<strong>Cuando se escribe, ¿uno siempre necesita saber hacia dónde va?
</strong></div>
<div style="text-align: justify;">
—Desconozco qué pasa por la cabeza de cada autor, pero yo sí que lo necesito. Sin embargo, cada personaje y cada situación conspiran de una manera muy diferente, a veces incluso contradictoria, para conseguir ese propósito final que yo me impongo y por el que ellos inevitablemente optan.
</div>
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<br /></div>
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—<strong>¿De qué escritor ha aprendido más y el qué?
</strong></div>
<div style="text-align: justify;">
—Siempre he abordado mis lecturas con afán de disfrute, siendo un lector activo, pero no en clave de enseñanza o aprendizaje. Por eso, si algún escritor me ha enseñado algo, ha sido de manera involuntaria; y si yo a pesar de todo lo he aprendido, ha sido inconscientemente; que a fin de cuentas es como mejor se recuerdan las cosas. No obstante, las influencias son inevitables, y demasiadas como para elegir sólo una. Cometiendo una injusticia con los demás, y lamentándolo, me quedo con el citado <strong>Onetti</strong>: en él, la palabra consigue dignificar las más pequeñas acciones, los personajes más ridículos, y poner a cada uno en su sitio. Creo que consiguió, partiendo de un universo limitado y particular, alcanzar a todos, representarnos de algún modo, darnos voz.
</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—<strong>¿Cuál es su próximo proyecto?
</strong></div>
<div style="text-align: justify;">
—Uno que estoy deseando vea ya la luz, aunque tendremos que esperar todavía un poco, hasta el último tercio de este mismo año: un libro de relatos titulado La vida calcada que publicará la editorial mexicana-estadounidense Paroxismo: una editorial joven, independiente, que arriesga, apuesta y da cabida a escritores de aquí y de allá que están empezando. Creo que un autor no puede pedir más.</div>
Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5469260436604953448.post-5159778700534067392013-03-23T17:39:00.001+01:002013-03-24T19:27:59.043+01:00Javier Ruescas: "Cuando escribo, ni el hambre me saca de mi torre de cristal"<div style="text-align: justify;">
<i><b>Entrevista de Care Santos</b></i></div>
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<strong><em></em></strong> </div>
<div style="text-align: justify;">
<b>Javier Ruescas aún no ha digerido la noticia de que su primera novela realista para jóvenes, <i>Play</i> (Montena), vaya a ser adaptada a la televisión, y ya calienta motores para la salida de la segunda parte de su trilogía: el 9 de mayo llegará a las librerías <i>Show</i>, la continuación de las aventuras de Leo y Aarón, dos hermanos muy especiales, en el mundo de la música y el éxito. En esta entrevista, exclusiva para La Tormenta en un Vaso, el autor nos revela algunos secretos de su cocina de escritura, su relación actual con la literatura fantástica y sus planes de futuro.</b>
</div>
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</div>
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</div>
<div style="text-align: justify;">
—<b>Primera y obligada parada: ¿Por qué el mundo de la música? </b>
</div>
<div style="text-align: justify;">
—En realidad el mundo de la música fue bastante inesperado, el que yo conocía principalmente era el del cine y el de las estrellas del celuloide. Sin embargo, cuando me puse a plantear con calma la historia me di cuenta de que el universo de la música y de YouTube podían darme mucho más juego ya que han sido menos explotados en la literatura juvenil y por lo tanto son más desconocidos. Además, soy un melómano incontrolable y me pareció una buena excusa para rendir un pequeño homenaje a mis grupos y artistas favoritos.
</div>
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<br /></div>
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<b>—¿Usted es más Leo o más Aarón?</b>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgfTEK7ZVPLkbCAEoBf5tISFjE2IssOHpSYa_VaWAJylxHgZVvIRI1EIPY3GBc5y3f9ZWM2RUneBvgGd-ArX1MCPwbEUNJ8syTcZuarxddfXJyPLsWgPQw2Np4bICE-xk9I71pXa0sLZ8Jw/s1600/javierruescas2.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgfTEK7ZVPLkbCAEoBf5tISFjE2IssOHpSYa_VaWAJylxHgZVvIRI1EIPY3GBc5y3f9ZWM2RUneBvgGd-ArX1MCPwbEUNJ8syTcZuarxddfXJyPLsWgPQw2Np4bICE-xk9I71pXa0sLZ8Jw/s400/javierruescas2.jpg" width="340" /></a>—Esta pregunta siempre cuesta responderla porque ambos son como dos buenos amigos. Me lo paso mucho mejor escribiendo los capítulos de Leo porque, a diferencia de su hermano pequeño, no tiene filtro y siempre suelta lo que se le pasa por la mente, como nos gustaría hacer a veces a todos. Sin embargo, con Aarón tengo más cosas en común, como la manera que tiene de entender el arte y su pasión por la música. Sería incapaz de imaginar la historia sin alguno de los dos.</div>
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</div>
<div style="text-align: justify;">
<b>—¿La fama corrompe, más o menos como el poder?</b>
</div>
<div style="text-align: justify;">
—La fama en realidad es un tipo de poder muy peculiar porque te la entregan las personas que te siguen y que te admiran por alguna razón, y es muy fácil considerar que si tanta gente cree que mereces la pena, es porque todo lo haces bien, cuando no siempre es así. Además, la fama implica un grado de exposición al mundo que otros poderes no tienen, y eso puede convertirse en un arma de doble filo.
</div>
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<b>—¿Por qué le interesó reflexionar sobre los efectos del éxito?</b>
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<div style="text-align: justify;">
—Creo que en el mundo globalizado en el que vivimos, en el cuál cualquiera puede convertirse en una superestrella de la noche a la mañana, los peligros se multiplican. Sobre todo cuando esa fama se alcanza muchas veces sin un talento que la respalde. Tras advertir que cada vez más gente, sobre todo los jóvenes, quiere triunfar sin importar la razón ni los medios, me decidí a
escribir esta historia en la que acerco lo que yo conozco del estrellato, sus luces y sus sombras, para que los lectores comprueben que no siempre es oro todo lo que reluce y que a veces esta gente a la que siguen millones de personas son las personas más solitarias que existen.
</div>
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<br /></div>
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<b>—Esta es la primera parte de una trilogía. Observo que no le teme usted a las largas distancias...</b>
</div>
<div style="text-align: justify;">
—La verdad es que no, y eso que cuando terminé de escribir mi anterior saga, <i><b>Cuentos de Bereth,</b><b> Play</b></i> juré tomarme un descanso y escribir novelas autoconclusivas. Como se puede ver, no lo hice. Una vez empecé a trabajar en me di cuenta de que no iba a ser capaz de reflejar en un solo libro todos los aspectos de la fama que quería, por lo que restructuré la historia entera para poder desarrollar mejor la evolución de personajes, su relación con el mundo de las estrellas y así evitar de paso un ritmo demasiado precipitado.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>—¿Volverá al género fantástico o le ha seducido más el realismo?</b>
</div>
<div style="text-align: justify;">
—El realismo me ha seducido muchísimo más de lo que imaginaba, y de hecho varios de mis próximos proyectos se mueven en este campo. Sin embargo, no voy a dejar de lado la fantasía. En concreto, uno de los próximos libros que publicaré y que terminé hace algunos meses será la primera parte de una nueva saga de fantasía ambientada en un mundo ficticio con aire circense. Prefiero no cerrarme ninguna puerta e ir probando y aprendiendo con cada nuevo estilo, realidad e historia.
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<div style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhzxHyxDbqBrPeDIM_PvCxGbihNWaZftCdJR5FpA8rrYPGeeer-Osuwve0BIqtu0xJTsbx1jgTOJ-bFlrU_x_HDM-Fn0vdOm93uWzbU0rokKk3sZmcC6ypyqn6lzaM2b3jrgZ_W6VkWgCEA/s1600/javierruescas1.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhzxHyxDbqBrPeDIM_PvCxGbihNWaZftCdJR5FpA8rrYPGeeer-Osuwve0BIqtu0xJTsbx1jgTOJ-bFlrU_x_HDM-Fn0vdOm93uWzbU0rokKk3sZmcC6ypyqn6lzaM2b3jrgZ_W6VkWgCEA/s400/javierruescas1.jpg" width="266" /></a><b>—Es usted una persona multimedia. Está detrás de los booktrailers de sus libros, se preocupa de que tengan su banda sonora, canta en ella e incluso difunde contenidos en Internet aunando todas estas facetas. ¿Cree que la figura del escritor al uso, encerrado en su torre de cristal juntando palabras, ha muerto?</b></div>
<div style="text-align: justify;">
—No sé si ha muerto, pero al menos a mí me atrae mucho menos ahora que tenemos a nuestro alcance tantísimas posibilidades. Gracias a internet puedo ayudar con la promoción de mis libros, dirigirla, enriquecerla, y al mismo tiempo aprovechar para hablar con mis lectores. Cuando escribo, escribo, y ni el hambre me saca de mi torre de cristal. Pero cuando no estoy trabajando en
eso, me encanta aplicar lo que aprendo por otros canales para dar a conocer mis libros.
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<b>—Antena 3 acaba de adquirir los derechos cinematográficos del libro. ¿Qué espera de ello?</b>
</div>
<div style="text-align: justify;">
—La verdad es que todavía estoy alucinando. Que te compren los derechos de tu libro es lo típico con lo que sueñas desde que escribes tu primer libro, aunque no sea el fin último que persigues. Ahora que ha ocurrido, lo único que espero es que llegue a buen puerto el proyecto y que el resultado sea positivo. Por lo que he podido hablar con la productora, parece que todos remamos en la misma dirección, y eso me alegra muchísimo.</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<b>—El 9 de mayo estará en librerías la segunda parte, <i>Show</i>. ¿Qué encontraremos en sus páginas?</b>
</div>
<div style="text-align: justify;">
—En <b><i>Show</i></b> volvemos a encontrarnos con Leo y con Aarón, que esta vez tendrán que enfrentarse a un peligroso <i>reality show</i> fuera de lo corriente. A mi entender, este libro tiene un poco más de todo: más romance, más música, más tensión, más secretos sobre la fama... Sólo me queda esperar que los lectores lo disfruten tanto o más que <i><b>Play</b></i>. A mí desde luego me ha pasado mientras lo escribía.</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5469260436604953448.post-24710309922394279402013-03-09T00:02:00.000+01:002013-03-09T00:02:00.095+01:00Víctor Sabaté: "No creo que escribir para cierto tipo de lectores sea una decisión que uno pueda tomar deliberadamente"Entrevista de Care Santos
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<div style="text-align: justify;">
—<strong>La primera pregunta es obligada. ¿Qué hay entre usted y Nathaniel Hawthorne?
</strong></div>
<div style="text-align: justify;">
—Hay una conexión inicial un poco azarosa, puesto que decidí utilizarlo como personaje porque encajaba con una parte de la historia que finalmente eliminé de la novela. Hay un grato descubrimiento: a Hawthorne yo lo conocía por <strong><em>Wakefield</em></strong> y por unos pocos relatos fantásticos, y no me parecía que me pudiera interesar demasiado el resto de su obra; sin embargo, al final sí lo ha hecho, sobre todo algunos textos autobiográficos considerados menores en su producción. Y hay también ese sentimiento de fraternidad diferida en el tiempo que llega a sentirse con un autor cuando hemos compartido con sus libros un período largo y continuado.</div>
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<div style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhW6BtIjQG-TnUSIvhu46N2MvezVw5sRgztOVdFsbPZYkAW5WMsqqg4OMtVy02Ini9meNXCwXEOLLWsQe-Zhl7CuFynIJcjvJolBobK6bqcgjvsrRPQylJLYi1QuSBYHYuWj9zA5hqlnN1L/s1600/victor+sabate+1.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhW6BtIjQG-TnUSIvhu46N2MvezVw5sRgztOVdFsbPZYkAW5WMsqqg4OMtVy02Ini9meNXCwXEOLLWsQe-Zhl7CuFynIJcjvJolBobK6bqcgjvsrRPQylJLYi1QuSBYHYuWj9zA5hqlnN1L/s320/victor+sabate+1.jpg" width="320" /></a>—<strong>En la ficha biográfica que acompaña al libro confiesa usted que le gusta más leer que escribir. ¿Escribir es una consecuencia de leer, entonces?
</strong></div>
<div style="text-align: justify;">
—Cuando el futbolista Antonio Cassano publicó su segundo libro dejó esta maravillosa frase para la posteridad, que refuta esa afirmación: «Ahora puedo decir que he escrito más libros de los que he leído». De modo que no, escribir no es, necesariamente, una consecuencia de leer. Al menos no de manera general, y no estoy muy seguro de si lo es en mi caso en concreto.
</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
—<strong><em>El joven Nathaniel Hathorne </em>es una novela que trata de libros y literatura. ¿Escribe para lectores con cierta cultura literaria?
</strong></div>
<div style="text-align: justify;">
—No creo que escribir para cierto tipo de lectores sea una decisión que uno pueda tomar deliberadamente; se escribe a partir de los temas que nos obsesionan y de nuestras afinidades literarias, y, claro, también limitados por nuestras capacidades. Supongo que, a pesar de que he intentado que la historia pudiera ser disfrutada por cualquier tipo de lector, sí puede decirse que es fundamentalmente una novela para lectores voraces. No sé si es lo que he querido hacer, pero es, en cualquier caso, lo que he sabido hacer.
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—<strong>Uno de los ejes vertebradores de la trama es una obsesión que suele afectar a los escritores: que otro se adelante a sus ideas, o que le ocurra lo mismo que a varios más. ¿Padece usted esta obsesión?
</strong></div>
<div style="text-align: justify;">
—Padezco (o padecía, tal vez con este libro la haya exorcizado) esta obsesión, como supongo que la padecerá casi cualquier persona que haya dedicado tiempo a imaginar historias. Varias veces he comprobado cómo algunas ideas que creía mías ya habían sido llevadas a cabo por otros, en ocasiones mucho tiempo antes y a veces después de que yo tuviera la idea. El principal consuelo, o la humillación añadida, según se mire, es que en la mayoría de casos termino por reconocer que esos textos que se me han anticipado son mejores que los que yo mismo podría haber escrito a partir de aquellas ideas.
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—<strong>Si tuviera que recomendar libros (ajenos) que hablan sobre libros, no podrían faltar los siguientes tres:
</strong></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi_f1xWrRumXuPF7xB1H60-0q1tjZ9TEiFDYseUlx_RY1vFKgvIELk6BjCNUQ9dfL4yLzVeTxFAS0AdifcI6f4EgjHZCOPLC0NDrDjaAi8uMCe2s_pMH_1qKevcaSAZ1lXy_IdVaB-bKbxf/s1600/victor+sabate+2.png" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="217" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi_f1xWrRumXuPF7xB1H60-0q1tjZ9TEiFDYseUlx_RY1vFKgvIELk6BjCNUQ9dfL4yLzVeTxFAS0AdifcI6f4EgjHZCOPLC0NDrDjaAi8uMCe2s_pMH_1qKevcaSAZ1lXy_IdVaB-bKbxf/s400/victor+sabate+2.png" width="400" /></a>—No podría faltar alguno (casi cualquiera) de <strong>Borges</strong>, y otro (también casi cualquiera) de <strong>Vila-Matas</strong>, dos autores que, cada uno a su modo, escriben a partir de los textos de los demás. También añadiría <strong><em>El loro de Flaubert</em></strong>, de <strong>Julian Barnes</strong>, un libro que leí durante el proceso de escritura del mío, y que me hizo perder dos miedos: el miedo a incorporar partes casi ensayísticas en la novela, y el miedo a humanizar un poco el libro incorporando a las divagaciones literarias y metaliterarias una historia paralela mucho más personal sobre la vida del narrador.</div>
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—<strong>Está claro que es usted devorador de literatura decimonónica inglesa. ¿Qué encuentra usted en esa literatura que le falte al XIX autóctono?
</strong></div>
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—Aunque había leído bastante (cómics, novelas de aventuras y best-sellers de terror), el primer libro que me impresionó, con 12 o 13 años, fueron las <strong><em>Narraciones extraordinarias</em></strong> de <strong>Edgar Allan Poe</strong>. Desde entonces, leer cuento fantástico del XIX y principios del XX se ha ido convirtiendo a lo largo de los años en un hábito casi inevitable, y los autores que me gustan más suelen ser anglosajones, donde la tradición de la literatura de género ha sido siempre fuerte y diversa. En las literaturas española y catalana de esas épocas la tradición fantástica es bastante deficiente; hay excepciones, y algunas antologías han intentado rescatar ejemplos de ella, pero es innegable que no son ni remotamente comparables al talento acumulado en el ámbito anglosajón.
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—<strong>¿Qué escribe ahora?</strong>
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—Escribo un libro infantil y algunos ejercicios de estilo, mientras termino de decidirme por alguna de las dos ideas para novelas cortas que me rondan desde hace tiempo.
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Fotografías © Xavier Serrahima</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5469260436604953448.post-52201485550867070442013-02-23T00:02:00.000+01:002013-02-23T00:02:00.065+01:00Dolores Redondo: "Sería divertido despertar una mañana y encontrar bajo la almohada la novela escrita"<div style="text-align: justify;">
Entrevista de Care Santos
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<strong>Dolores Redondo </strong>ha irrumpido en el mundo literario español de una patada. Con la publicación de <strong><em>El guardián invisible </em></strong>(Destino) ha conseguido lo imposible: que todo el mundo hable de su opera prima, una novela negra ambientada en los bosques de Baztán, protagonizada por la inspectora Amaia Salazar y de la que ya se anuncian dos entregas más. ¿La clave del éxito? Una acertada combinación de misterio, psicología femenina y elementos mágicos tomados de las leyendas populares vascas. En esta entrevista, la autora nos desvela las claves de su escritura.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhVfwtqPM3LTlohwP4wIWpqu1bXUXUnAnUzRcZArPsnO93ZyJQIil2CYUKokx9zXFFpgpSLM5Ona3-lwVx8FAwLA6dw8curjC2R3u1nYOeSL7fpbjmqydPv-EMd3cgOxxiZenokK_zlUqI7/s1600/img-dolores.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhVfwtqPM3LTlohwP4wIWpqu1bXUXUnAnUzRcZArPsnO93ZyJQIil2CYUKokx9zXFFpgpSLM5Ona3-lwVx8FAwLA6dw8curjC2R3u1nYOeSL7fpbjmqydPv-EMd3cgOxxiZenokK_zlUqI7/s400/img-dolores.jpg" style="cursor: move;" unselectable="on" width="247" /></a>—<strong>¿Existe la novela negra para mujeres? ¿Es lo que usted hace o descree de etiquetas?
</strong></div>
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—Existiría la novela negra para mujeres si existiese la novela negra para hombres. No, no creo en las etiquetas, lo que si existe es una corriente de mujeres que escriben negra que no era tan común hace unos años.
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—<strong>¿Qué cree que tienen que aportar las mujeres a la novela negra?
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—Indudablemente en las novelas escritas por mujeres vamos a encontrar matices propios , escenarios distintos, aspectos desde la visión femenina… pero las aportaciones a la literatura no las hacen hombres o mujeres , las hacen los escritores/as.
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—<strong>¿Es lectora de género negro? ¿Podría proponernos un sexteto ideal de sus autores preferidos?
</strong></div>
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—<strong>Agatha Christie</strong>, <strong>PD James</strong>, <strong>Peter Straub</strong>, <strong>Norman Mailer</strong>, <strong>Kathy Reichs </strong>y <strong>Antonio Muñoz Molina </strong>en <strong><em>Invierno en Lisboa</em></strong>, una obra maestra. Puede usarse como texto para aprender a escribir negra.
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—<strong>En <em>El guardián invisible </em>se da mucha importancia al paisaje: el bosque de Elizondo. ¿Cuál es su relación personal con ese escenario?
</strong></div>
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—Tenía claro el argumento , la línea y muchos aspectos de la novela antes de decidir ubicarla en Elizondo y el valle de Baztán , llegué allí por casualidad y me enamoré del lugar , luego mientras me documentaba me iba dando cuenta de que la elección iba a pesar mucho en la novela por la fuerza natural, arquitectónica, el río, la mitología, y así fue… Este escenario creció hasta convertirse en personaje principal, influyendo, marcando y dirigiendo los pasos de los demás personajes.
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—<strong>¿Usted también tiene una tía que de pequeña le hablaba de criaturas legendarias?
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—Una abuela. Por desgracia ya no la tengo para contarme estas preciosas historias. Que sea homenaje a esas contadoras de cuentos y leyendas que forjaron la imaginación de tantos niños y muchos escritores.
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—<strong>Parece que la tesis de cierta parte de la novela habla de las consecuencias de elegir el propio destino. ¿Cree usted, como dice su protagonista, que todos podemos elegir qué camino queremos tomar?
</strong></div>
<div style="text-align: justify;">
—Desde luego , y si no podemos, por lo menos nos mantendremos en la puja esperando a que la vida esté despistada para reconducirla a donde queremos ir y a lo que sabemos que merecemos.
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEglnzzUprMJvjzhaxAcRpK8kBxW-wyVAZxNjLZpoP4PTC-vkmvjoOxY_x949UTcfzC5b-diMNn8VyKjw-Fz6OolnerQkLV6JnD7UK3W-LjR-5b-hFLvthpleAqaEZSM5EVUBhtig1NufHXB/s1600/dolores-redondo-negra-y-cri.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEglnzzUprMJvjzhaxAcRpK8kBxW-wyVAZxNjLZpoP4PTC-vkmvjoOxY_x949UTcfzC5b-diMNn8VyKjw-Fz6OolnerQkLV6JnD7UK3W-LjR-5b-hFLvthpleAqaEZSM5EVUBhtig1NufHXB/s320/dolores-redondo-negra-y-cri.jpg" width="320" /></a>—<strong>Esta es su primera novela, pero da la impresión de que ha escrito usted mucho antes de darla a un editor. ¿Es así?
</strong></div>
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—Sería divertido y bastante mágico despertar una mañana y encontrar bajo la almohada la novela escrita , o que se escribiera sola como en aquella novela creo que era <em><strong>Tommyknockers </strong></em>de <strong>King</strong> en el que había una aparato que leía la mente y las escribía a chorro. Ninguna novela surge de la nada o de cero. Llevo escribiendo toda mi vida. Relatos cortos, relato infantil y juvenil, buscando mi sitio, dejando que madurase mi escritura y he de reconocer que por timidez. Una novela expone más al escritor e imagino que no estaba preparada, en 2009 se publicó mi primera novela, sin demasiada repercusión pero fue lo que me convenció de que tenía que poner toda la carne en mi siguiente trabajo.
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—<strong>¿Guardan inéditos los cajones de su escritorio?
</strong></div>
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—Guardan guiones, pero no soy muy partidaria de guardar mucho, precisamente porque tengo, como muchos escritores, una querencia exagerada a todo lo que he escrito y creo que a veces eso condiciona para comenzar un nuevo trabajo. Prefiero el cajón mental, lo que se olvida es que no tenía peso, con lo que queda seguramente se puede hacer algo bueno.
<br />
</div>
<img height="96" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhVfwtqPM3LTlohwP4wIWpqu1bXUXUnAnUzRcZArPsnO93ZyJQIil2CYUKokx9zXFFpgpSLM5Ona3-lwVx8FAwLA6dw8curjC2R3u1nYOeSL7fpbjmqydPv-EMd3cgOxxiZenokK_zlUqI7/s400/img-dolores.jpg" style="filter: alpha(opacity=30); left: 184px; opacity: 0.3; position: absolute; top: 210px;" width="59" /><br />
Imagen 1 © Alfredo Tudela<br />Imagen 2 © Blog de Negra y CriminalUnknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5469260436604953448.post-25688968120776591542013-02-16T00:02:00.000+01:002013-02-16T00:02:00.369+01:00Susana Hernández: "Los tópicos y los estereotipos están para ser dinamitados"<div style="text-align: justify;">
Entrevista de Care Santos</div>
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Susana Hernández reincide. Después de <em><strong>La casa roja</strong></em>, <em><strong>La puta que leía a Jack Kerouac </strong></em>y <em><strong>Curvas peligrosas</strong></em>, nos sirve ahora bien caliente su último banquete: <strong><em>Contra las cuerdas</em></strong>, una novela que sorprende por su agilidad, por sus amenos diálogos y por la originalidad de su protagonista, la subinspectora Rebeca Santana, de quien sus habituales conocerán algunos secretos que no desvelaron anteriores entregas. Lesbianismo, una trama negra-muy-negra y la ciudad de Barcelona como escenario son sus credenciales. El resto, la habilidad de la autora para tenernos en vilo de la primera la última línea. Los amantes del género negro deberían lanzarse sobre sus libros sin perder tiempo.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidsuVhge_d8LGF_Wrs4v73IYkBOnyN17A4MXaUVUPwxJDDu7mBVtOXlxJUrch9tksEyDwaa9LG0Tz3bpmDVCgQe30mGrnFIcW9DYEwKMYn4MteaOUjM37KEXAT-cavApxxnKwGKLo2nWZ6/s1600/Susana.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidsuVhge_d8LGF_Wrs4v73IYkBOnyN17A4MXaUVUPwxJDDu7mBVtOXlxJUrch9tksEyDwaa9LG0Tz3bpmDVCgQe30mGrnFIcW9DYEwKMYn4MteaOUjM37KEXAT-cavApxxnKwGKLo2nWZ6/s320/Susana.jpg" width="256" /></a>—<strong>La literatura de temática gay se está "normalizando". Ya no se trata el asunto sólo como rareza. En ese sentido, su protagonista podría convertirse en una especie de abanderada de este fenómeno, ¿no cree?</strong>
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—Sí, es cierto que poco a poco se trata la temática gay desde un punto de vista mucho más natural e inclusivo tanto en el la televisión como en la literatura. La verdad es que se agradece que se dejen a un lado ciertos tópicos. Es importante narrar sin estridencias ni dramas el mundo gay o lésbico. Desde luego, en ningún momento he tenido la intención de convertir a Santana en abanderada de nada, pero por lo que parece, el personaje está llegando a los lectores y eso puede ser una baza a favor de esa “normalización”. Si así es, bienvenido sea. </div>
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—<strong>La novela negra se tiene por un género tradicionalmente masculino, pero usted parece dinamitar también ese axioma. ¿Es consciente?
</strong></div>
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<strong></strong> </div>
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—No cabe duda de que la novela negra es por tradición masculina y bastante machista. El papel de la mujer suele ser secundario, de ayudante del policía o detective protagonista, o de mujer fatal en las novelas clásicas. Un poco al hilo de la pregunta anterior, los tópicos y los estereotipos están para ser dinamitados. Sin embargo, no pensé en ningún momento cuando perfilaba a Santana y a Vázquez que dos subinspectoras de policía fuesen algo tan fuera de lo común. Tengo cierta facilidad para escribir sobre el universo femenino y por ese motivo elegí a dos mujeres como protagonistas.
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—<strong>Si tuviera que emparentarse con cinco escritores de género negro, ¿a quiénes elegiría?</strong>
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—<strong>Patricia Higsmith</strong>, <strong>Henning Mankell</strong>, <strong>Ruth Rendell</strong>, <strong>Vázquez Montalbán</strong>, <strong>Raymond Chadler</strong>.
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgHOKQHyYRUv92OxTbflJeE305RcPiVbb89wqbEyS7HJ6U8oo4VpkxW4eaU0VgyrUebAdKgHXyG3HvULNXKJ-yISIZQRaE6qfc-S7qRtIKMxzPfYwLx-lHqzttJhiDs-EKLvlm9gf3IGNs0/s1600/Susana+Hernandez+1.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgHOKQHyYRUv92OxTbflJeE305RcPiVbb89wqbEyS7HJ6U8oo4VpkxW4eaU0VgyrUebAdKgHXyG3HvULNXKJ-yISIZQRaE6qfc-S7qRtIKMxzPfYwLx-lHqzttJhiDs-EKLvlm9gf3IGNs0/s320/Susana+Hernandez+1.jpg" width="240" /></a>—<strong>La mención de Carvalho o Méndez, los personajes de Vázquez Montalbán y González Ledesma, parece obligada al hablar de sus novelas. ¿Qué le une a ellos?
</strong></div>
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<div style="text-align: justify;">
—En primer lugar, es un honor la simple mención de <strong>Vázquez Montalbán </strong>y <strong>González Ledesma</strong>, referentes de la novela criminal barcelonesa. Supongo que el vínculo con ellos es Barcelona como espacio común y por extensión una cierta forma de entender la vida, más mediterránea, más relajada, con humor, que se refleja en las novelas y en las personalidades de los personajes.
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—<strong>La Barcelona del crimen es casi un género en sí mismo. ¿Por qué la eligió como escenario de sus novelas?
</strong></div>
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<strong></strong> </div>
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—Porque soy barcelonesa. Probablemente, si hubiese nacido en Madrid o en Vigo, no habría elegido Barcelona que está bastante explotada como escenario criminal, pero es mi ciudad y no me he podido resistir. Me apetecía escribir de mis calles, de mis playas, incorporar la ciudad a la historia y a las vidas de las protagonistas.
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<div style="text-align: justify;">
—<strong>¿En qué trabaja ahora?
</strong></div>
<div style="text-align: justify;">
<strong></strong> </div>
<div style="text-align: justify;">
—En estos momentos me estoy peleando con la tercera entrega de la serie de Rebeca Santana que espero tener lista para dentro de un año, aproximadamente. </div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5469260436604953448.post-46349451942451863472013-02-02T00:02:00.000+01:002013-02-03T23:25:08.005+01:00Pablo Martín Sánchez: "Un rigor mal entendido puede derivar en rigor mortis"<div style="text-align: justify;">
<i><b>Entrevista de Care Santos<br />Fotos de Pierluigi Greco y Teresa López Pellisa</b></i></div>
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<br /></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1hAPK_wSvGMPZOLe9fGCXQ0JNXYbiTkQ7vOjcQugcuLLMxd_BWX3gD9GoJTgJFW6UIY1ZsQDedoKLdr1WX9e4G-iufbeU3yXeIzBR1e5HSdBzB3hReJf4_e6LPxt9IHELDcc5ZaLVS9qJ/s1600/PMS-1.png" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1hAPK_wSvGMPZOLe9fGCXQ0JNXYbiTkQ7vOjcQugcuLLMxd_BWX3gD9GoJTgJFW6UIY1ZsQDedoKLdr1WX9e4G-iufbeU3yXeIzBR1e5HSdBzB3hReJf4_e6LPxt9IHELDcc5ZaLVS9qJ/s400/PMS-1.png" width="344" /></a>—<b>Usted empieza su novela hablando del poder del azar en nuestras vidas. Pero al azar hay que saber escucharle, ¿no? ¿Cómo escucha usted al azar?</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
—Con suspicacia. El azar en la vida es estupendo, pero en la escritura es peligroso: puede funcionar muy bien como material literario, pero no como método de trabajo. Ya decía Italo Calvino aquello de que «la poesía es la gran enemiga del azar» y no puedo estar más de acuerdo: si me dan a elegir entre escribir un poema dadá y una sextina, elijo la sextina. En cualquier caso, al azar no hay que escucharlo, pues si te quedas escuchando corres el riesgo de no oír nada: el azar hay que provocarlo.<br />
<br />
<b>—Su anterior libro fue una colección de relatos. ¿Cómo ha sido el salto de los textos cortos a una novela de 600 páginas?</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
—El protagonista de uno de los relatos de <i><b>Fricciones</b></i> es el autor de una novela titulada <i><b>E</b><b>l anarquista que se llamaba como yo</b></i>, así que se podría decir que ha sido un salto al interior de mi propia obra. Una obra que concibo no tanto como una rayuela en la que alcanzar el cielo, sino más bien como un tablero de ajedrez habitado por un caballo que tiene prohibido pasar dos veces por la misma casilla. El primer salto me ha llevado a cambiar muchas cosas, incluso la manera misma de trabajar, pero sobre todo una: el aliento. Yo que he sido atleta conozco bien la diferencia entre un velocista y un fondista: para escribir un libro de relatos hay que tener mentalidad de esprínter; para escribir una novela hay que asumir el espíritu del maratoniano. Se podría decir que con <i><b>E</b><b>l anarquista que se llamaba como yo</b></i> he aprendido a respirar.</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
<b>—Da la impresión de que está usted obsesionado con la meticulosidad histórica, el rigor, el dato, la cita. ¿La novela histórica debe ser rigurosa, en su opinión?</b><br />
</div>
<div style="text-align: justify;">
—Depende de lo que entendamos por riguroso. Si se trata de anteponer el rigor histórico al literario, no creo que deba serlo: yo soy de los que prefieren el anacronismo al anacoluto. Además, un rigor mal entendido puede derivar en <i>rigor mortis</i>, convirtiendo la obra literaria en un artefacto anquilosado, sin vida. Y el detalle debe servir justo para lo contrario: para encender la chispa de lo auténtico. <b>Marguerite Yourcenar</b> tiene un artículo muy interesante, titulado «Tono y lenguaje en la novela histórica», en el que viene a decir algo evidente: que no hay que obsesionarse con la verdad, sino con la verosimilitud; y que si hay que hacer algún sacrificio, que sea la Historia y no la historia la primera en pasar por el altar. Bueno, quizá <b>Yourcenar</b> no diga exactamente eso, pero eso es exactamente lo que yo quiero decir. Lo cual no me libra del virus de la meticulosidad: puedo llegar a ser puntilloso hasta el extremo de preguntar a cuatro amigos físicos cuál debe ser la longitud, la densidad y el diámetro de una viga de madera para que el protagonista de mi novela pueda colarse en la alcoba de su amada.<br />
<br />
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWki8d4Fy9wOCs0KQkHAKpRD565VbqzbHztv9R_XjzCF8IhjuxSzf0WQEp4XwVbRg_qg9XZKQeBTkkMv4KSCZekUOh1QOr8DMTCA0COx3cjFGf8QjzpBwJr0UjRaLNgh5DaJfzWDPLQZmK/s1600/PMS-3.png" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWki8d4Fy9wOCs0KQkHAKpRD565VbqzbHztv9R_XjzCF8IhjuxSzf0WQEp4XwVbRg_qg9XZKQeBTkkMv4KSCZekUOh1QOr8DMTCA0COx3cjFGf8QjzpBwJr0UjRaLNgh5DaJfzWDPLQZmK/s400/PMS-3.png" width="344" /></a><b>—¿No cree que siendo usted un confeso admirador de Queneau o Calvino habrá quien tome su novela por una invención?</b><br />
<strong></strong> </div>
<div style="text-align: justify;">
—El término «novela histórica» no deja de ser un feliz oxímoron: toda novela es invención, y el que diga lo contrario miente. Basta que en un relato histórico se cuele un elemento de ficción para que el resto quede bajo sospecha. Es cierto que en <b><i>El anarquista que se llamaba como yo</i></b> he pretendido difuminar las fronteras entre realidad y ficción. Pero si hablamos de literatura, la verdad y la mentira no son más que prejuicios estéticos.<br />
<b><br />—Hay varios homenajes en la novela. El primero, a Blasco Ibáñez. ¿Cuál es su relación con el autor?</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
—Más bien fría, je, je. Hay muchos homenajes, ciertamente, pero quizá los más importantes sean los menos evidentes. En el caso de <b>Blasco Ibáñez</b>, yo no hablaría de homenaje. De hecho, es un autor al que he leído poco; o, como diría un amigo, lo he leído con displicencia. Digamos, más bien, que se cruzó en mi camino y no me quedó más remedio que convertirlo en personaje. </div>
<br />
<b>—Creo que ahora escribe microcuentos, ¿para compensar? ¿Para desintoxicarse?</b><br />
<br />
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—Para desintoxicarme no, ¡eso sería reconocer que estaba intoxicado! Pero para compensar quizá sí. Cuando terminé la novela, necesitaba un cambio, dar un nuevo salto en ese tablero de ajedrez del que hablaba antes. Y elegí el microrrelato fantástico. Durante dos meses escribí uno todos los días, intentando comprobar si era cierto aquello que decía Cortázar de que escribir novelas es el mejor entrenamiento para escribir buenos cuentos. Me habría encantado poder decir que escribí una novela de seiscientas páginas para escribir después un microrrelato perfecto de seis palabras. Pero no: el método más seguro para escribir un buen cuento es escribir seiscientos.</div>
<br />Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5469260436604953448.post-60882613125819588612013-01-26T00:02:00.000+01:002013-01-26T11:09:23.926+01:00Isabel Cienfuegos: “No sé si el ser humano está más conformado por células o por historias”<div style="text-align: justify;">
<strong>Isabel Cienfuegos</strong> (Madrid, 1954) es neumóloga y escritora, profesiones ambas que en su caso se complementan para aportarle una visión particular de la vida que se plasma en su escritura. Escribe desde los trece años y siempre ha sido una lectora voraz. Alumna desde hace bastante tiempo de los Talleres de Escritura Creativa de <b>Clara Obligado</b>, ha publicado varios cuentos en antologías y revistas. <strong><em>Mañana los amores serán rocas</em></strong> es su primer libro en solitario. En esta entrevista nos habla de sus referentes literarios, de su amor por la literatura y de las emociones que despertó en ella el tener entre las manos su primer libro.<br />
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<i><b>Entrevista de María Dolores García Pastor.</b></i>
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—<strong>Lleva muchos años escribiendo y ha publicado algunos de sus relatos en revistas y antologías conjuntas, ¿qué se siente al tener en las manos su primer libro en solitario?</strong>
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—Ver el libro editado me emocionó muchísimo. Conocía la portada en imagen, había visto el texto en PDF, pero el “objeto libro” es algo más: un tacto, un peso, el grosor de las páginas, el tamaño, los colores de la imagen, el tipo de las letras, hasta el olor. Todo me sorprendió agradablemente, a pesar de conocer el cuidado y la calidad con la que edita Cuadernos del Vigía. Por otro lado tuve una sensación de extrañeza, de desconocimiento, como si no fuese mío, como si me regalasen un libro ajeno. Al parecer es algo que sienten muchos autores, y quizá tenga que ver con que los textos publicados, de alguna forma, se independizan del autor. Y también lo he vivido como la confirmación de un compromiso con la escritura, una especie de salvoconducto para dedicarme a ello de una manera más intensa.</div>
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—<strong>Contaba en la presentación de <i>Mañana los amores serán rocas</i> que desde siempre ha mantenido una relación muy especial con la literatura como lectora pero, ¿cuándo empezó a escribir?</strong>
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—Empecé a escribir de una forma habitual hacia los doce o trece años. Cuentos, poemas, notas personales, y también pequeñas obras que representaba para mis hermanas en un teatro de títeres que era uno de mis juguetes preferidos. Desde entonces he escrito de forma habitual, aunque mi compromiso con la literatura aumentó desde que entré en contacto con <b>Clara Obligado</b> y su taller y con la publicación de mis primeros cuentos en antologías y revistas.
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—<strong>¿Qué es para usted la escritura?</strong>
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—Para mí la literatura es el territorio del placer. El placer de entrar en historias distintas de la propia, de conocer el mundo y lo que somos, de comunicarnos con otros más allá del tiempo, el espacio o las barreras culturales, manteniendo una conversación personal, íntima muchas veces. También el placer del sonido y el ritmo de las palabras, de la construcción del texto, del tejido de significados. Incluso el objeto libro, como ya he dicho, es fuente de placer. Leer me permite acceder a estos placeres que otros han preparado para mí. Escribir es, además, el placer de encontrar la historia y la manera en que va a ser contada. Y publicar, el placer de poder participar un poco más en esta conversación que es la literatura.
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—<strong>Es usted escritora pero también es médico, como dice uno de sus personajes “no está reñido lo literario con la ciencia”. Pero, ¿qué cree que aporta, en su caso, la medicina a la literatura y viceversa?
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—Mi vocación por la medicina nace, lo mismo que la vocación literaria, de la extrañeza, de la necesidad de explicar lo que somos, lo que nos ocurre a los seres humanos. Para mí estas dos vocaciones no solo no han sido antagónicas, salvo por el hecho de que exigen las dos mucho tiempo, sino que se complementan de una manera que me es difícil explicar. Me produce un intenso placer ver la parte metafórica y narrativa de las explicaciones científicas. Y, después de muchos años de ejercicio de la medicina, no sé si el ser humano está más conformado por células o por historias. </div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEha8-XoTal5ifXDALbqOzn5ES24xdxpjdUCLnY5fgV3mIgRvngk7XeXN3ZJywlfZReMW08ckEarupcDMDOfXpL6BLi2RTgj6_gHhBMrpLwAR-yKMCpK399PcdHn0Po6z2JrKZ99sQyHcnnJ/s1600/Isabel+Cienfuegos.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEha8-XoTal5ifXDALbqOzn5ES24xdxpjdUCLnY5fgV3mIgRvngk7XeXN3ZJywlfZReMW08ckEarupcDMDOfXpL6BLi2RTgj6_gHhBMrpLwAR-yKMCpK399PcdHn0Po6z2JrKZ99sQyHcnnJ/s400/Isabel+Cienfuegos.jpg" width="341" /></a>—<strong>¿Qué va a encontrar el lector en <em>Mañana los amores serán rocas</em>?</strong>
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—Mañana los amores serán rocas es un libro de cuentos. Cuentos que tratan del amor y de las trasformaciones del amor. Se habla de diferentes tipos de amor. Amor maternal, erótico, amor a la manada, a la ciencia, amor que quiere trasformar a otro o amor de amigo. El libro tiene una secuencia temporal. El orden de los cuentos va desde la infancia hasta las edades maduras que contemplan el final de la vida. El único relato que no sigue la secuencia temporal ascendente es el primero, que cuenta la historia de una persona joven, narrada en presente y que trascurre en la época actual. Éste es un relato del ahora, pero con un guiño temporal hacia atrás, a <i><b>Tiempo de silencio</b></i>, de <b>Martín Santos</b> que dialogaba a su vez con <i><b>El árbol de Ciencia</b></i> de <b>Baroja</b>, ambos médicos, por cierto.
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—<strong>Se mueve usted muy bien en las distancias cortas, relato y microrelato, ¿qué tiene la ficción breve que le gusta tanto?</strong>
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—Cada historia pide su forma. Pero es cierto que la ficción breve tiene algo especial. Cuenta con que cada frase y a veces cada palabra le trae al lector otras historias y más de un significado, lo que permite narrar con muy poco texto. Así que hay que elegir muy bien. Es como un puzzle endiablado en el que entran también, y a veces sobre todo, los silencios. Al hacerlo se tiene que mirar con mucha atención cada palabra/pieza antes de colocarlas. Se piensa mucho en ellas, se las acaba conociendo mejor y cogiendo más cariño si cabe. Y cuando se encuentra el lugar en el que multiplican su capacidad de contar, hay un placer muy especial. Tanto, que es un poco adictivo, puede convertirse en una obsesión, como dicen que les ha pasado a un grupo de escritoras actuales que se autodenominan “microlocas” </div>
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—<strong>¿Ha pensado alguna vez embarcarse en una novela?
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—De momento sigo escribiendo relatos, aunque la extensión de cada uno de ellos es diferente según lo que se quiere contar. No descarto que alguna vez esto requiera un formato más largo.</div>
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—<strong>¿Por qué eligió como título ese verso de Lorca?</strong>
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—El título forma parte de un verso de <strong>Lorca </strong>del poema <strong><em>Oda a Walt Withman</em></strong>, insertado en una estrofa que cito: <em>Puede el hombre, si quiere, conducir su deseo / </em><em>por vena de coral o celeste desnudo. / </em><em>Mañana los amores serán rocas y el Tiempo / </em><em>una brisa que viene dormida por las ramas. </em>Esta estrofa, de una belleza sobrecogedora, y que me ha acompañado a lo largo de mucho tiempo, se me impuso mientras estaba finalizando el libro, como si hablara de él en su conjunto y lo resumiera con la inigualable capacidad de nombrar que tienen los buenos poetas. Y el núcleo, de lo que hablaban los cuentos, estaba ya dicho en esas palabras que he tomado prestadas para el título y que son también un homenaje, y la expresión de cómo la literatura es una conversación interminable.<br />
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—<strong>Se nota en su escritura que es una gran lectora, ¿nos podría decir cuales han sido sus autores de referencia, aquellos que cree que han marcado su obra?
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—Creo que todo lo que se lee marca de una forma u otra. <b>Levis Carroll</b> y su Alicia y el Robinson de <b>Defoe</b> me sedujeron muy pronto metiéndome en el otro lado del espejo y, con <b>Kipling</b>, llenaron mi infancia de historias. <b>Cervantes</b>, <b>Quevedo</b>, <b>Baroja</b> y <b>Valle-Inclán</b> me llegaron en el colegio junto a <b>Tolstoi</b>, <b>Flaubert</b>, <b>Turguénev</b> y <b>Chéjov</b> que se ha quedado lo más a mano posible. A <b>Martín Santos</b> también lo leí por primera vez entonces y lo he releído con asombro más tarde. <b>Proust</b> me deslumbró desde la primera juventud y le he frecuentado toda la vida. Luego vinieron las <b>Brontë</b> y <b>Poe</b>, <b>Rulfo</b>, <b>Arlt</b>, <b>Cortázar</b>, <b>Borges</b>, <b>Virginia Woolf</b>, <b>Colette</b>, <b>Nabokov</b>, <b>Henry Miller</b>, <b>Mercè Rodoreda</b>, les Marguerites (<b>Duras</b> y <b>Yourcenar</b>), <b>Calvino</b>… Y desde luego <b>Cervantes</b>; en el <b><i>Quijote</i></b> está casi todo y no se puede encontrar a la primera, hay que volver de vez en cuando. Pero también les debo muchísimo disfrute a <b>Irene Nemirovsky</b> y <b>Natalia Ginzburg</b>, <b>Capote</b>, <b>Carver</b>, <b>Bowles</b>, <b>Kavafis</b>, que es un poeta muy narrativo, <b>Flannery O'Connor</b>, <b>Sylvia Plath</b>, <b>Carson McCullers</b>, <b>Dorothy Parker</b>, <b>Clarice Lispector</b>… Siempre he sido muy ecléctica. Últimamente estoy fascinada por <b>Coetzee</b>, <b>Alice Munro</b> y <b>Bolaño</b>. Y desde luego seguro que también me han influido <b>Clara Obligado</b> y algunas compañeras del taller como <b>Carmen Peire</b> y <b>Carola Aikin</b> con quienes tengo mucha complicidad, y escritores actuales que admiro como <b>Andrés Ibáñez</b>, <b>Julián Marías</b>, <b>Monzó</b>, <b>Neuman</b>, <b>Merino</b>, <b>Tizón</b>, <b>Ana Mª Shua</b>, <b>Brasca</b>, <b>Muñoz Rengel</b>, <b>Paul Viejo</b>, <b>Jesús Ortega</b> y Ó<b>scar Esquivias</b>… Y seguro que me dejo alguno que recordaré luego. Todos ellos me han proporcionado muy buenos ratos y muchísima envidia sana, de la que vale para tomar nota y aprender. <br />
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—<strong>Cuando una acaba de leer su libro se queda con ganas de más, ¿tiene algún nuevo proyecto en vistas?
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—Sí, de momento sigo escribiendo relatos. Y creo que se están reuniendo. Igual tienen intenciones comunes, y se juntan, y forman otro libro. No me extrañaría nada. </div>
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